Enrique Meléndez 04 de diciembre de 2016
Francisco
Rodríguez, presidente del Fondo para la Investigación y Mejoramiento de la
Productividad, afirma que el sector de las pequeñas y medianas empresas, tanto
manufactureras, como de servicios, es el más golpeado con la actual crisis
económica. Según el ingeniero, los decretos de aumentos salariales son una de
las causas de esta situación.
¿Cómo
influye en Venezuela el triunfo de Donald Trump como presidente de Estados
Unidos?
Yo
creo que hay que ponerle mucha atención a esta victoria de Trump. Eso tiene un
fondo bien importante para el tema de la productividad y para el tema de la
coeficiencia. En el siglo XXI es clara ya la tendencia de que el trabajador no
se valora solamente por sus habilidades manuales, sino también por sus habilidades
intelectuales.
Ya el
trabajador tiene que estar integrando equipos, comunicándose y estableciendo
nuevos elementos donde la robótica es clave, y el trabajo no es sólo un
esfuerzo físico. Esa realidad lleva entonces a que un trabajador desde su casa
pueda estar en la fábrica, haciendo cosas, porque les puede mandar la
información, y eso a través de un robot ser incorporado al producto que está
saliendo.
Eso te
lo digo, porque no deja de ser casual que en EEUU, tanto en California como en
Nueva York, ganó la propuesta demócrata, mientras que en los estados del oeste
medio ganaron los republicanos. Es interesante, porque es ahí donde estos
cambios tecnológicos no han estado realizándose y han quedado rezagados en su
desarrollo, y hoy en día las propuestas se basan en cómo tú puedes incorporar
el paradigma Google a las nuevas fábricas que tienen necesariamente que existir
en diversas partes del mundo, así como en cada sitio y en cada localidad tiene
que haber empleo. Pero a costa de calificar y valorar cada vez más a las personas
como entes, que producen conocimientos y como entes que incorporan sus
conocimientos al trabajo.
El
otro tema es el de la coeficiencia: no es mentira lo del calentamiento global,
a pesar de que Trump lo niegue. No es mentira que se firmó el Acuerdo de París,
donde quedó establecido un acuerdo mundial para que la temperatura no llegue a
subir más de dos grados, y eso está implicando un cambio en las tecnologías que
van a depender de energías limpias, y eso es una noticia que tiene que ser
tomada por Venezuela.
Más
allá de que el señor Trump pueda poner un oleoducto adicional, que va a traer
graves consecuencias ecológicas, porque va a venir desde Alaska hacia EEUU; más
allá de que puedan haber búsquedas desastrosas para petróleos dentro de EEUU,
nosotros como nación tenemos que ver también que la perspectiva no puede
constituir la de ser aliados de Trump, en echar toneladas de CO2 a la
atmósfera, porque el planeta se está calentando.
La
perspectiva debiera ser no destruir la selva Amazónica bajo esa noción
irresponsable del Arco Minero, sino la perspectiva debe ser la de integrarnos
cada vez en una mejor calidad de vida y, obviamente, la industria petrolera en
Venezuela tendrá muchos años para desarrollarse, pero puede hacerlo
incorporando cada vez tecnologías más limpias, y eso va a implicar montarse
también en los cambios de patrón del consumo energético hacia tecnologías más
limpias.
¿En
qué situación se encuentra la productividad empresarial hoy en día? ¿Se ha
incrementado el cierre de empresas?
Todas
las evidencias muestran que estamos ya en menos de cinco mil empresas
manufactureras. Un dato de referencia: en el año 1998 teníamos once mil. Pero
si nos comparamos con lo que debiéramos tener, debiéramos estar muy por encima
de las quince mil empresas para poder acercarnos al deber ser de un país, que
tiene una densidad, y algo que uno puede decir que está al alcance nuestro,
como es Chile, que tiene más de ciento y pico mil de empresas manufactureras
hoy en día funcionando.
Sin
empresas no hay bienestar. Sin empresas no hay maneras de hacer sostenible una
economía, y la empresa manufacturera es uno de los rubros que debe estar
activado en plena capacidad. Pero también hay que entender que las empresas de
conocimiento, las empresas que pueden aplicarse en software, en aplicaciones,
en comunicaciones, son clave para poder desarrollarse a nivel del siglo XXI.
Los
datos que se tienen sobre la productividad son fatales. Los datos nos indican
que hay una pérdida de más del 50% de las empresas, que han venido cerrando.
Pero, además, que el promedio de la capacidad utilizada está alrededor de 35%.
Esa es una noticia terrible, y está así consecuencia de factores que no están
en las manos de la empresa: sin materia prima no se puede poner a funcionar una
empresa; y para adquirir la materia prima, eso está cercenado por la
posibilidad de obtener divisas, si son productos que vienen del exterior.
Pero
también si son productos que vienen de Venezuela, como el caso de la industria
de alimentos, que puede utilizar, y sería lo ideal, productos que se den en
nuestros campos. Resulta que la permisería que hay que realizar para poder
obtener materia prima constituye un viacrucis.
Ahí
tienes el caso de esta semana, que ha sido muy nombrado, donde empresas Polar
ha estado señalando el peligro que hay de que pueda parar sus plantas
procesadoras de harina de maíz, porque no tiene materia prima en proceso. Pero
ese no es el único rubro, sino que también ahí interviene el hecho de que el
precio del producto es puesto con el criterio de un funcionario del Estado, que
hace que haya empresas cuyo capital de trabajo se va deteriorando y cuyo
capital de trabajo implica que no pueda afrontar las deudas cotidianas, y eso
ha llevado a cerrar empresas.
Esta
situación, además de inflación general, en la cual el régimen solamente lo que
hace es estimularla mediante la impresión de monedas sin respaldo, está
implicando es que las empresas tengan que aumentar el precio de sus productos,
debido, además, a los decretos de aumento del salario mínimo cada cierto
tiempo. Mientras, la productividad está bajando por lo que las ventas se ven
limitadas, y eso es el perfecto esquema de perder-perder. Ni las empresas
pueden fortalecerse, ni el cliente lograr obtener los productos que está
necesitando, y el trabajador se ve cada vez más limitado y deteriorado.
¿Cuál
es el sector empresarial más golpeado por estas circunstancias?
Yo
diría que el sector de las pequeñas y medianas empresas, tanto manufactureras
como de servicios. Porque estos cambios, que te he dicho, planteados de esta
manera, resultan graves y uno los puede ver en la cotidianidad. En los centros
comerciales tú ves menos locales abiertos y eso es producto de esta realidad.
Por
ejemplo, en el caso de la empresa manufacturera, tú ves que se trata de un
sector que no puede funcionar en una burbuja aislada. La empresa manufacturera
forma parte de cadenas de producción. O sea, que necesita insumos que son
producidos por otras empresas o tienen que ser adquiridos a través de
mecanismos que, al no existir, hacen que esta empresa, que puede estar lista
con todos sus equipos y maquinarias para su operatividad, no pueda funcionar.
Eso está pasando.
De
modo que tienes realidades como, por ejemplo, la industria automotriz que está
casi al borde del cierre. Está trabajando a menos de 1 por ciento de su
capacidad instalada. Hay empresas cuya denominación jurídica está funcionando,
porque están esperando que haya nuevas posibilidades, pero no están
produciendo. Y si no están produciendo, lo que están es acordando las
obligaciones con sus trabajadores por responsabilidad social en muchos casos y,
efectivamente, con una perspectiva de reconstruir al país.
¿Cómo
está la industria de los alimentos?
La
industria de los alimentos se encuentra en una situación de asedio en estos
momentos por la serie de controles, por la forma como se han manejado los
presupuestos de divisas para importar y, en particular, por la innumerable
permisología y cadenas de alcabalas que a cualquiera empresa le resulta
realmente demasiado oneroso el poder funcionar bajo ese esquema.
Es
obvio que la industria de alimentos sigue funcionando, pero lo hace, de acuerdo
a la información que dio el presidente de Cavidea, a no más del 35%. Cuando
tenemos la realidad de una sociedad, que pide a todo grito poder comprar
alimentos y poder superar la situación, que ya nadie puede decir que no la conoce;,
porque está a la vista de todos, y está expresada en escasez.
Otra
industria que está en una situación muy comprometida es la industria
farmacéutica, en donde uno puede ver al asistir a las farmacias que los
productos, sean de la marca que sean y de la denominación que sea, no se
consiguen.
¿Qué
explica el hecho del asedio a las empresas Polar?
Yo
creo que ese es un tema que escapa a la lógica económica. El asedio a las
empresas es un tema, ciertamente, que expresa una concepción la sociedad, donde
unos son los que la dirigen y otros los que tienen que obedecer. El presidente
Maduro cuando dijo que la oposición debía acostumbrarse a dejarse gobernar,
creo que expresa la concepción que abriga.
Según
esa visión, lo que estaría haciendo con tanto asedio es garantizar que empresas
Polar siga produciendo, pero es que las evidencias han sido absolutamente
claras: esas empresas han seguido funcionando, a pesar del Gobierno. Las
amenazas de que van a expropiar, ya han mostrado la noción palpable de que toda
aquella empresa que pasa por esta situación, se traduce en empresa que no sigue
produciendo.
De
modo que yo diría que en el momento en que cese tanta verborrea y tanta manera
de decir las cosas de las formas que no son, el país tiene que encontrar la
manera de fortalecer las empresas, además que cada empresa pueda tomar las
decisiones que más le convengan, y no que un funcionario de un ministerio, de
una alcaldía o de una alcabala le dé permiso para funcionar. Eso no quita que
en la reconstrucción del país, efectivamente, el rol que debe jugar el Estado
sea menor. Al contrario, lo que tiene que hacer es reconocer que no hay forma
de que la sociedad pueda construir su bienestar, sino trabajando, y ese trabajo
se va a expresar en empresas que tienen que ser productivas y competitivas.
Economía
del siglo XXI
¿Qué
incidencias tiene el proyecto de reforma de la Ley Orgánica de Ciencia,
Tecnología e Innovación actualmente en el área empresarial venezolana?
Es
bien importante que se comprenda que cada vez más en Venezuela necesitamos
desarrollar una economía competitiva, una economía sostenible, una economía que
sea capaz de sustentar un nivel de vida adecuado y de acuerdo a las realidades
y parámetros del siglo XXI. No podemos conformarnos con tener un nivel de vida
del siglo XIX cuando lo que teníamos era malaria, difteria y otras enfermedades
que ya son tratables con un mínimo de organización social y de salud pública.
Esta
reforma viene a ser un anhelo clave ante la confiscación que significó la ley
vigente en su modo actual, es decir, la ley vigente desde el 2010, y en donde
se obligaba a las empresas a darle un 0,5%, 1% o 2%, dependiendo del rubro de
producción de cada sector, al Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología. Estamos
hablando de unas magnitudes muy grandes. En el país es importante que se
financie, que se tenga una idea de que hay que invertir en ciencia, tecnología
e innovación. Pero no puede ser que el Estado confisque esos montos, que deben
dedicar las empresas, para luego ellos repartirlos y, de acuerdo a la escasa
información que se tiene, dada la opacidad que caracteriza a este Gobierno, es
que no llega a incidir de manera importante en los indicadores que pueden dar
evidencias de que se está haciendo ciencia, tecnología e innovación de manera
adecuada y fructífera.
Esa es
la realidad en la que se inserta este proyecto de reforma de la LOCTI que yo
considero que es muy pertinente, muy necesario. Pero tiene que ser hecho bajo
una noción que permita y facilite que las empresas, que son los elementos
claves, además de la oferta que está representada por los científicos, por las
universidades, por los institutos de investigación y desarrollo tecnológico,
puedan realmente utilizar esos fondos para fortalecerse, mejorar su
competitividad y hacerse cada vez más sostenibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico