Por Andrés M. Guevara
¿Qué es esto? ¿El comienzo
de algún chiste? De ninguna manera: es el punto de partida para una conversación
seria sobre estrategia energética. Vamos por partes.
Hugo Chávez
No me refiero al comandante.
El Hugo Chávez al que me refiero es el nombre que algún funcionario entusiasta
de PDVSA le dio a la Faja del Orinoco después de la certificación de reservas
conocida como el Proyecto Magna Reserva. A pesar de los cuestionamientos
recientes a los números por parte del grupo noruego Rystad Energy, sé de
primera fuente que cientos de pozos fueron perforados y que las reservas
técnicas son enormes. Independientemente de cuál sea el número exacto, una gran
parte de las reservas petrolíferas de Venezuela están en la Faja. Suponiendo
que Venezuela tiene reservas de 300 millardos de barriles, aproximadamente ¾ de
los mismos están en la Faja, y estos barriles son de crudo extra pesado, con 8
a 10 grados API (entre menor es el grado API, más pesado es el crudo).
Los cálculos de las reservas
de la Faja asumen un factor de recuperación del 20%, lo cual quiere decir que
de cada diez barriles bajo tierra podemos asumir que solamente dos serán
extraídos. Este factor de recuperación presupone el uso de técnicas de
recuperación secundaria, tales como elevar la temperatura de los fluidos en el
yacimiento para reducir la viscosidad del petróleo y optimizar su recuperación.
Aunque algunas de estas tecnologías (por ejemplo el “Steam Assisted Gravity
Drainage”) han sido exitosamente probadas en Canadá, en Venezuela todavía
producimos en frío en la Faja, o sea, perforamos un pozo y el petróleo fluye
naturalmente hasta la superficie. Con la producción en frío, el factor de
recuperación es de menos del 10%.
Maximizar el factor de
recuperación reduciendo la viscosidad del petróleo extra pesado de la Faja es
un proceso de un alto consumo de energía; así como también lo es extraer los
contaminantes que contiene el petróleo tal como metales y azufre. Venezuela
tiene experiencia produciendo y mejorando petróleo extra pesado de la Faja
gracias a la apertura de la industria en los años 90. En aquel momento, cuatro
proyectos integrados de producción y mejoramiento de crudo extra pesado fueron
construidos en el Complejo de José con participación del sector privado, y en
su conjunto todavía bombean unos 500 mil barriles diarios de crudo sintético o
mejorado.
En la actualidad, este tipo
de mega desarrollos cayó en desuso: implica una inversión muy alta que en época
de precios bajos no es rentable. La práctica hoy favorece a la mezcla de crudos
extra pesados con crudos más livianos para producir crudos diluidos que pueden
ser exportados.
Si Venezuela quiere aumentar
su producción de petróleo en la Faja, necesitará usar diluyente para
transportar y exportar crudo diluido, aparte de fuentes de energía para
maximizar la recuperación y mantener la capacidad de mejoramiento del crudo
extra pesado. Mantengamos esto en mente mientras hablamos del próximo
personaje.
Mariscal Sucre
El próximo personaje es el
Mariscal Sucre. No me refiero al patriota nacido en 1795, sino al campo de gas
natural costa afuera descubierto en 1980, que contiene cerca de 12 trillones de
pies cúbicos (Tcf) de gas natural y 150 millones de barriles de condensados
(los condesados son hidrocarburos líquidos ultra-livianos con API de 40 a 60
grados, que en ocasiones fluyen junto al gas natural).
Para ofrecer una
perspectiva, los 12 trillones de pies cúbicos de Mariscal Sucre podrían atender
la totalidad de la demanda de gas natural de Venezuela por cinco años. Esto
equivale a todas las reservas comprobadas de gas de Trinidad & Tobago —uno
de los grandes productores de gas de la región y cuya economía se basa en la
exportación de GNL (Gas Natural Licuado), Metanol y Amoniaco—; tres derivados
del gas natural.
Mariscal Sucre fue el mayor
campo descubierto costa afuera de gas no asociado en la historia de Venezuela.
Gas no asociado o libre —aquél que no es asociado a la producción del petróleo—
es especialmente útil porque su perfil de producción puede ser gestionado para
satisfacer el perfil de la demanda.
Esto es importante cuando se
necesita un suministro previsible: abre todo tipo de posibilidades de
integración aguas abajo, tales como la generación de energía eléctrica,
petroquímicos (como metanol, amoniaco y urea) y GNL. Desde que Mariscal Sucre
fue descubierto, otros descubrimientos de gas libre costa afuera han ocurrido
en Venezuela, como los grandes campos de Lorán y Perla.
Los campos de gas
generalmente contienen también condensados que pueden ser usados como materia
prima para refinerías o como diluyente para transportar el petróleo extra
pesado. Así ocurre también en Canadá.
Los condensados de Mariscal
Sucre, por ejemplo, podrían ayudar a descongestionar los atascos de producción
que han acosado a la producción de la Faja, ahora que los mejoradores de los
años 90 están funcionando a su máxima capacidad. Los crudos livianos naturales que
podrían ser usados como diluentes son escasos en Venezuela (debido al declive
prolongado de la producción de crudo convencional liviano del Occidente y
Oriente de Venezuela) y las presiones financieras limitan la habilidad de PDVSA
de importar crudos livianos.
Por último, Mariscal Sucre,
al igual que Lorán y Perla, se sitúa en la parte superior o contigua a una
frontera internacional, junto a mercados que valoran el gas a precios
internacionales. ¡Imagine las opciones que esto crea, especialmente en el contexto
actual, donde Venezuela necesita desesperadamente de divisas fuertes! Es una
cuestión de desarrollar y canalizar el gas a través de la frontera. Todos
ganarían, la empresa privada que desarrolla y exporta el gas del campo
invertiría más, mientras que el Estado recaudaría más regalías e impuestos para
reinvertir en la sociedad.
Venezuela posee
aproximadamente 200 Tcf de reservas de gas, las octavas del mundo y las
primeras en América Latina y el Caribe. Aunque <20 35="" afuera="" ahora="" aproximadamente="" claro="" costa="" de="" del="" en="" enorme="" enormes="" estas="" gas="" indicador="" inexplorado="" la="" las="" libre="" mayormente="" mismas="" o:p="" por="" potencial="" reservas="" son="" tcf="" un="" venezolana.="" y="">20>
Elon Musk
Finalmente llegamos a Elon
Musk, el legendario empresario y genio creativo detrás de compañías como
SpaceX, Paypal y —las más importantes para nosotros— Solar City y Tesla.
Tesla, fundada en 2003, es
una de las mayores productoras de VEs (vehículos eléctricos) en el mundo. Tesla
consiguió desarrollar VEs tan rápidos y poderosos como un Porsche o un
Corvette. Hoy en día hay más de un millardo de vehículos de combustión interna
en el mundo, junto a un ínfimo 1.3 millones de VEs.
Pero eso está cambiando.
En marzo de 2016 Tesla
anunció su Modelo 3: un sedán familiar por $35.000, precio competitivo
comparado con un BMW serie 3. ¡En una semana, Tesla recibió 300.000 pedidos de
un vehículo que ni siquiera existía! Tesla es un pionero y ya todas las
empresas de carros les siguen los pasos con sus propios VEs.
En la próxima década, la
expectativa es que la tecnología de los VEs continúe avanzando hasta que el
costo de poseer un VE esté por debajo del costo de un vehículo de combustión
interna. La última proyección de Bloomberg hasta 2040 es que 35% de
las nuevas ventas globales de vehículos sea de VEs. Pero no hace falta esperar
tanto: hoy en día en Noruega, uno de cada 4 vehículos ya es un VE (vale decir
que gracias a subsidios del Estado) y en Japón hay más estaciones de recarga de
VEs (cuarenta mil) que puestos de gasolina (treinta y seis mil).
La electricidad para cargar
un VE proviene, cada vez más, de fuentes limpias de energía, ya sea energía
renovable (tal como la hídrica, la eólica o la solar), nuclear, o gas natural
(que genera mitad de las emisiones de carbono que genera la quema de derivados
del petróleo o el carbón). De hecho Musk quiere ir más allá y dejar de usar
completamente combustibles fósiles a través de la combinación de casas
abastecidas por energía solar (SolarCity) y sus VEs (Tesla). Esto puede ser un
escenario extremo para este siglo y para nosotros como país petrolero y
gasífero, ¿pero quién sabe?
Como consecuencia, la
generación de energía a partir del carbón y del petróleo va a tender a
disminuir, especialmente después de los acuerdos globales firmados para limitar
el uso de combustibles fósiles, como la COP21 en París el año pasado. Todo esto
acompañado una sociedad cada vez más consciente del medio ambiente.
El uso de gas natural para
la generación de energía eléctrica sólo aumentará. En un mundo de vehículos
eléctricos, esto quiere decir que el gas natural (convertido en electrones)
competirá directamente contra el petróleo como combustible de transporte. Esta
transición masiva en la arena energética, parcialmente impulsado por la
revolución de Shale Gas en Estados Unidos, explica por qué se espera que la
demanda por gas natural crezca el doble que la demanda de petróleo. En
realidad, se proyecta que la demanda por petróleo alcanzará su pico de demanda
antes del 2030, mientras que no hay ninguna previsión demanda pico para el gas.
Actualmente, Venezuela no
juega ningún papel en esta transición energética global que es indetenible. La
buena noticia es que poseemos los recursos de gas para “subirnos al tren”. Lo
que nos falta es visión.
Armando el rompe cabezas
¿Qué significa todo esto
para nosotros? Venezuela es reconocida como un importante productor global y
poseedor de recursos petrolíferos. 90% del petróleo es usado para el
transporte. Venezuela efectivamente lo que exporta es movilidad para el mundo.
Eso es lo que en realidad hacemos hoy: movemos automóviles, aviones,
motocicletas, camiones y barcos.
Pero hay una revolución
energética en curso hacia formas de energía con menor impacto ambiental y el
gas natural juega un papel importante en esta revolución.
Para Venezuela, las
implicaciones son enormes.
Primero, necesitamos
apalancarnos en la Faja y los crudos convencionales ya. No tiene el menor
sentido guardarlos para un futuro que no ocurrirá. Por como vamos ahora, la mayor parte de nuestras reservas de petróleo nunca
verá la luz del día. Para aumentar la producción en la Faja
y mantener los campos maduros de petróleo convencional, necesitaremos grandes
cantidades de condensados y gas natural respectivamente para maximizar su
producción y extracción. El gas natural es la palanca para reimpulsar nuestra
industria de petróleo a corto y medio plazo.
La implicación más importante
es de largo plazo. Si no participamos seriamente en el negocio del gas natural,
Venezuela será paulatinamente marginalizada de la arena energética global en la
medida en que el petróleo pierda su relevancia a lo largo del tiempo.
Venezuela necesita una
estrategia energética que busque mantener nuestro lugar a través de la
transición global en dirección a un uso más sostenible de la energía. Estoy
pensando en mis hijos y en mis netos, así como la sociedad Venezolana en
general, cuando digo que debemos explorar, desarrollar y explotar el potencial
gasífero gigantesco que hay en Venezuela.
Esto es lo que estos tres
personajes pueden enseñarnos sobre nuestro futuro, una nueva visión de nuestra
industria nacional de hidrocarburos, donde urgentemente cambiemos el énfasis y
la dirección hacia el gas natural como eje central de la estrategia de
hidrocarburos de Venezuela. Esta estrategia busca reimpulsar la producción
petrolera en el corto y mediano plazo apalancándonos en el gas natural mientras
sentamos las bases para un futuro energético más limpio donde el gas natural
sea el protagonista.
♦
Este artículo fue publicado
originalmente en inglés en www.caracaschronicles.com
17-10-16
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