SERGIO ARANCIBIA 04/07/2013
Venezuela tiende a
aislarse de los grandes acuerdos comerciales del mundo. Si EEUU llega a firmar
un TLC con Unión Europea, México tendrá dura competencia en el mercado
estadounidense. Los países que no han firmado estos convenios tendrán
dificultades para competir internacionalmente
México exporta una cantidad importante
de mercancías hacia el mercado norteamericano, situación que obedece en alta
medida a las condiciones comerciales establecidas entre ambos países en el
Tratado de Libre Comercio de la América del Norte, también conocido como Nafta.
Dicho tratado le permite a las
mercancías mexicanas ingresar al espacio aduanero norteamericano sin pagar
arancel, lo cual significa que México goza en ese mercado de una ventaja
competitiva con relación a mercancías provenientes de otros países. De hecho,
México es el país latinoamericano con mayor volumen de exportaciones hacia
Estados Unidos.
Si Estados Unidos llega algún día a
firmar un tratado de Libre Comercio con la Unión Europea las negociaciones en
ese sentido ya están en curso o próximas a iniciarse - las mercancías europeas
entrarán también sin arancel al mercado norteamericano, con lo cual México
perderá parte de las ventajas que había conseguido mediante el Nafta, no porque
esos privilegios desaparezcan de la normativa comercial vigente, sino por el
hecho de que las mercancías mexicanas tendrán que competir, en el seno del
mercado norteamericano, en nuevas condiciones, con las mercancías europeas, que
tampoco pagarán arancel. Eso es lo que entiende habitualmente en la jerga
comercial, como el hecho de que esas ventajas conseguidas se
"licuarán".
PAÍSES AFECTADOS
Obviamente, las mercancías mexicanas que entran al mercado norteamericano no son las mismas que las mercancías europeas que entran o que aspiran a entrar a ese mismo mercado. Es posible pensar que el mercado norteamericano es lo suficientemente grande como para que muchos productos y muchos proveedores diferentes puedan participar en él.
Pero en la medida en que México aspire
a producir y a exportar bienes manufacturados de alta tecnología y de alta
calidad, tendrá necesariamente que competir con Europa y con otros productores
mundiales en cualquier rincón del planeta hacia donde se exporten dichas
mercancías.
Eso no sucedería, desde luego, si
México se concentrara sólo en la producción de bienes agrícolas y de otras
materias primas - que gocen de ventajas dadas por la naturaleza, por la mano de
obra barata y/o por la cercanía geográfica con respecto al mercado
norteamericano pero no parece ser esa la perspectiva que México tiene sobre su
futuro.
Situaciones de la misma naturaleza
suceden o sucederán en relación a todos y cada uno de los tratados de Libre
Comercio que han proliferado en la economía mundial en los últimos 20 años.
Ninguna ventaja queda congelada de por
vida. Toda ventaja ganada en un momento determinado se puede perder en la
medida en que el comercio mundial de alguna de las partes se expande y se
diversifica, por obra y gracia de los avances tecnológicos contemporáneos y/o
de las negociaciones cruzadas que tienen lugar en forma habitual en la
diplomacia comercial mundial. Lo único constante es el cambio.
Pero no sólo los países que tienen
firmados TLC con Estados Unidos entre los cuales, en América, además de
México, se encuentran todos los países centroamericanos, República Dominicana,
Colombia, Perú y Chile se verán afectados por un eventual tratado de libre
comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea.
En realidad esos países serán los que
menos se verán afectados, o los que tendrán mejores condiciones como para
enfrentar la nueva situación comercial internacional que un tratado de esa
naturaleza generaría.
Los países que no han firmado
convenios que les aseguren una cierta ventaja relativa en su entrada al mercado
norteamericano o al mercado europeo, y que no hayan hecho las reformas
correspondientes en su estructura productiva y exportadora tendrán mucha más
dificultades como para hacer aquello en una situación futura en que la
competitividad internacional adquirirá nuevas y más difíciles características.
CAMBIOS
La sabiduría de los gobernantes se mide, por lo tanto, no sólo por vender mucho en el mercado internacional, en un momento determinado, sino por ser capaces de prever los cambios que en éste se van a producir, de modo de poder tomar las medidas que correspondan para mantener o para alcanzar una inserción exitosa en los circuitos del comercio internacional.
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