Por Luz Mely Reyes, 26/11/2013
“Cuando las personas puedan decidir libremente, el periodista se convierte en alguien que induce y protege la libertad de las personas, de modo que uno puede afirmar que un buen periodista genera libertad”
Javier Darío Restrepo.
De seguidas, periodistas del grupo editorial celebraron una asamblea y publicaron un comunicado cuestionando la medida y declararon: “estamos preocupados por el futuro del periodismo y su ejercicio en democracia, pero seguiremos trabajando sin miedo”.
Desde que se produjo la venta del grupo, los colegas de la Cadena han vivido en medio de la incertidumbre, no sólo por su estabilidad laboral, sino por los cambios en la línea editorial. Esta inquietud se agudizó con la incorporación como asesora editorial de la periodista y diputada del Psuv, Desireé Santos Amaral. De ella muchos guardan aprecio en su rol de periodista, pero como desde hace 14 años ha sido activista a tiempo completo por una causa política, su retorno a la CC fue recibido con expectativa.
Se convierte Omar Lugo en el primer botado por las presiones que está ejerciendo el gobierno nacional a los medios. Su despedida conmovió a los compañeros: “hay que seguir luchando por el periodismo”, dijo. Y los muchachos de la redacción única, mis ex compañeros de trabajo, con quienes compartí por 10 años, le aplaudieron.
Comparto el desasosiego expresado por ellos. Es una inquietud general que se refuerza ante cada ataque oficial. Algunos en el gobierno tienen entre sus objetivos a la prensa libre, la que está comprometida con los usuarios, con todas las personas. Durante las últimas semanas desde las altas esferas de han atacado- que no es lo mismo que criticado- el enfoque de algunos medios impresos. El viernes pasado se anunció una acción judicial en contra del diario El Universal, días atrás el periódico regional El Tiempo, de Puerto La Cruz también fue blanco de los cuestionamientos.
Si estuviésemos en otro contexto, tal vez las criticas fuesen un buen incentivo para discutir sobre periodismo, autocuestionarnos y rectificar en caso de que se haya cometido un exceso o un error; pero el asunto es que los voceros disparan primero y averiguan después, exponiendo así a los periodistas a situaciones de autocensura cuando no de intimidación y amedrentamiento.
Siempre he insistido que la lucha que se libra por la libertad de expresión no es para satisfacer una necesidad del periodista, sino un mandato del oficio, que es ofrecer información oportuna y de calidad a las personas. Es el derecho a estar informado el que más se afecta cuando un periodista guarda silencio ante un hecho que debe ser noticia.
No hay nada que augure que estas agresiones cesarán. La única manera de que ello ocurra es que la prensa se acomode a los intereses del gobierno o que haya un ataque de sensatez entre los actores gubernamentales.
Confío en mis colegas, en los que están diseminados en medios públicos y privados y son testigos de lo que ocurre adentro y afuera. Todos sabemos que la vacuna ante los ataques a la prensa libre es hacer más y mejor periodismo. En estas horas oscuras, como otros han calificado el momento que vivimos, sé que se encenderán muchas linternas, que nos guiarán para seguir cumpliendo con el compromiso de toda una vida: el periodismo.
http://politikom.wordpress.com/2013/11/25/las-horas-oscuras-del-periodismo-venezolano/
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