Miguel Méndez Rodulfo Caracas 5 de julio de 2013
Un hecho que complica más el panorama
económico de China es que los créditos que otorga la banca en la sombra se
conceden atendiendo a criterios políticos y no financieros, esto es porque las
empresas paraestatales le dan préstamos a otras empresas con participación
pública, con lo cual no se mide el riesgo financiero, ni la conveniencia
económica de tales créditos. La burbuja crediticia según algunos analistas ha
llegado al 200% del PIB. En todo caso, para tener una perspectiva, cuando
Grecia fue rescatada su porcentaje deuda/PIB era de 140% y el de España
actualmente es de 85%.
El tamaño del sector bancario paralelo
de China no se sabe a ciencia cierta, pero agencias calificadoras estiman que
su volumen ha alcanzado aproximadamente el 60% del Producto Interno Bruto. La
banca en la sombra también ofrece préstamos a Pymes que no son tomadas en
cuenta por los grandes bancos estatales. En muchos casos, dichos préstamos son
empaquetados y vendidos a inversionistas ávidos de una ganancia fácil, de mejor
rentabilidad. Éstos compran dichos productos, sin saber cual es realmente su
garantía, desconociendo su calidad crediticia, pero en todo caso, procediendo
también a revenderlos. Total que se ha configurado la misma situación que
reventó en USA en 2008.
Por otra parte ha habido una explosión
de la deuda de los gobiernos locales o regionales, no registrada en las cuentas
oficiales del gobierno. La República Popular China administra, a nivel de
divisiones, 33 provincias, 333 prefecturas y 2.862 condados. Estos últimos, en
su inmensa mayoría, tienen autonomía para emitir deuda, y son tantos que es un
problema real lograr disciplinarlos fiscalmente. En este sentido China se
asemeja a la Argentina del efecto tango, que durante los años 90 tuvo una
crisis fiscal derivada del gasto ilimitado y dispendioso de las regiones, que
no necesitaban autorización del gobierno central para emitir deuda.
Los problemas financieros de China y
sus graves deficiencias ambientales, son a juicio del FMI la señal inequívoca
de que su modelo de desarrollo debe cambiar por estar agotado en sus premisas
fundamentales. Dada la debilidad de la economía global al gigante asiático no
le ha sido posible colocar sus productos a nivel internacional en la misa
medida en lo que lo venía haciendo, por lo que el Fondo le ha recomendado el
desarrollo de su mercado interno y rescatar la gobernabilidad de las
instituciones públicas, sobre todo aquellas de nivel local sean bancos,
empresas o gobiernos municipales; en este sentido concreto propuso reducir las
deudas de los gobiernos regionales, extinguir paulatinamente la banca en la
sombra, impulsar el comercio interior e incentivar la inversión extranjera.
Además el FMI le ha sugerido a China continuar con la liberalización y reducir
el papel del Gobierno, para permitir un mayor rol de las fuerzas del mercado.
China cree poseer el nivel de reservas
necesarias para acometer un saneamiento de sus finanzas públicas, éstas
equivalen a más de US$ 2 MMMM, por eso intenta poner orden ahora, cuando piensa
que puede afrontar la situación. El problema es que eso mismo pensaba Japón y
luego de rescatar su economía agotó sus reservas y el resultado fueron 20 años
de deflación, de la cual aún no salen. China enfrenta el dilema al que la
Reserva Federal norteamericana se enfrentó en 2004-2005 cuando empezaron a
subir tipos de interés y endurecer su política, una vez que gran parte del
daño, debido a la expansión crediticia y la generación de la burbuja
inmobiliaria, ya estaba hecho. Ojalá esta mega burbuja no llegara a estallar y
China sea capaz de sanear sus finanzas porque si no sobrevendrá una debacle
será mundial. No en balde el mayor comprador de bonos norteamericanos es China
y si debe deshacerse de ellos para tener liquidez, esta jugada hará tambalear
irremisiblemente al dólar.
Caracas 5 de julio de 2013
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