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miércoles, 30 de octubre de 2013

El repliegue internacional de Nicolás Maduro

Por MARIA TERESA ROMERO 20 octubre 2013
@mt_romero

Como se sospechaba, el presidente venezolano Nicolás Maduro finalmente anunció que no asistiría ni al IX Encuentro Empresarial Iberoamericano ni a la XXIII Cumbre Iberoamericana, celebrados ambos en Panamá, entre el 16 y el 19 de octubre. La cumbre de presidentes en particular, es una cita importante porque allí se plantea la renovación de este mecanismo de diálogo y cooperación política con una serie de reformas que deben ser ratificadas por los mandatarios miembros. Hubiese sido una gran oportunidad para plantear su posición y la de sus socios latinoamericanos.

En los últimos meses, las salidas al exterior de Maduro han sido contadas y sólo hacia sus socios estratégicos. Después de su visita oficial a China, a finales de septiembre, con el objetivo fundamental de pedir al gigante asiático más préstamos financieros para paliar la dramática situación económica venezolana, no ha vuelto a viajar. De hecho canceló a última hora su presencia en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, a causa de “dos provocaciones” graves contra él, de los que responsabilizó a los cubano estadounidenses Otto Reich, Roger Noriega y Luis Posada Carriles.


Pero, realmente, ¿por qué Maduro se está replegando internacionalmente, evitando visitar gobiernos democráticos y organismos multilaterales en los que no tiene gran control e influencia?

No creo que sea por temor a las críticas que algunos de esos gobiernos puedan hacerle en público. En realidad, son pocos los que por razones diplomáticas y comerciales se atreverían a cuestionarle su modo de actuación interna cada día más militarizada y radicalizada, violatoria de la constitución y los derechos ciudadanos, especialmente los de la oposición democrática. Una actuación ya abusiva y autoritaria que quiere coronar con la muy posible aprobación de una nueva Ley Habilitante que le daría luz verde para gobernar por decreto durante un año, bajo el argumento de combatir la corrupción que aqueja al país y lo que él llama una “guerra económica”.

Ni siquiera creo, en el caso específico de la Cumbre Iberoamericana, que su inasistencia tenga que ver con las posibles protestas que su presencia hubiese provocado. En recientes declaraciones, el ex embajador de Panamá ante la OEA, Guillermo Cochez, advirtió a Maduro que la mayoría de los panameños no lo quieren en la Cumbre Iberoamericana y que repudiarían con protestas su presencia. Para el diplomático, es inconcebible que ” en una cumbre democrática se presente alguien que, como Nicolás Maduro, no ganó elecciones, hizo fraude y, para colmo, no es venezolano”. Las protestas y críticas a su presencia, más bien hubiesen podido fortalecer la imagen del pupilo de Hugo Chávez sobretodo en el mundo de la izquierda radical latinoamericana.

Tampoco pareciera que tenga gran peso en su decisión de no asistir a esa Cumbre y en general de aislarse del mundo democrático, su manifiesto rechazo a cualquier ente o mecanismo multilateral que no secunde la idea bolivariana y revolucionaria de una “integración alternativa”, como la que siguen los miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y toleran buena parte de los miembros del MERCOSUR y UNASUR.

Aun cuando llama la atención la insistencia por parte del presidente Maduro y los otros mandatarios miembros de la ALBA en las últimas semanas, en torno a la necesidad de luchar por una integración “revolucionaria real” y en contra de las bloques de alianza y unión capitalistas de la derecha mundial. De allí, por ejemplo, sus fuertes críticas a la Alianza para el Pacífico, el más joven de los organismos de integración regional, creado en abril de 2011 y formado por Colombia, Chile, México y Perú, a los que pronto se sumará Costa Rica. Según los albistas, los miembros del grupo del Pacífico forman parte de una conspiración gestada “desde el norte” (es decir, por Estados Unidos) para dividir a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). En el pasado, las Cumbres Iberoamericanas también han sido objeto de cuestionamientos parecidos.

La razón más probable de la inasistencia a la cita Iberoamericana y del aislamiento internacional, parece más bien la gravísima situación interna que tiene el madurismo en sus manos. Y no sólo me refiero al hecho de estar en campaña por las elecciones municipales de diciembre próximo que se ven difíciles para el oficialismo, junto a la debacle económica y el malestar social de la población venezolana, sino especialmente a la división cívico-militar dentro de su gobierno.

Porque por más privilegios y poder que el régimen chavista le ha concedido al sector militar en una sociedad prácticamente militarizada –la más reciente concesión ha sido el aumento de 60% del salario mínimo, mientras que otros profesionales y empleados se han tenido que conformar con un 25% de aumento-, numerosos continúan disconformes y divididos ante el manejo caótico, corrupto y no verdaderamente nacionalista del gobierno.

Una prueba de los distintos criterios que prevalecen hoy en día en el seno del gobierno nacional, fue la reciente acción de la Armada venezolana de interceptar y apresar un buque extranjero contratado por el vecino gobierno de Guyana para actividades de exploración petrolera, en la que Venezuela históricamente considera su Zona Económica Exclusiva (ZEE). Es un secreto a voces que, ante el sostenido silencio cómplice del gobierno chavista frente a las actuaciones e injerencias guyanesas, la Armada actuó por encima (inclusos algunas fuentes militares sostienen que sin conocimiento previo) del presidente Maduro y su Ministra de la Defensa.

Los rumores de un posible golpe al gobierno de Nicolás Maduro por parte de una de las fracciones militares chavistas, son crecientes y preocupantes. Junto con el declive de la sociedad venezolana en todos sus órdenes, ello pesa en el repliegue internacional de Nicolás Maduro.

Tomado de: http://www.infolatam.com/2013/10/26/el-repliegue-internacional-de-nicolas-maduro/

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