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domingo, 17 de noviembre de 2013

Crisis de 2008 y su impacto en Alemania

Año 2008
Miguel Méndez Rodulfo Caracas 15 de noviembre de 2013

Alemania como la mayoría de los países del mundo sufrió los embates de la crisis financiera originada con la caída de Lehman Brothers. A partir del último trimestre de 2008, durante cinco trimestres consecutivos la economía cayó, de tal manera que el PIB al término de 2009 se había contraído un 4,7%, mucho más que la media europea. El sistema financiero alemán resultó altamente expuesto a la crisis originada en USA por haber realizado inversiones en obligaciones de deuda y en valores, garantizadas por activos tóxicos, contaminados por las hipotecas de alto riesgo o subprime. Además, este sistema también fue afectado por la caída de la demanda global. En efecto, en la medida en que  el comercio internacional cayó un 12%, las transacciones alemanas del sector manufacturero exportador tuvieron una baja, al inicio de la crisis, de un 25% de su actividad, cuestión que afectó al sistema financiero teutón.


No obstante la crisis financiera y económica, el impacto sobre el mercado laboral, en la época crítica, apenas si se sintió, porque el Estado alemán, apelando a los principios de la Economía Social de Mercado diseñó un plan de contención, amortiguamiento y recuperación de la economía y las finanzas. En lo inmediato, una estrategia laboral, en vez de buscar la salida fácil de los despidos, propuso una reducción de las horas trabajadas. El gobierno promovió un programa de reducción de la jornada laboral, mediante el cual la Agencia Federal de Empleo absorbió una parte de las pérdidas salariales que implicó la reducción de las horas de trabajo, para devolvérselas a los trabajadores, y además compensó buena parte de las aportaciones a la seguridad social de los empleadores. De esta manera el Estado logró ahorrarse el costo de mantener a una población desempleada, a través de subsidios; mientras que las empresas retuvieron a un personal que les costó conseguir, calificar y retener. Nómina que les haría falta frente a una eventual recuperación económica. Por otra parte, se mejoró la prestación mensual por desempleo y también se creó un fondo para mejorar la capacitación. Aunque los trabajadores vieron reducidos sus ingresos, conservaron su trabajo. Todas estas medidas laborales, crearon una percepción de confianza en la economía.

Adicionalmente, el gobierno también promovió una serie de medidas para estimular la actividad económica en algunos sectores determinados, para lo cual creó un fondo el cual contemplaba: el apoyo crediticio directo a las empresas; avales para solicitudes de crédito y otras ayudas a las compañías; un programa de subsidio en efectivo para adquirir vehículos nuevos, como una manera de incentivar la economía, pero también de cuidar el ambiente; fondos adicionales y garantías crediticias a empresas dedicadas al desarrollo de automóviles eléctricos e híbridos y a tecnologías de células de combustible.

Como resultado de este paquete de medidas, Alemania creció de manera importante en 2010, el doble de la media europea y desde entonces su crecimiento ha sido constante y no ha parado. Su tasa de desempleo es de las más bajas de la UE, al igual que su tasa de inflación. Esto ha sido tan bueno, que actualmente la Comisión Europea alerta acerca de que Alemania no puede seguir incrementando su superávit comercial, ya que perjudicaría a socios más débiles.

El reto que tiene el país germánico en lo adelante consiste en adecuar su crecimiento al de sus socios y resolver la precariedad actual del mercado de trabajo; es decir las condiciones y calidad de los empleos. En el mediano plazo Alemania se enfrenta a una disminución de su fuerza de trabajo, cuestión que podría lesionar al modelo de desarrollo, así como a la productividad.

Miguel Méndez Rodulfo

Caracas 15 de noviembre de 2013

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