Año 2008 |
Miguel Méndez Rodulfo Caracas 15 de noviembre de 2013
Alemania como la mayoría de los países
del mundo sufrió los embates de la crisis financiera originada con la caída de
Lehman Brothers. A partir del último trimestre de 2008, durante cinco
trimestres consecutivos la economía cayó, de tal manera que el PIB al término
de 2009 se había contraído un 4,7%, mucho más que la media europea. El sistema
financiero alemán resultó altamente expuesto a la crisis originada en USA por
haber realizado inversiones en obligaciones de deuda y en valores, garantizadas
por activos tóxicos, contaminados por las hipotecas de alto riesgo o subprime.
Además, este sistema también fue afectado por la caída de la demanda global. En
efecto, en la medida en que el comercio
internacional cayó un 12%, las transacciones alemanas del sector manufacturero
exportador tuvieron una baja, al inicio de la crisis, de un 25% de su actividad,
cuestión que afectó al sistema financiero teutón.
No obstante la crisis financiera y
económica, el impacto sobre el mercado laboral, en la época crítica, apenas si
se sintió, porque el Estado alemán, apelando a los principios de la Economía
Social de Mercado diseñó un plan de contención, amortiguamiento y recuperación
de la economía y las finanzas. En lo inmediato, una estrategia laboral, en vez
de buscar la salida fácil de los despidos, propuso una reducción de las horas
trabajadas. El gobierno promovió un programa de reducción de la jornada
laboral, mediante el cual la Agencia Federal de Empleo absorbió una parte de
las pérdidas salariales que implicó la reducción de las horas de trabajo, para
devolvérselas a los trabajadores, y además compensó buena parte de las
aportaciones a la seguridad social de los empleadores. De esta manera el Estado
logró ahorrarse el costo de mantener a una población desempleada, a través de
subsidios; mientras que las empresas retuvieron a un personal que les costó
conseguir, calificar y retener. Nómina que les haría falta frente a una
eventual recuperación económica. Por otra parte, se mejoró la prestación
mensual por desempleo y también se creó un fondo para mejorar la capacitación.
Aunque los trabajadores vieron reducidos sus ingresos, conservaron su trabajo.
Todas estas medidas laborales, crearon una percepción de confianza en la
economía.
Adicionalmente, el gobierno también
promovió una serie de medidas para estimular la actividad económica en algunos
sectores determinados, para lo cual creó un fondo el cual contemplaba: el apoyo
crediticio directo a las empresas; avales para solicitudes de crédito y otras
ayudas a las compañías; un programa de subsidio en efectivo para adquirir
vehículos nuevos, como una manera de incentivar la economía, pero también de
cuidar el ambiente; fondos adicionales y garantías crediticias a empresas
dedicadas al desarrollo de automóviles eléctricos e híbridos y a tecnologías de
células de combustible.
Como resultado de este paquete de
medidas, Alemania creció de manera importante en 2010, el doble de la media
europea y desde entonces su crecimiento ha sido constante y no ha parado. Su
tasa de desempleo es de las más bajas de la UE, al igual que su tasa de
inflación. Esto ha sido tan bueno, que actualmente la Comisión Europea alerta
acerca de que Alemania no puede seguir incrementando su superávit comercial, ya
que perjudicaría a socios más débiles.
El reto que tiene el país germánico en
lo adelante consiste en adecuar su crecimiento al de sus socios y resolver la
precariedad actual del mercado de trabajo; es decir las condiciones y calidad
de los empleos. En el mediano plazo Alemania se enfrenta a una disminución de
su fuerza de trabajo, cuestión que podría lesionar al modelo de desarrollo, así
como a la productividad.
Caracas 15 de noviembre de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico