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jueves, 22 de diciembre de 2016

Egoísmo venezolano, por @deoliveira2112



HERNÁN DE OLIVEIRA 21 de diciembre de 2016

“El único egoísmo aceptable
es el de procurar que todos estén bien
para estar uno mejor.”
Jacinto Benavente


En el último trimestre del año, como en una de esas coincidencias, pareciera que el tiempo transcurre a mayor velocidad, por una parte, el deseo de muchos en que se adelantara el reloj para ver si se concretaba el referéndum revocatorio, por otro lado para que cobrar las utilidades, por otro lado “para que se acabe este año fatídico” llegué oír, y así por el estilo. Pues en ese transcurrir del tiempo, pienso que identifico como común denominador el hecho que frente a las crisis, el venezolano se torna más egocéntrico, perdemos la perspectiva del colectivo, el sentido del bienestar común, la visión de unión, al punto que tal como comenté en mi último escrito, nos estaríamos convirtiendo en una suerte de grinch, donde no es que exactamente odiemos la navidad, pero que nos resulte indiferente ante las fechas, o por lo menos complicado “montar la navidad”, dice mucho de nosotros mismos.

            Al describir ciertos hechos, que me parecen visibles a la masa de la población en lo cotidiano, percibo que: se encuentra un producto alimenticio de difícil acceso ¿y cuál es la reacción inmediata?: venderlo más caro al vecino; se desmaya alguien dentro del metro y muy poco se presta auxilio al convaleciente; los transportistas exigen aumento del costo del pasaje y esto se hace de manera unilateral; un presidente es capaz de colocar una medida de antemano irracional que moviliza de mala manera a un país, para terminar modificando la orden que de igual forma perjudica la dinámica que se intenta tener durante la navidad.

            Todo ello conserva un tronco común: el egoísmo.

            Por definición, el egoísmo es un amor desmedido y desproporcionado hacia sí mismo, dedicándose a atender sus propias necesidades y caprichos. Esto ubica a la persona en una posición donde el Otro es poco o nada relevante, a menos que le sea útil para algo, en consecuencia, la relación con la sociedad, con las personas en general, será de tipo mercantilista, o sea, se basa en transacciones.

            Tales transacciones casi nunca cumple el viejo adagio que reza el “ganar-ganar”, donde ambos se beneficien, más bien atiende el aspecto donde el egoísta procura adquirir más espacios privilegiados y obtener más y más elementos, producto de tener más opciones, y dichas opciones aparecen al alcanzar posiciones de poder.

            Que recientemente se haga noticia que un presidente latinoamericano, en un referéndum donde deseaba optar a un cuarto mandato haya salido derrotado, ergo, insista en buscar alternativas jurídicas para postularse, no es otra cosa que una aberración alimentada por el egoísmo; que un alcalde impida el paso hacia al municipio capital para protestar, dando espacios solo a sus adeptos es egoísmo; que un presidente adopte medidas económicas basadas en una guerra que aun no logra demostrar, es egoísmo; que el mismo pueblo le venda a sus congéneres productos a precios exorbitantes, es egoísmo.

            ¿Dónde se origina el egoísmo? Como en todo proceso psicológico, cuenta con una historia natural. Y esta empieza a temprana edad y supeditado a los modelos tenidos durante las primeras etapas de la vida, cuando nuestros cuidadores no nos ponen límites en nuestros deseos, donde no tenemos consecuencias ni sanciones al cometer faltas, donde crecemos en hogares donde se valora la individualidad y nos divertimos con el sufrimiento ajeno. Ejemplos muy simples ayudan a ver como evitar el egoísmo: si en la escuela una maestra nos enseña a compartir una merienda con alguien que no pudo traer, aprende a desprenderse y comedirse a sí mismo; si se tiene una prenda de vestir que no se usa, esta puede regalarse a quien no posee; incluso, desde una óptico algo más compleja, el que un estudiante de primaria denuncie con su maestra a un compañero de clases que se está copiando, es un acto de combate hacia el egoísmo, ya que el que se copia, por no estudiar o por no saber, acude a cualquier cosa para obtener una aprobación. Eso es egoísta.

            En Venezuela, estamos muy subsumidos a nuestro corto “cuadro de seguridad”. Se delega la responsabilidad en los líderes políticos para que resuelvan nuestra crisis, eso es egoísta; estamos en época navideña y lo único que está en la mente es el tema comercial (comprar regalos, viajar, adquirir comida, tener efectivo) y estamos concentrados en lo propio; pese a la crisis, damos la espalda cuando el protagonista de esta historia es el ciudadano anónimo, el de a pie, el cotidiano, que al llegar a preocuparse por el bienestar de todos, lograría hacia sí mismo, estar mejor.

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