Por Gregorio Salazar
Si algo caracteriza la
responsabilidad que el diputado Juan Guaidó ha asumido ante el país como
presidente interino es el sentido de urgencia que debe regir su accionar y, en
consecuencia, sin más dilaciones debe entrar a desbrozar el camino para cumplir
uno de los tres grandes objetivos que les propuso al pueblo venezolano cuando
lo convocó a darle su apoyo: elecciones libres.
Obviamente, estas elecciones
deben ser de carácter general pues todas las recientes han tenido en su origen
y desarrollo, con excepción de las legislativas del 2015, los mismos rasgos de
ventajismo, ilegalidad e inconstitucionalidad que los comicios del 20 de mayo
pasado en los cuales Nicolás Maduro se alzó con la presidencia de la República.
Gobernadores, alcaldes, legisladores regionales y concejales deben surgir de
procesos electorales realizados con imparcialidad y transparencia y
garantizando la más amplia participación de todos los sectores.
Estamos partiendo, claro
está, del supuesto de que el aislamiento y las presiones internacionales
sumadas a la inmanejable crisis económica y humanitaria que crece con las horas
terminen de derrumbar de una vez por todas a un régimen que se ha cerrado a
todos los llamados a rectificar y abrirse a negociaciones para que Venezuela
retome la senda de la democracia.
Hasta el jueves de esta
semana, cuando esto se escribía, había señales de que el Fiscal General podía
emprender acciones contra Guaidó y la Asamblea Nacional para lo cual ya ha
dejado servida la mesa el TSJ con su sentencia de anulación de la elección de
la directiva de la AN. El propio Guaidó ha alertado sobre esa posibilidad. Pero
esto probablemente no haría sino generar nuevas sanciones y presiones y precipitar
el final de quien usurpa la presidencia de la república y su reducido círculo
de cómplices.
La celebración cuanto antes
de nuevas elecciones con todas las garantías de ley y control internacional es
el punto coincidente entre las declaraciones de gobiernos y organizaciones
internacionales, aun de que aquellos como la Unión Europea que no expresó
explícitamente su reconocimiento a la juramentación de Guaidó.
Desde hace mucho tiempo se
le exigió a la AN la renovación de los poderes y se le ha reprochado acremente
que no haya procedido a la elección de un nuevo CNE. Ese paso hubiera
seguramente generado una reacción del régimen similar a la criminalización y
persecución de quienes fueron electos como miembros del TSJ, hoy en el exilio.
Pero la AN pudiera designar desde ya una comisión que comience a trabajar el
tema e ir diseñando una hoja de ruta que le sirva a quienes llegada la
oportunidad procedan a asumir la dirección del CNE para la realización de los
comicios.
Ese equipo, sin necesidad de
ser electo ni juramentado por la AN como rectores del CNE, puede adelantar su
labor sin riesgos de persecuciones judiciales, potenciar el debate electoral y
avanzar en la visibilización general de las condiciones y pasos requeridos.
Incluso, eventualmente sus integrantes estar entre quienes finalmente resulten
seleccionados para conformar la directiva del nuevo CNE. Pero es necesario
ganar tiempo en la ruta hacia objetivo que es hoy necesidad imperiosa.
Maduro y su cúpula se
cierran sobre sí mismos y no aceptan otra visión de la realidad que aquella que
les justifica su permanencia en el poder. Con absoluta obstinación se niegan a
permitirle al país la salida electoral porque están seguros que serían
arrasados por la voluntad democrática del pueblo al que hoy condenan a un
abismo. Prefieren antipatrióticamente dejar que la crisis escale a niveles de
holocausto.
Por supuesto, quizá a esta
hora el régimen ya ha dado la única respuesta que tiene para todo aquel que le
ofrece alternativas democráticas al pueblo venezolano: represión y cárcel.
Guaidó debe mantenerse en libertad a como dé lugar.
Maduro coloca el fiel de la
balanza, otra vez, en las bayonetas de los militares. Pero el reto de los
venezolanos es demostrarle que somos dueños de nuestro propio destino. Y, tal
como lo hizo el 23 de enero con su multitudinaria presencia en la calle,
advertirle que no somos ni seremos Cuba: estamos de pie luchando por nuestra
Libertad.
27-01-19
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico