Luis Manuel Esculpí 11 de diciembre de 2016
@lmesculpi
Pueden
anunciar el adelanto de la Navidad, encender la cruz del Ávila con bombos y
platillos, Colocan trastos en algunas avenidas simulando adornos navideños.
Villeguitas puede proclamar: “Que nada impida la alegría, la fe y el optimismo
en este fin de año”…Ya antes Bernal había declarado: que “este año habrá
navidades felices y hallacas con los CLAP”. Intentan camuflar lo evidente.
Pretenden decretar la alegría y el ambiente navideño.
Los
deseos y la fraseología no producen efectos mágicos. Huyen hacia adelante,
lucen impotente ante la trepidante inflación, le atribuyen el alza vertiginosa
del paralelo a una página web. Se ensancha cada vez más la brecha entre su
retórica y la realidad. La terca y dura realidad. El optimismo es solo
aparente. En la intimidad están conscientes del desastre y de sus
incapacidades, se niegan a admitirlo públicamente porque lesionaría su fin
último; mantenerse en el poder a toda costa.
En su
desespero procuran una jugada para paliar la situación por este mes, se les
ocurrió experimentar con una suerte de Dakazo parte II, obligando a los
comerciantes a rebajar los precios marcados entre un 30 y un 50%. El inicio del
“operativo” en Sabana Grande les resultó un fiasco, en el conocido centro
comercial especializado en electrónica, el público los obligó a desalojar el
local escoltados por un numeroso grupo de Guardias Nacionales.
Sin
embargo no es descartable que en lo que falta para finalizar el año intenten
imponer su experimento, llevando a la quiebra a numerosos comercios, que no
están en posibilidades de superar las consecuencias del “operativo” y reponer
inventarios para continuar desarrollando su actividad.
No se
trata de mitigar algunos efectos momentáneamente, el problema es de mucha mayor
entidad, lo urgente es producir un golpe de timón, un viraje radical de la
política económica, para lo cual el gobierno está imposibilitado, por ser
prisionero de vetustos cánones y de fórmulas fracasadas en todo el planeta.
Entre
tanto el país luce agobiado, presa del desaliento. Hay que rebuscarse para
vivir. Las perspectivas no son halagadores. La inconstitucional y arbitraria
suspensión del referéndum revocatorio este año, ha sido un factor catalizador
de la incertidumbre. Los venezolanos teníamos cifradas nuestra esperanza en que
a través de esa consulta popular podríamos lograr el cambio político, e iniciar
una senda de reinstitucionalización que nos posibilitará producir las
transformaciones y nos permitiría retomar una ruta de progreso en paz.
Las
fuerzas democráticas están ahora nuevamente colocadas frente a un gran desafío:
aún manteniendo su visión estratégica de propiciar el cambio por una ruta
constitucional, pacífica y electoral, definir una política para la actual
coyuntura que establezca la reconexión con la base social opositora. La manera
como se aborde la continuación de la mesa de diálogo hoy, podrá significar un
importante avance en esa dirección.
El
otro requisito indispensable para avanzar es atender al reclamo imperioso de
recomponer la unidad, aún en medio de la diversidad, se requiere definir los
espacios comunes para alcanzar los objetivos y metas, la conducción acertada,
para el accionar unitario. La MUD ha asumido en el pasado retos de iguales o
mayores dimensiones y los ha resuelto con mucho tino. Esta vez lo mínimo que
podemos aspirar es que nuevamente se imponga la sensatez, la unidad de
propósitos, no sólo por el bien de las fuerzas alternativas y por la necesidad
de sustituir este modelo fracasado, también y por encima de todo, para beneficio
de la mayoría de los venezolanos que han expresado su voluntad de cambio. Se
trata nuevamente de rescatar la esperanza, ese es uno de los desafíos del
presente!
@lmesculpi
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