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domingo, 29 de septiembre de 2013

Como salió Alemania de la destrucción

Miguel Méndez Rodulfo Caracas 27 de septiembre de 2013

Al finalizar la segunda guerra mundial Alemania, derrotada militarmente y sometida políticamente, decidió afrontar con imaginación, audacia y pulso firme su reconstrucción. No solamente era el costo de la ruina dejada por la reciente conflagración, sino que las compensaciones impuestas por el Tratado de Versalles de 1919 aún pesaban sobre la posibilidad de la recuperación económica, y se añadían a los préstamos obtenidos para reconstruir el país tras la devastación de la guerra que recién concluía.

Para 1946 la situación en Alemania era catastrófica: la inmensa mayoría de la población carecía de alimentos, agua, electricidad, techo y trabajo; millones de refugiados huían de la ocupación soviética. Un gobierno débil e ineficaz, además de errático en lo económico alentaba la inflación y propiciaba la pérdida de confianza en la moneda El acaparamiento de los productos más fundamentales, el mercado negro, la especulación y la corrupción estaban a la orden del día y eran una rémora al desarrollo. La infraestructura estaba en piso: el sistema vial, los puentes, los puertos y aeropuertos, los edificios públicos y las viviendas; el sistema eléctrico en lo que se refiere a plantas de generación, tendidos y sistemas de distribución; el sistema de agua potable y saneamiento; el sistema energético en cuanto a refinación y suministro de combustibles, tanto para calefacción y vehículos como para la industria. La agricultura producía muy poco, el mercado era inestable, la amenaza de inflación era cierta y el hambre campeaba. Millones de refugiados subsistían en ciudades fantasmas y el país estaba repartido entre las dos superpotencias victoriosas.


Para 1919 el panorama era semejante, pero Alemania debía abonar las indemnizaciones por la guerra: 1.000 millones de marcos por año a Francia. Durante la gran crisis de 1929, la suma fue reducida a 3.000 millones; aunque Alemania finalmente no pagó esta deuda, eran las compensaciones que imponía Versalles. Como sabemos los costos de la reconstrucción y el peso de la deuda, hicieron del país germano una nación endémicamente inflacionaria y al amparo de este caos económico y la desesperanza de la gente, se sembró la semilla del nazismo.

En el intento por recuperarse de la devastación que comenzó una vez liquidado el oprobioso régimen nazista, Alemania tropezó con el inconveniente que no tenía capacidad exportadora, por lo que carecía de capitales para invertir en su desarrollo económico. Debido a esto, era considerada una nación no solvente, de manera que el gobierno carecía de la capacidad emitir bonos en los sistemas financieros internacionales, para obtener liquidez. El remedio a esta situación vino de la ayuda norteamericana, a través del Plan Marshall. Esta modalidad de financiamiento clave para la recuperación, junto con el cuidado que tuvieron los aliados para no asfixiar económicamente al país derrotado y las políticas económicas del nunca bien ponderado ministro alemán de economía Ludwig Erhard, hicieron posible el llamado Milagro Económico Alemán.

En este escenario lucía casi imposible una recuperación económica, social y política, mucho menos en un plazo relativamente corto, sobre todo si se piensa que la actual recuperación de Grecia, está prevista en el término de una década, cuando ya los helenos tienen 5 años en una aguda recesión; no obstante, para finales de 1950, Alemania se había convertido en una de las principales potencias económicas de Europa. ¿Cómo lo logró? ¿Qué hizo? ¿Qué medidas tomó para pasar de la ruina total a la prosperidad absoluta en menos de 15 años? Este tema tan importante para los venezolanos, que esperamos recuperar un país en ruinas luego de tres lustros de un infame gobierno, es de sumo interés comprenderlo.

Miguel Méndez Rodulfo

Caracas 27 de septiembre de 2013

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