CEV 22 de enero de 2019
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El 23
de enero de 1958:
hito histórico para la democracia Venezolana.
1. El 23 de enero de 1958 es una fecha histórica para todos los
venezolanos. Es un signo inspirador del triunfo de la racionalidad social ante
el abuso del poder; de la unidad del pueblo que se hallaba débil ante la
desarticulación de un régimen de atropellos, de corrupción y de represión que
encubría dentro de sí todos los males que un gobierno autoritario puede tener.
2. Desde esa fecha el país marchó en vía de desarrollo, con una democracia
que siendo perfectible, logró hacer germinar en varias generaciones los valores
inherentes a ella: el mundo de libertades, separación de poderes, el valor de
la alternabilidad en el poder, la solidaridad y participación ciudadana, la
descentralización, el derecho de asociación, la libertad de expresión e
información y muchos otros elementos, que aunque no llegaron perfectamente a
una efectiva instalación en la realidad venezolana, influyeron para que la
conciencia democrática se enraizara profundamente en la población.
Lamentablemente, el deterioro de la vida democrática por factores conocidos por
todos abrió las puertas a que se fuera introduciendo un régimen de gobierno en
el que muchos cifraron sus esperanzas, pero que, a la postre ha resultado
contrario a los principios de la ética social y al respeto de la dignidad
humana.
3. Hoy nos encontramos nuevamente con otro 23 de enero, a los 61
años de aquel acontecimiento que fue significativo en la lucha de la civilidad
ante la barbarie. Lo hacemos siendo conscientes del sufrimiento al que ha sido
sometido el pueblo venezolano por la acción gubernamental, y hoy “vive una
situación dramática y de extrema gravedad por el deterioro del respeto a sus
derechos y de su calidad de vida, sumido en una creciente pobreza y sin tener a
quien acudir. Es un pecado que clama al cielo querer mantener a toda costa el
poder y pretender prolongar el fracaso e ineficiencia de estas últimas décadas:
¡es moralmente inaceptable!” (Exhortación del Episcopado Venezolano. 9-01-2019,
n.2).
4. Ante esta realidad que la hemos calificado de tragedia nacional,
es notorio que la mayoría del pueblo pide un cambio de rumbo que pasa por un
período de transición hasta elegir nuevas autoridades nacionales. La
experiencia reciente de los cabildos abiertos, instrumento constitucional, ha
permitido que los ciudadanos se expresen abiertamente. En ellos la población ha
manifestado el descontento generalizado al considerar ilegítima, por su origen,
la juramentación para un nuevo período presidencial, que ha abierto “una puerta
al desconocimiento del Gobierno porque carece de sustento
democrático en la justicia y en el derecho” (n.3). “Urge, por tanto, asumir el
clamor popular de un cambio, de una concertación para una transición esperada y
buscada por la inmensa mayoría” (n.2).
5. Las marchas organizadas para este 23 de enero, en todo el
territorio nacional, constituyen un signo de esperanza, algo nuevo que está
comenzando a generarse en nuestro país: cambios necesarios para el desarrollo
humano integral de cada persona y de todas las personas, pero siempre en
democracia y de acuerdo a la Constitución Nacional.
6. Estas marchas no son el final del camino, sino un signo de
futuro en proceso que debemos construir entre todos, sin excepción. No podemos
cargar todo el peso de las responsabilidades a una sola persona ni a una sola
institución, pues somos una nación y como tal debemos enfrentar las
dificultades; por lo tanto,
“como ciudadanos y como instituciones nos toca asumir las
responsabilidades que nos competen para mejorar la actual situación y recuperar
el país con sus valores y potencialidades (…) los Venezolanos no podemos ser
simples espectadores de lo que sucede en el país, pues somos ciudadanos y, como
tales, actores de primer orden (…) Esto exige la articulación de todos los
sectores sociales, promoviendo la creatividad y proactividad de muchas personas
en la búsqueda de soluciones” (Id. n.5).
7. Exhortamos como ciudadanos a la Fuerza Armada Nacional y a los
diversos órganos de seguridad del Estado para que protejan a la población, la
acompañen y respeten con un sentido cívico ante las demandas de sus derechos y
de nuevas realidades en el contexto de lo político. Proteger a los ciudadanos,
es decir, al pueblo al que pertenecen sus propias familias y que sufren las
mismas calamidades, debe ser lo que inspire el salir a las calles uniformados. “La
defensa de la libertad ha costado mucha sangre y muchos sufrimientos” (n.5). En
este sentido deben atender al clamor de sus hermanos venezolanos para que todo
transcurra en paz.
8.
Sabemos que existen grupos
anárquicos que generan violencia. A estos grupos son los que deben frenar los
órganos de seguridad del Estado en defensa de la población civil que marchará
de forma pacífica. Obedezcan a su conciencia como venezolanos. El valor de la
vida y la libertad son indiscutibles, no se negocian, y
“Dios no quiere que por el sometimiento a injusticias sufra el
pueblo” (Id. n.2). De igual modo hacemos un llamado a dichos grupos, cualquiera
que sea su signo y orientación, para que se unan a la sana convivencia y a la
concordia que tanto piden los venezolanos, dejando a un lado todo tipo de
violencia.
9. El 23 de enero debe ser, además, un día de reflexión y oración.
Somos un pueblo creyente y orante. Pedimos a la Santísima Virgen de Coromoto,
patrona de Venezuela, que cuide a cada venezolano, a las
familias, en su búsqueda de bienestar y libertad, e invitamos a todos a rezar
la oración por Venezuela:
“Jesucristo, Señor Nuestro, acudimos a ti en esta hora de tantas
necesidades en nuestra patria. Nos sentimos inquietos y esperanzados, y pedimos
la fortaleza como don precioso de tu Espíritu. Anhelamos ser un pueblo
identificado con el respeto a la dignidad humana, la libertad, la justicia y el
compromiso por el bien común.
Como hijos de Dios, danos la capacidad de construir la
convivencia fraterna, amando a todos sin excluir a nadie, solidarizándonos con
los pobres y trabajando por la reconciliación y la paz. Concédenos la sabiduría
del diálogo y el encuentro, para que juntos construyamos la civilización del
amor a través de una real participación y la solidaridad fraterna.
Tú nos convocas como nación y te decimos: Aquí estamos Señor,
junto a nuestra Madre, María de Coromoto, para seguir el camino emprendido y
testimoniar la fe de un pueblo que se une a una nueva esperanza. Por eso todos
juntos decimos: ¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia! Amén”
Con nuestra bendición.
Caracas, 22 de enero de 2019.
José Luis Azuaje Ayala Mario
Moronta Rodríguez
Arzobispo de Maracaibo Obispo de San Cristóbal
Presidente
de la CEV 1er
Vecepresidente de la CEV
Raúl Biord Castillo José Trinidad Fernández Angulo
Obispo de La Guaira Obispo Auxiliar de Caracas
2° Vicepresidente de la CEV Secretario
General de la CEV
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