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lunes, 5 de diciembre de 2016

Salvar el año por @garciasim


Por Simón García


Descendemos hacia un infierno de país. La peor gestión presidencial, con la cual nadie querrá identificarse, está disolviendo a todas las instituciones y arruinando aceleradamente a toda la sociedad.

Venezuela entró al pavoroso período especial con el que los regímenes de socialismo totalitario amurallan un cautiverio colectivo, privado de pan y de libertades. Maduro se propone gobernar contra la Constitución y fuera del Estado de Derecho. Es muy difícil que desande ese camino sin una fuerte presión popular, institucional y de las organizaciones internacionales.

La presencia de Maduro es nociva para el país. No es un deseo polarizado, porque opositores y seguidores del gobierno lo comparten. Todos admiten que no habrá soluciones a la crisis económica sin un cambio de presidente, de gobierno y de modelo.

Para aferrarse al poder escogió una línea de autocratización combinada con una democracia de sombras chinas. La  revolución está por encima de la Constitución y su gobierno fuera del Estado de Derecho. Las prótesis autoritarias que sustituyen al  TSJ y el CNE son sus operadores.

Hay que salvar el 2017. Los objetivos deben revisarse en términos de reducir la base de apoyo que sostiene el gobierno, establecer relaciones con los indecisos y los seguidores del proyecto oficialista en desacuerdo con Maduro, tener un mensaje público de institucionalización de la Fuerza Armada, estimular la activación de las organizaciones sociales  y  trabajar las alianzas para formular el programa, los criterios y las bases para la formación de un gobierno de integración nacional.


Nos vamos a topar con una complicada situación. Nos acecha la explosión de la crisis que puede llevarse por delante a gobierno y oposición. Otro riesgo es que tomen fuerza las actitudes de desesperación y los llamamientos tipo marcha a Miraflores, detrás de los cuales se agazapa la frustración, la desesperanza y la pérdida de las  ganas de luchar

La contradicción principal en Venezuela es un conflicto de sobrevivencia entre la cúpula oficialista y el país. Hay que atreverse a asumir  ese choque asimétrico como un conflicto de poder, dedicándose a construir las herramientas que hoy faltan para materializar el cambio político.

La MUD, tiene a su favor a más del 80% de la población, la razón constitucional, el poder legislativo y la opinión internacional. ¿Qué es lo que requiere para plantarse, de cara al país, como la única opción de gobierno con capacidad para  relanzar la economía de marcado, renovar la  democracia y contar con un programa de  mejoramiento no populista de los sectores débiles económicamente?

Las decisiones inmediatas de la MUD son decisivas para asegurar victorias que conduzcan al cambio. Tiene que arriesgar, recuperar su agenda y tomar una ofensiva, incluso dialogando, para que la rabia popular se convierta en conciencia, organización y objetivos claros frente a los radicales del gobierno y los resucitadores de la antipolítica.

04-12-16




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