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miércoles, 23 de enero de 2019

23-E y los cambios en el imaginario colectivo por @polis360



Por Piero Trepiccione


Recientemente tuve la oportunidad de asistir a una conferencia del reconocido historiador Reinaldo Rojas, donde hizo mención de un interesante ejemplo que nos puede dar luces en estas nuevas particularidades históricas que se están asomando en el horizonte inmediato en la Venezuela actual. Decía Rojas que hace apenas veinte años, en el imaginario popular de nuestra población, estaba sembrada la idea de un héroe militar que pusiera orden en el Estado asociado a  autoridad y mando. Ahora las cosas son absolutamente diferentes.

Existe la convicción generalizada que un civil vinculado a la productividad y al mundo empresarial, es quien puede sacar el país adelante. Es decir, la propia gente hace relecturas y reinterpretaciones de acuerdo a las circunstancias que le toca vivir y produce escenarios factibles para que se hagan realidad. Hace veinte años apareció Chávez como producto de ese fenómeno colectivo. Hoy es probable que aparezca un civil.

En tal sentido, este 23-E pudiera también experimentar semejante peculiaridad. Es una fecha que reflejó en un primer momento una vocación de libertad y renacimiento de la democracia en 1958. Luego, desde la reinterpretación oficial y con hechos políticos soportados en la polarización tomó otras significaciones asociadas más bien al militarismo y al híper liderazgo centralizador. Se perdió en el imaginario popular el espacio que tal fecha había tenido durante décadas y fue diluido su valor simbólico. No obstante, nos encontramos en una nueva coyuntura.

¿Cómo pudiera resignificarse y resembrarse la fecha del 23 de enero de cara al momento-cumbre actual? Es importante destacar que cualquier cambio que se produzca en el imaginario de una sociedad produce en el corto o mediano plazo, impactos políticos. Eso lo hemos estado apreciando en los procesos de rearticulación ciudadana que se han venido presentando en diferentes regiones y espacios del país durante las últimas semanas.

Los docentes realizando asambleas y protestas en torno a sus reivindicaciones socioeconómicas. Las enfermeras, los médicos y todo el sector salud en general. Los profesores universitarios y sus diferentes gremios. Los sindicatos de trabajadores de entes públicos y organizaciones comunitarias, de derechos humanos y diferentes áreas de acción que han unificado visiones para poder reconstruir y orientar el tejido social amplio y mayoritario de la población, para convertirlo en una mayoría política capaz de ser un vector de fuerza transformadora de la realidad. Por tanto, las convocatorias efectuadas de cara a esta fecha pueden ser el aliciente del impacto político del pensamiento popular.


El 23-E para reflotar la democracia

Otro elemento importante, es que aunque los partidos políticos han venido operando para lograr la reunificación política, han cedido el protagonismo en los actores del descontento que son precisamente, aquellos que viven en carne propia, la severa crisis económica actual. Esto, pudiera ser, una enorme contribución al proceso de oxigenación necesario para reflotar con fuerza a la democracia venezolana en los próximos años.

Los errores cometidos en el pasado reciente parecen haber influenciado esta conducta actual. Es una buena señal y los resultados a corto y mediano plazo pueden tener impactos positivos en el realineamiento entre el descontento generalizado de la población venezolana y un liderazgo articulador con fines muy bien focalizados y absolutamente transparentes. Algo estrictamente necesario para recuperar la confianza y la credibilidad.

El 23-E puede ser una ventana al relanzamiento del concepto de la democracia tanto para Venezuela como para el continente entero. Demasiados ojos están pendientes de la situación del país. Ojalá el liderazgo esté a la altura de las circunstancias y sea esta fecha una oportunidad para la alta política. Esa que ayuda a construir y reconstruir sobre la base de la inteligencia y la civilidad.

No se puede permitir que los cantos de sirena, las visceralidades promovidas desde las redes sociales y los individualismos egocéntricos se apoderen de la belleza de la construcción colectiva de un sueño. La responsabilidad es enorme y es de todos. No se vale tercerizarla.

20-01-19




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