Sofia Torres 26 de marzo de 2016
@soficarol21
En el
marco de un foro organizado por la Escuela de Ciencias Políticas de la UCV,
Laureano Márquez, quien manifestó su emoción por encontrarse nuevamente en ese
espacio donde se formó e hizo sus primeras incursiones humorísticas, sostuvo
con firmeza que “el hombre empezó a reír cuando empezó a pensar”.
En su
alocución analizó el humor político en Venezuela, siempre perseguido, incluso
en tiempos insignes de la democracia, y entendido como la manera con la que la
sociedad corrige el rumbo de sí misma y se defiende de la angustia y la
opresión.
Para
Márquez el humor no solo deja indefenso sino que atemoriza al poder porque se
vale del ejercicio del ingenio para “desnudar la arbitrariedad, la
inconsistencia y las contradicciones”.
Zoon politikon
Quiero
poner dos puntos sobre el tapete, al hablar de humor y política. Qué entendemos
por humor y qué entendemos por política.
Leía el
libro de un historiador de la Universidad de Jerusalén que explicaba por
qué el ser humano se convirtió en el
dominador del mundo. Nos convertimos en dominadores porque fuimos capaces de
agruparnos en manadas numerosas, los otros homínidos cuando se reúnen en una
manada de 80 monos, por ejemplo, se
dividen en dos y después cuando esas dos también llegan a 80, se vuelven a dividir.
Somos
animales que pudimos reunirnos en una manada de hasta 30 millones de personas,
como la manada de los venezolanos. ¿Qué es lo que une a estas 30 millones de
personas?, una idea y esa idea es la venezolanidad. Venezuela no existe
físicamente es como concepto una creación mental que está en la cabeza de cada
uno de los ciudadanos que vivimos aquí.
El
hombre se constituyó en dominador de la humanidad y de sí mismo, de allí nace
la actividad política, que es la que tiene que ver con el poder y es tan antigua
como el hombre mismo, comenzó siendo muy primitiva pero fue evolucionando.
El
humor es una actividad esencial del ser humano, que empezó a reír desde que
empezó a pensar y creo además, como
decía Aquiles Nazoa, que es una manera de pensar sin que el que piense se dé
cuenta de que está pensando.
Con el
humor el hombre trata de entenderse a sí mismo y lo que le sucede y una de las
cosas más importantes que le sucede es el poder. Como decía Aristóteles, el
hombre es un zoon politikon, no es lo mismo un animal político que un político
animal, son dos concepciones radicalmente diferentes. Nosotros tenemos de las
dos, muchos más de la segunda que de la primera, lamentablemente.
A
través del ejercicio del humor nos liberamos y defendemos de todo aquello que
nos causa o bien angustia o bien opresión. Algo que ha producido opresión es el ejercicio del
poder político, que no siempre se ha ejercido de manera democrática, plural y
respetuosa. Buena parte de nuestra historia como humanidad ha sido el ejercicio
del poder político arbitrario, pero aún en los sistemas abiertos la dominación
produce desasosiego, angustia e inquietud, todas se canalizan con el humorismo.
Lucha y compromiso
¿Qué
es el humorismo político? es la manera con la cual la sociedad corrige el
destino de sí misma, expresa sus angustia y su inconformidad sobre sus
acontecer político. Este humor ha sido perseguido, atacado y silenciado. ¿Por
qué se le ataca tanto desde el poder?, porque sencillamente el humor tiene algo
con lo que el poder no cuenta: el ejercicio del ingenio.
El
poder está indefenso frente al humor, por eso le teme tanto. Solo tiene
ametralladoras, soldados y tanques de guerra, es decir, no tiene nada, nada que
pueda asustar al humor. Pero el humor si asusta porque tiene fuerza para
desnudar la arbitrariedad, la inconsistencia y las contradicciones.
El
humor en Venezuela siempre ha estado vinculado al tema político y casi siempre
ha sido perseguido, incluso en el periodo de la fundación de la democracia del Pacto de Punto de Fijo. Siempre ha estado
comprometido con los ciudadanos y la lucha frente a la arbitrariedad del poder.
En la
época de Juan Vicente Gómez se encerraba a la gente en La Rotunda, el humorista
Leoncio Martínez estuvo preso y muchos otros fueron víctimas de la persecución.
Cuando
el gobierno de Guzmán Blanco -quien tenía fama de no ser del todo honesto en el
manejo de los fondos públicos- se le pidió a un humorista, en medio de una
fiesta, que improvisara unos versos, éste se dirigió hacia una mesa llena de frutas,
tomó una manzana y dijo: por una
cual presente perdió el paraíso
Adán, si hubiese sido Guzmán, se roba hasta la serpiente. Eso llegó a oídos del
presidente y ahí terminó el cuento.
Un
joven dramaturgo llamado Francisco Robreño escribió una sátira del poder,
titulada Excelentísimo Señor, en la época del general Carlos Soublette. Gracias
a los adulantes, que son casi siempre los que convencen al poder de que es más
importante de lo que efectivamente es, llegó a los oídos del gobernante lo de
la obra y pidió llamar al autor.
El
joven fue hasta el despacho del general, leyó la sátira y Soublette comenzó a
reír y le expresó: veo que usted se burla de mí, pero le voy ser honesto, yo
esperaba mucho más, vaya y monte su obra porque Venezuela no se ha perdido ni
se perderá porque el pueblo se ría de su Presidente, podrá perderse cuando su
Presidente se ría de su pueblo.
Todo
se resume en esta anécdota. El humor es la posibilidad que tiene el pueblo de
reírse de sus gobiernos para frenar la posibilidad de que el gobierno se ría de
sus ciudadanos, hecho trágico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico