Por Edward Rodríguez
¿Quién se lo iba a imaginar?
En tan solo 29 días, sino menos, de lo que va de 2019, la llama de la
esperanza se volvió a encender en los venezolanos, y vaya de qué manera.
Cuando todo lucía sombrío,
oscuro, cuando los análisis apuntaban a que este sería el peor año para
Venezuela, a cinco días de haber llegado, todo cambió desde el seno del único
poder legítimo y autónomo de Venezuela: la Asamblea Nacional.
Ese despertar de la
esperanza y de sentir que el futuro con el que tanto se ha soñado y por el que
se ha luchado, fue lo que le devolvió Juan Guaidó al país desde que
asumió la presidencia del Parlamento y 18 días después, es decir, el 23 de
enero, fue juramentado como Presidente encargado de Venezuela, tal
como lo establece la Constitución.
Un líder circunstancial, o
no, en este momento ese joven de 35 años y oriundo del estado Vargas, tiene la
responsabilidad histórica, junto a un gran equipo conformado por los factores
de la Unidad, de enrumbar al país hacia la transición que según ha dicho en
reiteradas ocasiones, pasa por el cese de la usurpación, gobierno de transición
y elecciones libres.
A los venezolanos, dentro y
fuera del país, les toca seguir firmes en esta lucha que no es, ni será nada
fácil. Veinte años durante los que saquearon, desmantelaron y hundieron a
Venezuela, no se recuperan de un día para otro, pues las soluciones mágicas no
existen; así que toca tener paciencia y mucha disposición para reconstruir la
patria que no pudieron robarse por completo gracias a la resistencia de quienes
sin perder la esperanza, lucharon sin descanso.
¿Qué viene ahora? Fortalecer
la unidad entre el pueblo y los dirigentes políticos porque sin duda, juntos es
como se han alcanzado las metas trazadas. Viene también el reencuentro,
el perdón; que no se confunda con impunidad; no compremos esa tesis
radical.
En el futuro todos son
necesarios
Trabajar por un mejor
futuro, por un país de progreso y esperanza demanda de la participación de
todos; todos son necesarios. No se puede voltear la tortilla y hacer, o peor,
ser, lo que tanto se criticó y combatió en estas dos últimas décadas; la
polarización debe acabar para poder avanzar y más nunca repetir los errores del
pasado que tanta sangre y lágrimas ha costado.
El futuro está comenzando,
está andando y queda en manos de cada venezolano seguir trabajando en
él para afianzarlo, sobre todo para blindarlo y dejarle una Venezuela libre a
nuestros hijos, que merecen y tienen derecho de crecer en una nación que les
garantice salud, educación, seguridad y oportunidades de desarrollo en el
ámbito personal y profesional.
Cierro este artículo con la
siguiente frase de Winston Churchill: “El político se convierte en
estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las
próximas elecciones”.
29-01-19
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