Por Piero Trepiccione
Recientemente tuve la
oportunidad de asistir a una conferencia del reconocido
historiador Reinaldo Rojas, donde hizo mención de un interesante
ejemplo que nos puede dar luces en estas nuevas particularidades históricas que
se están asomando en el horizonte inmediato en la Venezuela actual. Decía Rojas
que hace apenas veinte años, en el imaginario popular de nuestra
población, estaba sembrada la idea de un héroe militar que pusiera
orden en el Estado asociado a autoridad y mando. Ahora las cosas son
absolutamente diferentes.
Existe la convicción
generalizada que un civil vinculado a la productividad y al mundo
empresarial, es quien puede sacar el país adelante. Es decir, la propia gente
hace relecturas y reinterpretaciones de acuerdo a las circunstancias
que le toca vivir y produce escenarios factibles para que se hagan realidad.
Hace veinte años apareció Chávez como producto de ese fenómeno colectivo.
Hoy es probable que aparezca un civil.
En tal sentido, este 23-E
pudiera también experimentar semejante peculiaridad. Es una fecha
que reflejó en un primer momento una vocación de libertad y renacimiento
de la democracia en 1958. Luego, desde la reinterpretación oficial y con hechos
políticos soportados en la polarización tomó otras significaciones asociadas
más bien al militarismo y al híper liderazgo centralizador. Se perdió en
el imaginario popular el espacio que tal fecha había tenido durante
décadas y fue diluido su valor simbólico. No obstante, nos encontramos en una
nueva coyuntura.
¿Cómo
pudiera resignificarse y resembrarse la fecha del 23 de enero de cara
al momento-cumbre actual? Es importante destacar que cualquier cambio que se
produzca en el imaginario de una sociedad produce en el corto o mediano plazo,
impactos políticos. Eso lo hemos estado apreciando en los procesos de
rearticulación ciudadana que se han venido presentando en diferentes regiones y
espacios del país durante las últimas semanas.
Los docentes realizando
asambleas y protestas en torno a sus reivindicaciones socioeconómicas.
Las enfermeras, los médicos y todo el sector salud en general.
Los profesores universitarios y sus diferentes gremios. Los
sindicatos de trabajadores de entes públicos y organizaciones
comunitarias, de derechos humanos y diferentes áreas de acción que han
unificado visiones para poder reconstruir y orientar el tejido social amplio y
mayoritario de la población, para convertirlo en una mayoría política capaz de
ser un vector de fuerza transformadora de la realidad. Por tanto, las
convocatorias efectuadas de cara a esta fecha pueden ser el aliciente del
impacto político del pensamiento popular.
El 23-E para reflotar la
democracia
Otro elemento importante, es
que aunque los partidos políticos han venido operando para lograr
la reunificación política, han cedido el protagonismo en los actores del
descontento que son precisamente, aquellos que viven en carne propia, la severa
crisis económica actual. Esto, pudiera ser, una enorme contribución al proceso
de oxigenación necesario para reflotar con fuerza a la democracia
venezolana en los próximos años.
Los errores cometidos en el
pasado reciente parecen haber influenciado esta conducta actual. Es una buena
señal y los resultados a corto y mediano plazo pueden tener impactos positivos
en el realineamiento entre el descontento generalizado de la población
venezolana y un liderazgo articulador con fines muy bien focalizados y
absolutamente transparentes. Algo estrictamente necesario para recuperar la
confianza y la credibilidad.
El 23-E puede ser
una ventana al relanzamiento del concepto de la democracia tanto para
Venezuela como para el continente entero. Demasiados ojos están pendientes de
la situación del país. Ojalá el liderazgo esté a la altura de las
circunstancias y sea esta fecha una oportunidad para la alta política. Esa
que ayuda a construir y reconstruir sobre la base de la inteligencia y la
civilidad.
No se puede permitir que los
cantos de sirena, las visceralidades promovidas desde las redes sociales y los
individualismos egocéntricos se apoderen de la belleza de la construcción
colectiva de un sueño. La responsabilidad es enorme y es de todos. No se vale
tercerizarla.
20-01-19
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