Por Fernando Facchín B., 4 de noviembre de 2016
Absolutamente reprochable es el término que se puede
emplear para definir la decepcionante actitud de maduro con posterioridad a la
reunión del “pre-diálogo”, con un inaceptable y repetitivo discurso grosero,
soez, amenazante y cínico. En el régimen priva la violencia verbal y el
irrespeto ciudadano por encima del diálogo.
La reunión en “La Rinconada” se tradujo en un
intercambio de ideas y propuestas que la MUD expuso con claridad, debidamente
argumentadas y consistentemente válidas para ser evaluadas de una manera
inteligente por el régimen y así pareció ser cuando maduro se levantó de su
asiento y saludó a los miembros de la MUD con falsa cordialidad, para luego, en
cadena de TV, vociferar amenazas, descalificaciones y cinismo de la peor
especie, con un apasionamiento y una agresividad propio del discurso oficial,
irrespetando las condiciones que requiere todo diálogo serio donde debe privar
la razón y no la pasión desbocada.
El comportamiento de maduro, da vergüenza ajena, la
cínica felicitación a HRA y amenazas a Ocariz y a VP se contradicen con el
nivel del compromiso del diálogo, se demuestra desinterés e inmadurez política
para buscar una solución colectiva a la crisis nacional.
Venezuela y el mundo entero esperaban encontrarse con
un foro a la altura de las circunstancias, digno de los visitantes invitados y
de la sociedad venezolana, pero no, todo fue una farsa desproporcionada entre
el estímulo del diálogo y la reacción esperada, la cual fue negativa, pues, a
partir del lunes, prevalece una sola voz altisonante, se pretende imponer una
sola idea, una sola opinión, la oficialista, con una actitud arbitraria y
dictatorial muy peligrosa estando frente a un posible diálogo y no un debate
político, priva la vulgaridad como pobre mecanismo de defensa verbal que
pudiera atraer la atención de una parte de la masa, pero su ruido es estéril y
refleja la pobreza intelectual del actor y su incapacidad para asumir la
responsabilidad nacional e internacional presente y su amoralidad para, desde
la presidencia, evitar la ingobernabilidad que le toca la puerta, mientras
demora, en una acción contumaz, la ejecución de políticas nobles para un país
al cual le han exprimido todo, léase bien, todo.
Lo prudente y lo ineludiblemente esencial debe ser:
atemperar el tono, el diálogo apenas comienza y pudiera resultar en un debate
político sin la altura requerida, con consecuencias lamentables para el país,
es necesario que el presidente modere su lenguaje hostil y la dimensión de sus
amenazas e insultos, que coloca al ejecutivo en un estado de falta de
credibilidad, fruto de una permanente tergiversación de la realidad, lo que
constituye su “Talón de Aquiles.” A la gente hay que devolverle la esperanza,
el optimismo y su capacidad de soñar en un mejor futuro.
Editorial El Nacional 21.11.16:“Diálogo sin RR, no.
Diálogo para que los presos políticos continúen encerrados, no. Diálogo sin
elección de gobernadores, no. Diálogos para complacer a Francisco y al
Departamento de Estado, no. Diálogo para que persista la dominación cubana, no.
Diálogo para que sigamos haciendo cola por medicinas y comida, no. Justo lo que
queremos es un acercamiento para que se solucionen las urgencias de la
sociedad, y para que un ambiente doloroso sea de verdad otro asunto, otra vida
capaz de ser hospitalaria para los venezolanos. Ese es el reto de la MUD, ante
cuya posibilidad lo más razonable es esperar, aunque no con paciencia
infinita.” “La batalla no ha terminado”.
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