Omar Barboza Gutiérrez 03 de octubre de 2016
Ante
la decisión de la mayoría del pueblo venezolano de hacer uso del derecho
Constitucional de revocar el mandato del Presidente de la República, cuya
gestión tiene el rechazo de la inmensa mayoría de los ciudadanos, el argumento
principal del gobierno y de los poderes que controla es que no se puede hacer
este año porque no hay tiempo para realizarlo. Evidentemente, se trata de un
argumento falso para intentar burlar los derechos del pueblo violando la
Constitución, y permanecer en el poder en contra de la voluntad de la mayoría.
Ni el
gobierno ni el CNE pueden explicar cómo es que al fallecer el expresidente
Chávez se pudo organizar y realizar una elección presidencial en 39 días, y
ahora en esta oportunidad alegan que no hay tiempo de realizar el revocatorio
en 7 meses, que es más sencillo. Un ejemplo contundente de esa falsedad es que
las elecciones para elegir los gobernadores de Estado están previstas para este
año por la Constitución de 1999. La verdad es que buscan excusas para no hacer
ninguna elección porque saben que el rechazo del pueblo los derrotará. Y
aspiran a seguir en el poder destruyendo la economía y las instituciones del
país sin someter su gestión al control de la Asamblea Nacional electa por el
pueblo venezolano.
Pero
cuando pretenden seguir en el poder en esas condiciones, no toman en cuenta a
las que en verdad no tienen tiempo, que son las madres venezolanas que por
hambre se encuentran sometidas a la humillación de buscar en la basura algo de
comer para ellas y sus hijos. Tampoco lo tienen todos los ciudadanos y sus
respectivas familias que han tenido que autodeclararse en toque de queda a
partir de la 6 de la tarde y encerrarse tras las rejas en sus casas, para
tratar así de protegerse de la inseguridad, sin saber si los delincuentes
llegarán vestidos de civil o con uniformes de policías o de militares.
Tampoco
tienen tiempo para esperar aquellos que han sufrido el dolor de ver morir a un
familiar porque no le consiguieron la medicina, y soportan la terrible
incertidumbre de saber que otros pueden seguir muriendo por la misma causa,
mientras ven cadenas de televisión llenas de mentiras y falsas promesas ya
incumplidas. Están en total desacuerdo con esperar más tiempo las madres, las
hijas, las hermanas, las novias, y todos los que han llorado en los aeropuertos
la ida del país de algún familiar, o la familia entera, porque su patria no les
ofrece oportunidad para superarse, y a muchos ni siquiera la oportunidad de
sobrevivir.
Es muy
difícil que quieran esperar más tiempo quienes se sacrifican y trabajan para
mantener a sus familias, y cuando cobran sus sueldos se dan cuenta de que con
esos bolívares no les alcanza ni para comprarles la comida, y mucho menos para
vestirlos y obtener las medicinas que necesitan. Con qué esperanza esperan, si
quienes le quitaron tres ceros a la moneda la han seguido destruyendo, y hoy la
tragedia que sufren los que trabajan es que cobran en bolívares y los precios
de lo que necesitan están dolarizados porque también han destruido la
producción nacional.
Es muy
difícil querer esperar cuando no llega el agua, y comprueban que después de
llover tanto en el Guri siguen racionando la electricidad, y todavía en muchas
partes de Venezuela se va la luz todos los días. No tienen más tiempo para
esperar quienes creyendo en la libertad de pensamiento observan con dolor cómo
dirigentes políticos valiosos están en la cárcel por opinar y concientizar al
pueblo sobre las políticas públicas que han deteriorado su calidad vida.
Ni
tampoco pueden esperar más tiempo quienes quieren que se combata la corrupción
y observan que cuando el exministro Giordani denunció el robo de más de 20.000
millones de dólares, el Presidente de la República nombró una Comisión para
investigar el caso, hace ya más de 2 años y lo que hizo fue silenciarlo.
Tampoco tienen tiempo para esperar quienes quieren que de verdad se combata la
primera causa de la violencia que es el narcotráfico, y luego comprueban que
los narcotraficantes de su país realizan su labor internacionalmente amparados
por Pasaportes Diplomáticos.
Ni
quieren seguir esperando quienes vieron raspar la olla de los ingresos
petroleros, y ahora ven que quieren hacer lo mismo con el oro y otros metales
preciosos destruyendo el equilibrio ambiental.
Todas
esas personas son las que no tienen tiempo para seguir esperando sin poder
ejercer sus derechos para protegerse junto a sus familias, además de contribuir
a liberar a nuestro país de la tragedia que estamos viviendo. Por eso, están
dispuestos en la calle, o donde sea necesario, a luchar sin descanso para
cambiar esto lo más pronto posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico