Por Luisa Pernalete
“Queremos Graduarnos es para mí
una puerta de oportunidades, lo es para muchos jóvenes como como yo. Nos brinda
además experiencias extracurriculares que nos permiten ver que nuestro
intelecto se puede expandir”. Eso dice Jesús, egresado en julio del Colegio
Roca Viva de Fe y Alegría. Desde que estaba en tercer año de bachillerato entró
al programa. Hoy estudia Contaduría en la Universidad Metropolitana, becado y
QG le sigue ayudando con unos gastos.
Como Jesús, en la gran Caracas
hay hoy 1.485 jóvenes de colegios de zonas populares que reciben la mano de
Queremos Graduarnos, hay 106 en diversas universidades públicas y privadas.
QG es una asociación civil, sin
fines de lucro, que busca minimizar la deserción escolar entre estudiantes de
comunidades populares. Nació en 1989. En un país que ya tenía un problema de
pobreza en un sector de la población que obligaba a jóvenes a dejar el liceo
por tener que trabajar. Si eso era en 1989, qué podemos decir ahora, con la
pobreza extrema creciendo, según los últimos datos de la Encovi.
Pero volvamos a los inicios. En
el seno del Rotary Club de Chacao comenzaron a otorgar algunas becas a
estudiantes de bachillerato con problemas económicos. Fueron ampliando el
número y siguió creciendo hasta independizarse del Rotary.
Su fundador, miembro del club
mencionado, Juan Silva, sigue al frente de la asociación y ha recibido
reconocimientos por esta iniciativa que se ha mantenido y que es cada vez más
necesaria en Venezuela.
El modelo es propio, flexible y
contextualizado. No se trata simplemente de becar a unos adolescentes con algo
de dinero para que no deserten del sistema escolar. Van más allá: les
acompañan, tienen actividades complementarias formativas para enriquecer su
educación, antes de manera presencial, ahora apoyados con las redes sociales.
Temas como educación sexual, autoestima, prevención del consumo de drogas,
proyecto de vida, resolución pacífica de conflictos…
Se benefician adolescentes de los últimos años del bachillerato, entre 14 y 18 años. Para su selección participan directivos y profesores de los planteles que están dentro del programa. Cooperan con inscripción, mensualidad y una especie de viático para gastos menores.
En total, colegios de 23
comunidades populares de la gran Caracas, tales como San Agustín del Sur,
Sarría, 23 de Enero, Valle Coche, La Vega, Antímano, Cota 905, La Pastora,
Petare, Filas de Mariche, Caucaguita… Por unos años tuvieron un capítulo en La
Victoria, pero la prolongada cuarentena ha complicado las posibilidades de esa
expansión. Hay que decir que en esas comunidades hay unos cuantos centros
educativos de Fe y Alegría.
Los beneficiarios del programa,
además de estudiar mucho, perseverar, deben cumplir con una labor social en las
comunidades donde estudian. Hay formación ciudadana, pues trabajan por el bien
común. Se van convirtiendo en líderes positivos en su familia, en sus escuelas
y en su comunidad.
En el 2018 comenzaron a hacer
puente con universidades, pues los chicos se graduaban de bachiller, habían
demostrado capacidad, esfuerzo, pero ahí se quedaban muchos. Entonces
establecieron alianzas con centros de educación superior, y hoy hay becados, o
con diversas ayudas, en la UCAB, la Alejandro Humboldt, la Unimet, la Francisco
de Miranda, la Cruz Roja, la UCV, la USB, el Colegio Universitario Jesús
Obrero, de Fe y Alegría en Catia… En total hay 106 jóvenes que ya habían sido
de Queremos Graduarnos durante sus estudios de bachillerato, y hoy siguen como
parte del programa en sus estudios superiores. Siguen participando de las
actividades extracurriculares. Tienen sentido de pertenencia.
Un pequeño equipo, Ana María,
Nyloha y Marinela, son unas especies de tutoras, profesoras guías que acompañan
a los adolescentes y jóvenes. Pude intercambiar con algunos participantes y
dicen estar muy agradecidos de ese acompañamiento.
Termino estas líneas con un
comentario de Kleiverth, uno de esos estudiantes que hoy está becado en la
Unimet y sigue siendo de QG: “En lo personal, pertenecer a Queremos Graduarnos
ha significado crecer, aprender y construir paulatinamente un futuro mejor
mediante la adquisición de valores y conocimientos. Me han ayudado de diversas
maneras. Una de ellas es el permitirme optar por una educación de calidad en
una universidad como la Unimet, Así mismo formar parte del equipo de
comunicación de QG, que me ha ayudado a mejorar mi redacción. También he de
destacar el apoyo constante que me han brindado la señora Ana María y la
profesora Nyloha, con buenos consejos en momentos difíciles”.
QG ayudó a 289 jóvenes a
terminar su bachillerato este año, pero el total de becados es de 1.485 como ya
apuntamos. ¿Qué tal si consiguen más patrocinadores o más gente se anima a
iniciativas como esta?
Hay que exigir, denunciar, pero
también hay que hacer algo para parar esta tragedia de nuestra educación
amenazada, de nuestros niños, niñas y adolescentes desprotegidos. Queremos
Graduarnos es una velita en medio del apagón que ilumina a muchos.
09-10-21
https://www.correodelcaroni.com/opinion/hagamos-las-paces/queremos-graduarnos/
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