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martes, 29 de octubre de 2013

¿Nos hundiremos en el abismo?

Escrito por Alexander Cambero (periodista) Lunes, 28 de Octubre de 2013
@alecambero

La ineptitud del régimen nos colocó frente al abismo. De repente el alentador porvenir sufrió un peligroso resbalón que nos situó en los predios del desastre. Una nación con los capitales necesarios para convertirse en un ejemplo de grandeza y desarrollo sustentable, se encuentra sumergida en una profunda crisis. Este régimen manejó en los últimos diez años la bicoca de 950 mil millones de dólares. Cifra que quintuplica los recursos de toda Centroamérica en los últimos quince años. Además representa una de las entradas monetarias más importante de las naciones en vías de desarrollo, abriendo la posibilidad de pasar de una nación con fragilidades a tener un crecimiento espectacular en todos los órdenes.


¿Qué ocurrió?  La revolución creyó que el mandato popular les daba patente de corso para utilizar a discrecionalidad las riquezas de todos los venezolanos. En un festín bochornoso de encuentros y lentejuelas dilapidaron los recursos con la más espantosa corrupción. Alentando aventuras de corazones violentos que actuaron en contra de las instituciones democráticas del hemisferio. Se convirtieron en los sostenedores de países que vinieron a usufructuar los recursos de la renta petrolera en desmedro de todos los venezolanos. La fortuna nacional se fue quedando en los bolsillos de aquellos que dibujan al socialismo como el defensor de los pueblos expoliados por el imperialismo norteamericano. Sin embargo ellos practican las mismas desventuras que le cuestionan a su ancestral adversario ideológico universal. Son depredadores de todo lo que consiguen a su paso, solo que gozan de la buena pro de representar a los pobres a los cuales contentan con migajas mientras ellos viven como príncipes medievales. Los condenan a vegetar en la miseria, ya que manteniéndolos allí pueden jugar con su estómago vacío y manipular sus sueños con el señuelo de la esperanza.

Es increíble como pasamos de tener un futuro promisor a vivir hipotecados al caudillaje chino. El futuro de la patria en manos del dragón asiático, con las ínfulas de pulverizarnos con su poder. Está revolución traicionó a nuestra nación, nos vendió a manos extranjeras para hacernos tan dependientes como aquellos pueblos que se arrastraron ante el capitalismo salvaje. Estos dilapidadores del erario nacional acabaron con nuestros recursos y nos convirtieron en un país con dieciocho millones de pobres, con la mayor inflación del hemisferio occidental, asimismo con un nivel de criminalidad y desempleo en permanente alza. Con su primitivismo ha perseguido al sector privado de la economía reduciéndolo a la mínima expresión. Su nula política agropecuaria la disfrazan con una importación que desfavorece a nuestros campesinos convirtiéndolos en expresiones del desamparo. Ellos prefieren fortalecen las economías de sus países amigos que trabajar por impulsar nuestro desarrollo. En concreto: nos arruinaron hasta hacernos presa fácil de grandes intereses del extranjero. Llenaron el fértil valle con la semilla envenenada de su prédica ideológica.

Estamos a las puertas del abismo. El monstruo del socialismo chavista se tragó 950 mil millones de dólares que fueron a parar a los bolsillos de los revolucionarios de pacotilla. La colosal fortuna hizo que estos se transformaran en la cofradía boliburguesa. Una elite que pontifica en el mundo de la justicia social pero que vive en la esplendidez del gran confort.

¿Dejaremos que nos sepulten con sus miserias? Llegó la hora de enfrentar con dignidad a los pillos que nos subyugan. Creemos en el marco democrático y allí nos mantenemos, eso no quiere decir que debemos ser actores pasivos que desde la ventana de la casa observemos el cadáver del país paseado en brazos de sus enemigos. La patria clama por venezolanos valientes, estamos mirándonos en el profundo agujero que nos desliza hasta el abismo. Todavía tenemos tiempo de tomar un ramo del árbol caído y saltar hasta la superficie, nos estamos jugando la patria…


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