Por Fernando Pereira
Maduro
anunció que será el lunes 25 de octubre el inicio de actividades presenciales
en todos los niveles educativos. La mayoría de los centros se mantienen a la expectativa
de si el anuncio se materializará. Otros centros han iniciado actividades en
modalidad virtual o semipresencial.
La
información sobre alguno de los regresos indica que se comenzó de una vez a dar
materia para aprovechar el tiempo, como si nada hubiera pasado en este tiempo.
Estrenar un nuevo año escolar después de año y medio presenta importantes
desafíos. Debe haber una transición emocional en el abordaje con los
estudiantes y comunidad educativa en general.
Un
estudio de UNICEF realizado con adolescentes de la región de América
Latina y el Caribe arrojó que el 27% de los participantes sufría de ansiedad y
el 15% de depresión. A esto se suma el aumento en conductas de riesgo y
problemas sociales.
El
49% de los casos atendidos en el Servicio de Atención Psicológica de Cecodap,
durante el primer trimestre de 2021, corresponden a alteraciones en el estado
de ánimo relacionados con los efectos generados por la pandemia, casi 10
puntos porcentuales más con respecto a 2020. La ideación suicida se
incrementó a 25,93 % en esos tres meses comparado con el 21,24 % de 2020.
El inicio del año va ser determinante
Posibilitar
espacios para poder saber cómo están nuestros estudiantes. Identificar con
ellos lo vivido y aprendido a nivel familiar y escolar. Evaluar el impacto
de los duelos y pérdidas que pueden haber sufrido. Cuando lleguen las
actividades semi o presenciales hay que pensar y priorizar cómo promover
y facilitar el reencuentro en el centro educativo.
Ese
primer día de clases debe ser un momento de celebración del encuentro, de
valorar las experiencias vividas durante este tiempo, el valor de los amigos y
de la familia, el reconocimiento a los profesores que lograron flexibilizar los
contenidos para adaptarlos a la realidad socioafectiva y del titánico
esfuerzo realizado por muchas de las familias.
Tiene
que ser un momento donde los estudiantes se sientan acogidos, que nos interesan
y encuentren motivos para seguir adelante a pesar de las dificultades. Hay
que generar espacios para abordar con ellos: ¿cómo nos sentimos?, ¿qué
esperamos de este nuevo año? ¿qué estoy dispuesto a aportar?
Educación emocional es clave
Durante
el periodo que llevamos enfrentando la pandemia, los expertos y las autoridades
han hecho un llamado importante a priorizar el vínculo entre docentes y
estudiantes por sobre la cobertura curricular, y velar por la salud mental de
niños, niñas y adolescentes, tal como lo ha destacado la UNESCO.
La educación académica y emocional deben mantener una sinergia desde el inicio
del año escolar. Educación emocional es el proceso de enseñanza de las
habilidades socio emocionales como un elemento esencial, para el desarrollo
humano con el objeto de capacitarnos para la vida y el aumento de nuestro
bienestar personal y social.
En la
medida en que trabajemos las habilidades socioemocionales se fortalecerán las
comunidades educativas, a través de la promoción de la resiliencia como factor
protector contra las violencias y discriminación. Se desarrollarán relaciones
positivas y la convivencia. Facilitarán dar un sentido y motivación a los
estudiantes que redundará en la permanencia escolar y el logro académico.
Escuelas resilientes
En
estos momentos es determinante que los centros educativos pongan en práctica
factores protectores: juegos, arte, sentido del humor, fe, esperanza,
reconocimiento de los pequeños logros alcanzados para buscarle sentido a la
vida personal y social.
En
estos momentos la prioridad debe estar centrada en la persona para que se
sienta valorada, solo así podrá fortalecer las capacidades requeridas para
afrontar una crisis como la que vivimos en el país.
07-10-21
https://efectococuyo.com/opinion/inicio-de-clases-con-educacion-emocional/
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