Henrique Capriles 20 de octubre
de 2013
Un gobierno corrupto no merece ser el
responsable de la vida de un pueblo como el venezolano. La incapacidad de
quienes ocupan Miraflores es la única causa de que hoy las familias venezolanas
estén pasando más trabajo que nunca. Sus conchupancias, sus guisos y su
fascinación por el billete han hecho que dejen de lado incluso a quienes
todavía esperan algo de ellos, por el simple deseo de mantenerse aferrados al
poder y seguir saqueando.
Es imposible no sentir indignación
ante la cara dura de esta gente, que inventa cortinas de humo cada vez peores,
como si el pueblo no tuviera clarito desde hace rato quiénes son los
responsables del desastre que vivimos. Pero es reconfortante ver día a día cómo
nuestra gente ya no se deja robar las esperanzas. Cada vez somos más quienes
queremos un país de progreso, pero también son cada vez más los que desde ahora
tienen claro que debemos construirlo entre todos.
Como parte de este liderazgo nacional,
de esta nueva manera de hacer política, hecha de la mano con la gente y
poniendo por encima las soluciones, me lleno de fuerzas cada vez que veo que
alguien insiste en salir adelante, a pesar de todos los obstáculos que pone la
realidad y la crisis a la que nos han llevado las equivocaciones de esos que
han utilizado las riquezas de nuestro país como si fuera su chequera.
Lo he dicho antes y lo vuelvo a decir:
el país ya cambió. Es algo que quedó demostrado el 14 de abril y que se
reafirma cada día, cuando más venezolanos se incorporan a este camino de
progreso, de futuro, de gente que sabe que en las condiciones actuales sólo los
hampones pueden cumplir sus metas a sus anchas.
Pero ese país que trabaja, ese país
honesto que empuja hacia adelante y no se deja amilanar por el chantaje de los
poderosos está ahí. El campesino que quiere producir está ahí, dispuesto a
contribuir con el futuro de todos. La muchacha que quiere estudiar educación
está ahí, con ganas de que su vocación sirva para formar a los niños en
libertad y democracia. La pareja que quiere fundar un hogar y empezar una
familia está ahí, queriendo compartir sus sueños con la tierra en la que
nacieron. Y la madre trabajadora y el joven empresario y la mujer echada para
adelante, y el abuelo que quiere compartir su experiencia con los jóvenes que
están empezando a formarse para la vida, y los que sacan adelante sus negocios
con honestidad o quien sueña con poder ahorrar también están ahí. Todos desean
un país mejor y ninguno está dispuesto a que la incompetencia y la corruptela
del partido de gobierno los detenga.
Esos que ocupan Miraflores no están
ahí porque un pueblo los apoye: ellos están allí porque controlaban los
poderes. Pero cada vez les queda menos gente y menos plata. Y eso los
desespera. Ya no hay manera en la que puedan engañar a las familias venezolanas.
Ya nadie les cree las mentiras, ni los fantasmas, ni las amenazas. Ese invento
de la guerra económica vayan a metérselo a otra gente: aquí lo que han hecho es
llevarnos a una economía de guerra, así como han decidido dejar que nuestro
pueblo sea asesinado en las calles con completa impunidad.
A mí no me asustan sus amenazas
mediocres. Así que a mí no me van a ver corriendo por los rincones, porque a mí
el valor me lo da esa gente que a pesar de todas las adversidades está ahí, en
el país de verdad, echándole pichón para que cuando llegue el futuro los
consiga trabajando.
Yo no quiero tener nada que ver con
los vagos y mentirosos, capaces de creer sus embustes y jugar con la esperanza
de la gente. Bien HCR lejos con los flojos y ladrones, capaces de desvalijar
una gobernación y luego no aparecerse más en ninguna boleta electoral del
estado donde supuestamente fueron líderes.
Yo estoy del lado de la gente que
trabaja, del país que quiere progresar y de quienes son la fuerza primordial
para dejar de ser un país dependiente con una economía de barranco y empezar a
ser el país que merecemos. Y ahí no estoy sólo yo: existe todo un liderazgo en
cada estado, en cada municipio, en cada parroquia, en cada casa, y no estamos
dispuestos a quedarnos en la queja o en la inconformidad: nosotros vinimos a
hacer y eso tenemos que expresarlo el 8 de diciembre.
Los ocupantes de Miraflores deben ir
sacando las cuentas, verán cómo cada vez les queda menos gente creyéndoles el
cuento. Ustedes están acostumbrados a resolver todo con billete, pero ese país
se acabó. La gente quiere trabajo, confianza y compromiso. Y de eso a ustedes
no les queda ni un poquito. Este camino de progreso es indetenible y a ustedes
sólo les queda rectificar y darse cuenta de que el país les quedó grande: no
saben gobernar y en dos meses no van a poder reparar todo el daño que han
hecho.
En quince años sólo han aprendido a
producir una cosa: miedo. Pero ya hasta eso lo importan. Nuestra indignación, nuestra
molestia y nuestra insatisfacción se reflejará el 8 de diciembre. Vamos a
derrotar a quienes roban a los venezolanos. A este modelo fracasado le llegó su
final y ese día se lo haremos saber. Somos demócratas, no somos unos violentos
aventureros.
Olvídense de los insultos y las
descalificaciones de un gobierno que no tiene moral ni siquiera para corregirse
puertas adentro. El voto es nuestra manera de hacerles saber que su periodo
especial se acabó, que ha llegado el final de su farsa y que este país quiere
crecer y dejar de ser víctima del capricho de unos políticos mediocres y
corruptos como ellos.
Por eso cada uno de nosotros debe
mantener sus fuerzas y sus ganas de trabajar por el país porque, cuando
Venezuela tenga el gobierno que merece, esa misma fuerza será parte vital para
que le demostremos a quienes salgan del poder que este país es mucho más que un
rehén de sus chantajes.
El 8 de diciembre vamos a decidir
entre dos caminos. Uno ya lo conocemos y lo estamos padeciendo: colas, escasez,
crisis económica, amenazas, censura y políticas mediocres e ineficaces. El otro
es donde está toda esta gente que trabaja por el país que quiere, merece y
puede tener.
Yo estoy contigo en ese país de
progreso para todos. ¡Que nada te detenga!
Tomado de: http://blog.henriquecaprilesradonski.com/
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