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miércoles, 17 de febrero de 2021

Marianella Herrera: “Tenemos que iniciar los programas de compensación nutricional y con ayuda internacional” por @contrapuntovzla

Por CONTRAPUNTO

“Nos tenemos que sentar a conversar y dejar a un lado los egos, los individualismos y pensar en el bien común”, señala la médica experta en nutrición

Venezuela pasó de anaqueles vacíos y colas para conseguir productos a los anaqueles llenos, pero a precios imposibles de pagar. “Hoy día el problema es de acceso”, subraya Marianella Herrera, médica y especialista en nutrición.

Durante el programa Con tres puntos, transmitido por la cuenta en Instagram de Contrapunto, Herrera enfatizó que “la disponibilidad de alimentos no está tan mal; son alimentos importados, lujosos y de otras culturas y de otras latitudes, pero están allí. Si tuvieras el dinero para comprar todo eso, vas y lo compras al precio que sea, porque la alimentación es básica, es elemental”.


Herrera retrocede y advierte que la crisis alimentaria venezolana tuvo un proceso de instalación lenta, que dio algunas señales que tal vez pasaron desapercibidas en su momento. Recuerda la ley de tierras y las expropiaciones, registradas “en un momento en que había un boom de ingresos petroleros”, y acota que por eso “pasó inadvertida la merma de la producción de alimentos a escala nacional”.

Venezuela “podía producir hasta el 70% del consumo interno de alimentos”, y eso “se sustituye por una gran cantidad de importaciones”.

Herrera señala que el caso “Pudreval” (alimentos importados destinados a la red pública de alimentos que se pudrieron) ocurrió en 2011, y un año después la FAO felicita a Venezuela por la lucha contra la desnutrición.

Desde hace cuatro años “estamos rondando un 30% de desnutrición crónica en niños menores de cinco años”, refiere, y apunta que el proyecto de emergencia social de la Fundación Bengoa y la UCAB encontró 33% de niños con retardo en el crecimiento, lo que muestra hambre desde el embarazo.

En Venezuela también hay hambre oculta, la que no se observa a simple vista. La persona a lo mejor se ve bien, pero al hacerle un examen de sangre “encuentras que tiene anemia, un déficit de vitaminas y minerales que van a tener consecuencias negativas sobre su desarrollo cognitivo, su desempeño psicomotriz”. En comunidades muy pobres del país la mitad -o más- de los niños menores de cinco años puede presentar anemia por falta de hierro.

Incluso detrás de los “cauchitos” puede haber hambre oculta, insiste Herrera.

En su trabajo de campo Herrera ha detectado, incluso, ceguera por carencia de vitamina A. Una situación similar fue encontrada en Cuba por el médico venezolano Rafael Muci, aun cuando el régimen cubano culpó a una supuesta guerra bacteriológica.

“El año pasado nos encontramos con un par de casos, y lamentablemente por la pandemia no pudimos hacerles seguimiento”, comentó. “Las madres nos decían que los niños nacieron con visión, y de repente, no; y tienen signos que parecieran compatibles con deficiencia de vitamina A”.

La médica recuerda que seguridad alimentaria incluye acceso, disponibilidad y bioutilización; es decir, poder comprar los alimentos, que estén disponibles, poderlos cocinar y la estabilidad de todo esto. “No sirve que la caja CLAP llegue cada seis semanas, porque en teoría comemos desayuno, almuerzo y cena todos los días. Cuando esto no se logra, no tenemos seguridad alimentaria”.

Advierte que, por la pandemia de COVID-19, se puso a pelear la economía con la biología. “Necesitamos aislamiento social, medidas de higiene en un país que no tiene agua ni jabón. Le pedimos a la gente que se quede en su casa cuando necesita salir a trabajar para comprar alimentos; te dicen que si no los va a matar el COVID-19, los matará el hambre”. Es injusto “que se te haya puesto el mundo tan chiquito y tengas que decidir quedarte en tu casa para que no te mate el COVID-19, quedarte en tu casa esperando la muerte por hambre”.

En lo inmediato “tenemos que iniciar los programas de compensación nutricional y con ayuda internacional”, remarca. “Se necesita una conversación, que quizá no sea la más cómoda del mundo, para lograr acuerdos importantes en beneficio de los más vulnerables. ¿Quiénes salen perdiendo siempre? La gente más necesitada”.

Reitera: “Nos tenemos que sentar a conversar y dejar a un lado los egos, los individualismos y pensar en el bien común”.

-¿Entre quiénes?

-El sector privado, gobierno, academia y sociedad civil. Todos los sectores tienen que estar incluidos, porque cada uno de ellos tiene un rol. Hay que pensar en lo urgente y en lo importante, porque ¿cómo haces? Le puedo dar alimento terapéutico a un niño por 12 semanas, pero después tiene que comer en su casa un plato de comida digno, decente y en las mejores condiciones posibles. Y si eso no lo logramos, entonces de ahí no vamos a salir nunca. La manera de escribir una página nueva es pensar en esos dos niveles, como decía el doctor José María Bengoa.

-¿Necesitamos el apoyo del Programa Mundial de Alimentos?

-Cómo no.

-¿Por cuánto tiempo?

-Todas las ayudas son temporales, y por eso hay que pensar en ese otro nivel. Supón que hay una cosa estelar de todas las ayudas del Programa Mundial de Alimentos y digan “nos quedamos en el país dos, tres, cuatro, los años que sean. Pero ¿cómo sales de ahí? ¿Cómo no te vuelves dependiente? Porque programas de ayuda vuelven muy dependiente al país.

15-02-21

https://contrapunto.com/nacional/derechos-humanos/marianella-herrera-tenemos-que-iniciar-los-programas-de-compensacion-nutricional-y-con-ayuda-internacional/

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