Por Gabriela Rojas
La casa de estudios
suspendió temporalmente las rutas interurbanas hasta que se cancele la deuda
con los concesionarios que prestan el servicio
A una semana del inicio del
nuevo periodo académico, las mesas del comedor de la Universidad Simón Bolívar
(USB) volvieron a estar llenas. Los estudiantes culminaron el trimestre
anterior sin el servicio de comida porque el déficit presupuestario obligó a que
la empresa concesionaria que presta el servicio tuviera que parar las
operaciones hasta que cancelaran la deuda acumulada, por lo que las autoridades
de la USB solicitaron con urgencia al Ministerio de Educación Universitaria que
revisara el precio del plato servido y de esta manera garantizar los insumos y
los pagos al personal para comenzar el nuevo trimestre.
El trimestre comenzó el
lunes 12 de septiembre, sin el comedor, pero luego de una semana el Ministerio
informó a la universidad que reconocía el aumento en el costo del plato de
comida así que aprobaron el monto del subsidio por plato que pasó de 350 a
700 bolívares. Pero el monto para garantizar la bandeja completa, según la
estructura de costos calculada por la universidad, es de 1.490 bolívares, explicó
Luisa Lorena Solares, jefa del departamento de alimentación de la USB.
Solares especificó que el
compromiso adquirido por el Ministerio de suministrar los cárnicos para la
comida se ha cumplido pero está limitado solo para la población estudiantil,
por lo tanto queda por fuera el resto de la comunidad universitaria: empleados
administrativos, docentes y obreros, a quienes las autoridades de la USB le
están buscando alternativas económicas que les permitan comer en el campus
debido a las características de ubicación de un recinto como la Universidad
Simón Bolívar.
Pero la crisis
presupuestaria llegó a un punto en el que, para poder garantizar que el comedor
se mantenga operativo, tuvieron que eliminar del almuerzo la sopa, el jugo y el
postre que formaban parte de la bandeja y están sirviendo el almuerzo con una
proteína, un carbohidrato y vegetales.
Esa comida es la única que
hace en el día Carla Gómez, estudiante de Física y preparadora con 15 horas
semanales. Gómez llegó a las 6 de la mañana a la universidad sin desayunar:
"Gracias a Dios me conseguí con el comedor funcionando porque salí de
clase y esta es la única comida que he hecho".
Ese almuerzo significa para
Gómez la única comida que puede hacer durante las más de ocho horas que pasa en
la universidad porque no cuenta con dinero para comprar en los cafetines y
mucho menos para comprar comida fuera del campus. En los últimos cinco meses,
la estudiante de 24 años ha perdido 12 kilos de peso, lo que obligó que los
médicos de control nutricional de la universidad le indicaran consumir un
suplemento alimenticio para mantenerse durante el día, una mezcla de agua con
una bebida láctea.
Los servicios subsidiados
que ofrece la universidad, especialmente el comedor y el transporte, son una
prioridad presupuestaria para las autoridades de la USB por las condiciones
propias de acceso y permanencia de esta comunidad. Para mantener las tres
comidas han tenido que reducir las 2.400 calorías diarias y redistribuirlas
para que se mantenga el desayuno, almuerzo y cena, no solo en disponibilidad
sino en variabilidad a fin de que los jóvenes puedan obtener los
requerimientos nutricionales que exige la actividad académica.
La jefa del departamento de
alimentación explica que a diario deben garantizar la comida de 800 estudiantes
para el desayuno, en el almuerzo 1.300 y 1.800 estudiantes (son dos comedores)
y unos 700 jóvenes más para la cena, sólo en la sede de Sartenejas. En la sede
del Litoral el número de jóvenes que dependen de las tres comidas se mueve
entre 700 para el desayuno, 1.000 para el almuerzo y otros 700 para la cena.
"Las meriendas son un
lujo. A veces pasamos hasta 10 horas aquí, y como es típico nos provoca
comernos un dulce, tomarnos un jugo o un refresco pero no nos da el bolsillo y
hay que olvidarse de eso, nada más un litro de jugo marca 900 bolívares así que
andamos con nuestros envases de agua y listo", comenta Gómez.
La estudiante de Física
ejemplifica: "una dona debe tener un diámetro de ocho centímetros y hemos
aprendido a picarla en seis partes para compartirla entre varios porque hay
compañeros que deben guardar el dinero que tienen para pagar el pasaje porque
hay varias rutas que no están funcionando".
Yulent Bravo, directora de
servicios de la USB, explica que aunque 70% del estudiantado de la USB depende
del servicio de transporte para llegar a la universidad, tuvieron que tomar la
decisión de suspender todas las rutas interurbanas (La Guaira, Valles del Tuy,
Guarenas-Guatire, La Victoria) y dejar funcionando solo las paradas con las
unidades que salen de Coche, Baruta, La Paz y La Rinconada como un plan de
contingencia para que los muchachos puedan seguir asistiendo a clases.
"Tenemos una deuda con
las empresas que nos prestan el servicio que viene desde una parte de mayo,
junio, julio y agosto. Además tenemos unidades accidentadas que no se han
podido reparar y eso nos obligó a suspender las rutas más largas hasta nuevo
aviso", asegura Bravo.
20-09-16
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