ROSALÍA MOROS DE BORREGALES
Sábado 2 de noviembre de 2013
Sábado 2 de noviembre de 2013
@RosaliaMorosB
Los ojos, esas dos luminosas esferas
perfectamente situadas en nuestro rostro han sido objeto de alabanzas a través
de toda la historia de la humanidad. En todos los ámbitos de la ciencia y del
arte los ojos han cautivado la atención de innumerables personajes que han
dedicado horas incansables de estudio para comprender su inconcebible función
y, obras de su creación para ensalzar esta maravilla con la que hemos sido
bendecidos. En un sentido anatómico y fisiológico estricto, los ojos
constituyen el sentido que nos permite entender y evaluar el mundo con más
precisión que cualquier otro. En tan solo micro-segundos los ojos ven, siguen,
enfocan y procesan imágenes que se mueven a cientos de kms por hora.
Literalmente, los ojos están siempre
hambrientos de luz, su diseño de lentes acuosas y proteicas controladas por
músculos la atrapan y la canalizan. En su recorrido, la luz se encuentra en
primer lugar con la córnea, una lente aseada y lubricada alrededor de 10 veces
por minutos con cada parpadeo. La córnea admite y dirige los rayos de luz hacia
una segunda lente, el cristalino, a través de la pupila, ese pequeño agujero en
el centro del colorido iris que en una fracción de segundo puede pasar de una
posición expandida a la contracción. De allí, la luz vuela por una especie de
humor gelatinoso hasta llegar a la puerta trasera del ojo conocida como la
retina, esa diminuta e inteligente estructura de 0.254 milímetros de ancho que
posee más de 120 millones de células llamadas foto-receptores las cuales
convierten la luz en impulsos eléctricos que el cerebro es capaz de descifrar.
En un sentido poético los ojos han
sido llamados las ventanas del alma. Cuando podemos ver a través de esas
ventanas los secretos de la integridad del ser humano son revelados. Nuestro
ser interior queda desnudo mostrando su verdad, y cuando esa verdad es el amor
los ojos son consuelo del espíritu. Fernando Paz Castillo escribió: "Pero
los ojos, los misteriosos ojos extasiados son risueño consuelo del espíritu:
suave ternura de contemplar la vida y contemplar la nada, de sentir la caricia
de la luz y la llamada audaz de la
distancia". Cuando el alma se expresa a través de los ojos, éstos se
tornan en bellezas piadosas o en tormentos rabiosos, como hermosamente lo
expresara Gutierre de Cetina: "Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar
sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados? ¿No sabéis que cuanto
más piadosos sois, más bellos parecéis a aquel que os mira? No me miréis con
ira, porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay tormentos rabiosos! Ojos claros,
serenos, ya que así me miráis, miradme al menos".
Más allá de la anatomía, traspasando
las fronteras de la poesía, los ojos se convierten en la lámpara del alma; es
decir, de nuestras emociones y pensamientos, por ende, de nuestras actitudes y
acciones. Cada imagen que llega a
nuestro cerebro a través de los ojos es capaz de formar conexiones de nuestras
neuronas e incitar en nosotros un comportamiento. Para describir una imagen
necesitamos el uso de unas cuantas palabras; mientras las palabras
seleccionadas sean capaces de evocar en quien las escucha un mayor número de
imágenes en su mente, más clara y nítida será la imagen final evocada por la
descripción. De allí, la veracidad del dicho que una imagen vale más que mil
palabras; pues, ciertamente la imagen se explica por sí misma. De tal manera,
que lo que nuestros ojos ven es de vital importancia ya que finalmente
determina acciones de nuestra parte.
Jesús enseñó a sus discípulos que las
malas acciones no son solo las que son consumadas en un hecho, sino aquellas
que entrando como imágenes por nuestros ojos son concebidas en nuestras mentes.
En Mateo 5:27 al hablar sobre el adulterio expresó que al mirar para codiciar
ya el hecho ha sido consumado en el corazón. Por lo tanto, insta a que si el
ojo nos es un instrumento de tentación, sería mejor sacarlo y no que todo
nuestro ser se convierta en oscuridad. En un mundo pleno de imágenes como
nuestro mundo actual debemos poner especial atención a lo que nuestros ojos
ven. Debemos cuidar de no exponer a nuestros pequeños a imágenes que
irremediablemente serán convertidas por sus retinas en impulsos eléctricos que
su cerebro entenderá, y quedarán grabadas en su alma, literalmente por sinapsis
o conexiones neuronales.
"Tu ojo es una lámpara que da luz
a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero
cuando tu ojo es malo, todo tu cuerpo está lleno de oscuridad. Y si la luz que
crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad!"
Mateo 6:22
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