Por Claudio Nazoa
Estoy de acuerdo con la
nueva Ley contra el odio. Hasta cuándo la derecha apátrida seguirá
desconociendo e incitando al odio contra un gobierno querido, amado y
democrático como el que tenemos en Venezuela.
Hay que ser ciego para no
reconocer nuestro progreso y bienestar. No sé qué les molesta de tan excelente
y necesaria ley. Cumplirla es fácil. He aquí una guía práctica para entenderla,
escribir, pensar y hablar sin temor de ir presos a “La Tumba” o al “Helicoide”.
Consejos.
-Cuando mencione al
presidente, diga: nuestro querido e iluminado líder benefactor.
-Cuando se refiera a colas
inducidas por la derecha donde, ancianos, mujeres y niños pasan horas
humillantes e interminables para comprar comida, medicina o para que un banco
les dé 10.000 bolívares (10 centavos de dólar), usted diga: la revolución ha logrado
que personas de diferentes edades y sexos, socialicen felices durante horas
mientras se colocan como en un juego, una detrás de la otra.
-Según el artículo 2, solo se
podrá hablar del presidente o de la presidenta del CNE usando su nombre de
pila. Cualquier adjetivo será penalizado.
-Tal y como indica el ordinal
6, se impedirá la discriminación de sexo y género al mencionar los órganos
genitales: el pene será llamado la pena y la vagina, el vagino.
-Artículo 12: queda prohibida
la perniciosa costumbre sexista e imperialista de llamar al padre hombre, papá
y a la madre hembra, mamá. Ahora, se igualan ambos sexos. Al padre se le
llamará papo y a la madre, mamo.
-Queda prohibido decir que
algún funcionario del gobierno ha robado. En el supuesto negado de que esto
ocurriera, se reseñará así: la derecha le mete ideas malas en la cabeza a
funcionarios revolucionarios y estos, sin querer, toman prestados cientos de
millones de dólares.
-Queda prohibido decir: la
noche está negra u oscura. Ahora se dirá: la noche está afrodescendiente.
-Un cocinero, al escribir
parchita en una receta, deberá mencionarla como la fruta de las pepitas, ya que
su antiguo nombre incita al odio homofóbico.
Por último, y esto no está en
la ley, la verdad verdadera, de verdaíta, es que antes de esta maravillosa ley,
ya todos dijimos lo que teníamos que decir. Hablamos lo que teníamos que
hablar. Votamos lo que teníamos que votar. Advertimos lo que teníamos que
advertir. Marchamos y protestamos lo que teníamos que marchar y protestar.
Entonces… qué importa la Ley contra
el odio y la intolerancia, si ya nadie se tolera y todos nos odiamos.
20-11-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico