Por Leonardo Morales
A propósito de arribar al
último mes del año iniciamos una breve evaluación de la gestión gubernamental
que sabemos es mala, pero siempre es necesario realizarla. No será
posible ante tantos desaciertos poder cumplir plenamente con los objetivos, no
obstante, se presentará algunos de sus fracasos, a nuestro juicio relevantes.
Tercer par de banderillas
Interpelar a cualquiera
acerca del número de elecciones o consultas populares realizadas en Venezuela
en los últimos 17 años debe convertirse en una pregunta complicada de responder
en términos inmediatos.
Fue a través de los comicios
electorales como el gobierno pretendió tapar su clara orientación autocrática,
a fin de cuentas, los manuales y textos de políticas siempre subrayan como
requisito democrático la realización periódica de elecciones. Las cosas
cambian; una vía para la continuidad y consolidación de la supuesta revolución
bolivariana, además de la elevación moral de la conciencia del pueblo, pasaba
por la realización y participación en los procesos electorales, empero, la
trompada ciudadana que recibiera el gobierno en las elecciones parlamentarias
de 2015 cambiaron el rumbo de lo establecido en el Plan de la Patria y en la
propia Constitución.
Las elecciones regionales
que debieron celebrarse dentro de los primeros quince días del mes de diciembre
-así ha sido casi siempre- fueron suspendidas o no convocadas por el ente
comicial sin que ofreciera explicación alguna sobre semejante violación
constitucional, enterrando la coartada democrática para ofrecer la verdadera
faz del régimen.
Y, el cuarto par…
Aun en conocimiento de la
caída de los precios del crudo el Plan de la Patria y la política general del
país fue diseñada en clara omisión a esa realidad. Pensó el gobierno que podría
mantener satisfechos a los países adscritos a esa caritativa institución en la
que se había convertido el Alba. Era el escenario y el espacio más promisorio
para el relacionamiento (palabra inexistente en el DRAE como el de millonas) de
la revolución bolivariana.
El Alba y Petrocaribe han
dejado de ser el gran escenario, la alternativa para una política internacional
que le procurara réditos al gobierno. El invento perdió atractivo, si acaso
alguna vez lo tuvo, y seis de las islas asociadas de habla inglesa, que no
superan el medio millón de habitantes, ya miran hacia otros derroteros. La
chequera petrolera solo alcanza, y no tanto como antes, para los socios ideológicamente
comprometidos: Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador.
Pero la política exterior
venezolana no acierta, es un verdadero desastre. No tiene dirección ni sentido.
Con Chávez se apostó al Mercosur y se dinamitó nuestra presencia dentro del
mercado que resultaba más natural: el Andino.
Nuestra presencia, digamos
que la del gobierno, ha sido polémica y maula; la incorporación de Venezuela
suponía cumplir con un conjunto de requisitos que impone el Protocolo de
Adhesión y no fueron satisfechos. A la vez se acusa al gobierno venezolano de
su inobservancia al primer artículo del Protocolo de Ushuaia, “La plena
vigencia de las instituciones democráticas…”, y en consecuencia la aplicación
del artículo quinto, “…la suspensión del derecho a participar en los distintos
órganos de los respectivos procesos de integración…”
Como se recordará Venezuela
ingresó aprovechando que uno de los Estados Fundadores -así consta en la WEB
del Mercosur- (Paraguay) estaba suspendido. Ahora esos países fundadores,
Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, suspendieron a Venezuela, impidiéndole
ejercer la Presidencia Pro Tempore,aun cuando ridículamente el país, a
través de su Canciller, se empeñe en ejercer lo que les ha sido vetado.
Muchas más banderillas
negras… A los corrales, con más pena que con gloria.
09-12-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico