Por Fernando Facchin B., 24/03/2016
"La
tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino
sobre las faltas de los demócratas" Albert Camus
La retórica de la antipolítica ha generado una
corriente de opinión cada vez más adversa a los partidos. Es la anárquica
retórica del antipartidismo. Desde luego, los partidos adolecen de graves
fallas estructurales, pero es necesario fortalecerlos como órganos primordiales
de la democracia. Es necesario desplazar la vaguedad intelectual y doctrinaria
de esa retórica. Los partidos políticos tienen la responsabilidad de analizar
su situación y revisar la vigencia de su doctrina y su relación con la ciudadanía.
Se hace propia la ocasión para refundar los partidos
con una nueva y moderna plataforma ideológica adaptada a la realidad del país,
con una comunicación emergente, creativa y abierta a las inquietudes sociales
y, en especial, a la juventud, lo que enriquecerá y fortalecerá el pensamiento
político y el diálogo ciudadano, superando la organización sectorial cerrada,
que impiden el pensamiento libre y el debate de las ideas, quedando la retórica
antipolítica supeditada a la manipulación psicológica que el “líder” realice
sobre su público.
Los partidos tradicionales llevan décadas sin plantear
un debate de ideas, se han acostumbrado a una vaguedad discursiva de estériles
discusiones, sin respaldo filosófico ni psicológico en lo político, por tal
razón, se necesita una nueva cultura sociopolítica, una nueva idea de nación,
lo que sólo se puede lograr con una nueva visión programática de los partidos
políticos para recuperar credibilidad, respeto y militancia.
Basta de la retórica política insustancial en la cual
están inmersos los políticos profesionales y aquellos aún no “graduados”, en su
mayoría rehúyen el debate de ideas de fondo y descuidan su léxico discursivo
convirtiéndolo en retórica de baja estofa.
Los partidos políticos tienen la responsabilidad de
demostrar que las ideologías no han
muerto y que pertenecen, desde el SXVIII a la llamada “Ciencia de las Ideas”,
un producto del intelecto humanod estinado a organizar el pensamiento a través
del análisis y el debate.
La sociedad necesita creer en una acción política
seria de análisis y debate, donde se le permita construir una nueva realidad de
país, pues la actual no llena las expectativas, es
necesario dejar atrás los viejos atavíos conductuales de la política, hacer una
catarsis ideológica que libere al ciudadano para pensar, debatir libremente y
construir un nuevo proyecto político de país, con espacios políticos de
expresión libre, sin dogmas, fundamentalismos, nimitos políticos, donde la inmediatez,
falsedad, engaño y manipulación retórica del accionar antipolítico, corrompido
y adormecedor de las masas, no tenga cabida. Hay que evitar anarquizar el espectro
político.
Es tiempo propicio para armar un conjunto de ideas que
sirvan válidamente para interpretar la nueva realidad que exige el país, se
requiere un debate político de altura que nos facilite la interpretación de esa
realidad y se establezca una línea de acción unitaria con los grupos
comprometidos con el cambio y el destino del país, con sentido y capacidad de
acción ante la incertidumbre.
Publicado en la web de El Carabobeño
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