TEODORO PETKOFF 17 de octubre
de 2013
La creación del Cesppa
transforma en eunucos a los ministros del Interior, Justicia y Paz; de
Relaciones Exteriores y de Defensa, y advierte que ese organismo tendrá más
poder que el propio Presidente de la Republica. Y es cierto
De acuerdo con lo que opina Asdrúbal
Aguiar, la creación del Cesppa (Centro Estratégico de Seguridad y Protección de
la Patria), "transforma en eunucos a los ministros del Interior, Justicia
y Paz; de Relaciones Exteriores y de Defensa", y advierte que ese organismo
tendrá más poder que el propio Presidente de la Republica. Y es cierto.
El decreto que crea este organismo,
cuya autoría no puede ser de Maduro, a menos que haya decidido suicidarse
políticamente, tiene un origen visiblemente castrense.
Es obvio que firmó, probablemente
obligado, el texto que le fue presentado por manos militares.
De alguna manera configura una suerte
de golpe frío, puesto que traslada, a los militares, ahora explícitamente, el
poder real de la República.
En el fondo, es cosa sabida que en
última instancia, el poder real reside en el estamento castrense, pero durante
la larga etapa democrática vivida por el país esa circunstancia se sometía a
las reglas de juego constitucionales, que los militares acataban, de la
subordinación de las Fuerzas Armadas a la autoridad civil.
Ahora la cosa cambia. Los militares
recuperan el poder de decisión sobre la vida nacional.
El artículo 4 del decreto que crea el
Cesppa confiere a este, en la práctica, la insólita potestad de decidir sobre
lo que puede o no puede ser informado al Presidente, a juicio de los
integrantes del citado organismo.
Veamos: "El Cesppa será el ente
rector y articulador de las políticas de trabajo de las instituciones
responsables de la Seguridad, Defensa, Inteligencia y Orden Interno, Relaciones
Exteriores y otras... a fin de suministrar información oportuna y de calidad
que facilite al Presidente de la República la toma de decisiones estratégicas y
neutralizar potenciales amenazas a los intereses nacionales a fin de facilitar
la ejecución de las políticas públicas y el cumplimiento de los cometidos
esenciales del Estado".
El Presidente está literalmente en
manos del Cesppa. Y con él todos nosotros, los venezolanos.
Para colmo, lo que se les pasó por
alto en el decreto y no previeron, será resuelto, según su voluntad, por el
general que ocupa el Ministerio del Despacho, hoy el mayor general del Ejército
Gustavo Gonzalez. Todo el poder, pues, ha recalado en el puerto del Cesppa.
Como decíamos en el editorial del
martes pasado, se ha creado una suerte de junta de integración exclusivamente
militar, que decidirá por sí y ante sí sobre todo cuanto los venezolanos
podemos o no ser informados. Censura, pues.
Para colmo, el Presidente o Presidenta
del Cesppa (como es de rigor en la retórica chavista) tendrá la facultad de
establecer la naturaleza (reservada, clasificada o de divulgación limitada) de
"cualesquiera información, hecho o circunstancia que en cumplimiento de
sus funciones tenga conocimiento...".
Es más, todas las instituciones
públicas y privadas "estarán en la obligación de aportar toda la
información requerida por el Cesppa...".
Pero no se trata solo de censura sobre
la información y la opinión sino que toda la política de defensa, tanto interna
como externa, queda ahora en manos de esta nueva estructura militar, paralela a
los poderes del Estado.
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