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jueves, 24 de enero de 2019

Es hora de hacer maletas, Nicolás por @froilanbarriosf



Por Froilán Barrios


¿Qué ha pasado en Venezuela en 2019 para que en tan solo 15 días se haya desatado una rebelión ciudadana que ha puesto en jaque mate a la dictadura madurista? Veamos, hasta finales de 2018 la dirigencia política opositora convocaba a marchas, huelgas generales y todo género de manifestaciones, cuyo resultado derivaban en poca audiencia y auditorios vacíos, lo que hacía frotar las manos de los esbirros connotados del régimen bajo la creencia de tener todo atado y bien atado hasta 2025.

Tan solo se aceleró la aguda protesta social a escala nacional registrada por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) como respuesta al brutal paquetazo económico de la reconversión monetaria de agosto 2018. La mayor parte del récord anual histórico de 12.715 protestas en 2018 fue endosada a manifestaciones por los ruinosos servicios públicos, precaria alimentación y reclamos laborales de gremios y sindicatos del sector público.

Curiosamente, durante la gestión madurista iniciada en 2013, la protesta ciudadana por derechos políticos tuvo dos vértices, en 2014 y 2017, en cuyo desarrollo no tuvo incidencia el reclamo laboral; ahora en 2019 se han combinado las dos fuentes de protesta, la sociolaboral y la política, que surgió como una chispa al pronunciarse con firmeza la Asamblea Nacional ante la grotesca usurpación de Nicolás Maduro el pasado 10/01/2019.

Este nuevo contexto generó una química explosiva en la conciencia ciudadana que ha abierto las compuertas de la esperanza a la rebelión popular expresada en los cabildos abiertos, asambleas de ciudadanos, donde la población, sintiéndose apoyada por la comunidad internacional, olfatea que es posible finalmente ajustar cuentas contra un régimen criminal que mantiene la hambruna como política de Estado, que persigue y hostiga a todo opositor, llámese diputado, sindicalista, militar, estudiante, quienes engrosan por centenas las cárceles de nuestro país, que se ha enriquecido bajo la corrupción y la venta prostituida de nuestros bienes a Rusia, China, Cuba y capital privado trasnacional de las empresas mixtas petroleras que horadan nuestro suelo patrio.


Así como John Reed escribiera hace un siglo los 10 días que estremecieron al mundo, estas 2 semanas marcan una lección para todos en nuestro país, para la dirigencia opositora es el momento de no abusar más de la nobleza de la población venezolana, quien ha conocido la muerte de 150 jóvenes en dolorosas jornadas y que los ha hecho diputados, gobernadores, alcaldes y concejales, para luego perder el rumbo en múltiples derrotas.

Entre tanto, para Nicolás el usurpador es la hora final, la de decisiones cruciales ante un pueblo que demostrará hoy, 23 de enero, que su tiempo se acabó como mandatario nacional, manifestado por el pueblo cuando vocea: “No mas bonos, no mas CLAP, solo queremos que se vaya Nicolás”. La movilización general en esta fecha patria significará un nocaut fulminante a las pretensiones de mantenerse en el poder, cuya exigencia para bien de todo un país que ansía la paz, la convivencia, alimentación, salud y el retorno de la diáspora es su renuncia inmediata a la Presidencia y la convocatoria en el plazo constitucional de 30 días a elecciones generales a fin de reinstitucionalizar la nación herida.

De no escuchar la voz del pueblo que manifestará por millones de ciudadanos hoy 23 de enero, en la capital de la República y en todas las capitales de estado y municipios de Venezuela, ha llegado el momento propicio para que los venezolanos preparemos un gran paro cívico nacional para la reconquista de la democracia y la derrota definitiva de la tiranía.

23-01-19




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