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domingo, 7 de julio de 2013

Nuestra Independencia

Henrique Capriles 07 de julio de 2013

Algunos siguen creyendo que tener patria es viajar por el mundo, hacer que una pequeña parte del país se les arrodille sin exigir y armar un desfile. También creen que tener independencia es haber empeñado al país en una deuda feroz, importar casi todo lo que comemos y lanzar tres o cuatro insultos por televisión. Y quienes creen eso son los mismos que creen que al pueblo pueden engañarlo, manipulando la historia a punta de palabrería y cháchara politiquera, o como vimos en estos días, metiendo una parodia como un hecho real en un libro de historia.

Tener Patria es que nuestros hermanos y hermanas tengan una seguridad social que funcione, un sueldo que alcance y la posibilidad de cumplir sus metas. Porque si “tener Patria” significa vivir bien, entonces aquí la Patria está secuestrada por los enchufados. El pueblo sabe que aquí son sólo unos poquitos los que están bien, porque la mayoría de las familias venezolanas en vez de tener un gobierno lo están padeciendo.

Aquí Nicolás no gobierna: aquí lo que está instalado en Miraflores es la improvisación, la corrupción y la ineficacia. Pero además la dependencia de quienes se instalaron en Miraflores —y los venezolanos sabemos que lo hicieron engañando al pueblo— sólo les alcanza para mandonear pensando primero en los ciudadanos de los otros países y, si acaso lo hacen, de último piensan en los venezolanos. ¡Pero vaya que saben llenarse de plata los bolsillos y hacerse los locos con sus responsabilidades!

Todos sabemos que Nicolás realizó una paradita estratégica en su viaje para revisar, en la mesa de gobierno de La Habana, los ascensos de los militares. El asunto es que la torpeza política de Nicolás no le permite darse cuenta de que empeñando así nuestras instituciones lo único que gana es más y más descontento dentro de las Fuerzas Armadas que tanto respeto. Ya el 14 de abril le dieron una sorpresita pues cada vez son menos los que se dejan chantajear a cambio de prebendas que, además, nunca les llegan. ¡Y tienen los riñones de venirle a hablar al pueblo de Independencia!

Es inaceptable que ningún otro país, ni su gobierno ni sus fuerzas militares, llámese como se llame, revise los ascensos de nuestros militares venezolanos. Ese ejército que durante el siglo XIX liberó nuestra Nación y a otras más, tiene en sus filas a gente valiosa que está comprometida con el país y con la Constitución. Ellos saben que Nicolás tiene una responsabilidad y no la está cumpliendo. Y no la está cumpliendo porque no sabe, porque los venezolanos no le interesamos.

Tenemos la oportunidad de darles otra lección electoral

Por eso las elecciones municipales, que cada vez las tenemos más cerca, son fundamentales: porque es ahí donde le vamos a terminar de demostrar a los enchufados que ya las cosas no son como ellos quisieran y que se les acabó la impunidad, porque el pueblo entero ha decidido cobrarles el tiempo que le han hecho perder, el futuro que le han robado y las esperanzas con las que han estado jugando durante 15 años.

Lo bueno es que tenemos la oportunidad de empezar ese proceso de justicia y recuperación del país dándoles otra lección electoral. Y esta vez debe ser tan contundente que ni siquiera sus cómplices en las instituciones podrán hacer algo para evitarlo.

El futuro es una fuerza indetenible. En las propias bases de sus partidos tienen a líderes decepcionados que saben que no es posible seguir echando en un pozo vacío las ganas de trabajar. Así es como cada vez se suman más y más personas a la nueva manera de hacer política, al futuro, al Progreso.

A estas alturas no puedes hacer nada para evitarlo, Nicolás: el futuro ha vencido al miedo.

La gente sabe que las cosas no van bien y cuando las cosas no van bien se cambian. ¡Y Venezuela cambió y por eso somos más! Tú no puedes decir lo mismo, Nicolás: a ustedes sólo les queda seguir perdiendo apoyo, seguir quedando en evidencia, seguir hundidos en sus mentiras.

Todos tiene cabida en este proyecto del Progreso

Es el momento de hablar con quienes durante algún tiempo confiaron en un modelo que ya fracasó, pero que habían puesto su esperanza en él. Tenemos que seguir haciéndoles saber que tienen cabida en nuestra idea de futuro. No sientan culpa, porque ni es culpa de ustedes ni se trata de buscar culpables. No hay nada más vil ni más bajo que lo que ha hecho el partido de gobierno con el pueblo necesitado que los apoyaba: jugaron con sus esperanzas y se las destrozaron a punta de corrupción e ineficacia.

Nosotros estamos aquí y ellos lo saben. Nuestro proyecto de país los incluye a ellos desde siempre, no a partir del momento que decidan apoyarnos. A esta confianza y a esta honestidad que no discrimina sólo les queda seguir creciendo a medida que lleguen quienes se van sumando.

No hay que olvidar que lo que se logró el 5 de julio de 1811 se hizo gracias a dos cosas: la primera, es la convicción de ese grupo de hombres y mujeres de todas las clases sociales, quienes se opusieron a un poder que se creía todopoderoso y omnipotente; la segunda es que las cosas se hicieron bien y como debían hacerse, logrando que un acto de alta política civil como la firma del Acta de la Independencia le diera una causa a aquellos ejércitos libertadores.

Gracias a esas ideas claras, a tener pensado un futuro y a pensar en todo el país, sin discriminaciones, es que Venezuela obtuvo una independencia que hoy los que están en Miraflores han empeñado a cambio de asesorías baratas y rancias.

¡Pero seguimos siendo fuertes y tenemos bien clarito el país que merecemos! Y ese país es el que vamos a construir juntos. El futuro es una fuerza indetenible y los venezolanos sabemos que ese futuro nos pertenece.

¡Que Dios bendiga a Venezuela! Sigamos adelante.


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