Por Víctor Salmerón
Como director de Ecoanalítica,
una de las firmas más consultadas por quienes están obligados a tratar de
comprender hacia dónde va la economía venezolana, Asdrúbal Oliveros ha visto
cómo la crisis se profundizó y no duda en advertir que el país está en el
preludio de una hiperinflación que tendría efectos devastadores sobre la
población.
Economista (Summa Cum Laude)
de la Universidad Central de Venezuela con maestría de políticas públicas en el
TEC de México y una experiencia que incluye su desempeño durante cinco años
como analista de Santander Investment, afirma que la única manera de acabar con
la aceleración en el incremento de los precios es con un programa de reformas
integral que abarque a toda la economía.
Ante la falta de información
pública, Ecoanalítica elaboró un índice de precios que le permite proyectar la
inflación. ¿Qué está señalando este termómetro?
En los primeros cinco meses
del año la inflación registró un promedio de 19%. Pero en junio saltó a 24%, en
julio a 28%, en agosto a 35%, subió a 37% en septiembre y ya para octubre se
ubica en 44%, con lo que el promedio de los primeros diez meses del año es de
26,4%. Es evidente que hay una aceleración relevante que preocupa mucho. La
inflación está reflejando los desequilibrios que tiene la economía venezolana.
¿Uno de los principales
desajustes es el fiscal, es decir, un Gobierno que no tiene cómo cubrir sus
gastos y recurre al Banco Central de Venezuela para que lo financie?
Así es. Tenemos un Gobierno
con un elevado déficit que se ha agravado durante el mandato de Nicolás Maduro
por la caída de los precios del petróleo y el no haber hecho un ajuste
adecuado. Entonces, este déficit se cubre con monetización, con dinero que
emite el Banco Central de Venezuela. Mientras aumenta la cantidad de dinero por
esta vía la producción no se eleva o cae porque no hay como mantener las
importaciones y se produce un descalce entre la oferta y la demanda. La
consecuencia es presión en los precios.
¿Qué proyecta Ecoanalítica en
términos de importaciones? Es una variable clave porque la producción cae por
la falta de materia prima e insumos, algo que mantiene la escasez y por ende la
presión inflacionaria.
Prevemos importaciones de
13.500 millones de dólares en el año, una cifra sumamente baja. El primer
semestre, que ya lo tenemos gracias a las estadísticas que publican los socios
comerciales de Venezuela que representan 85% de las importaciones, nos dice que
las compras al exterior se ubicaron en 7.500 millones de dólares, de allí surge
el estimado del año. Y por los pagos de deuda externa han venido recortando importaciones
de forma muy agresiva en los últimos meses.
Un elemento relevante es que
buena parte de las importaciones privadas se están haciendo con dólares
comprados en el mercado paralelo a un tipo de cambio muy superior a los
oficiales.
Las dos tasas oficiales
financian cada vez menos bienes y servicios. El tipo de cambio paralelo viene
ganando espacio en el financiamiento de las importaciones, algo que a mí me
sorprende muchísimo porque este mercado siempre respondió a la salida de
capitales, a la protección de patrimonio, no era utilizado para financiar
importaciones en gran volumen. Históricamente, a través del mercado paralelo no
llegaron a adquirirse divisas para más de 9% de las importaciones. Pero a
partir de 2015 comienza un aumento hasta el punto de que hoy, a través de este
mecanismo, se financia 54% del total de las importaciones privadas y 14% de las
importaciones totales cuando ponderas públicas y privadas.
Al mismo tiempo la recesión se
traduce en que el Gobierno recauda menos impuestos.
La recesión hace que el
problema fiscal se agrave. Cuando comparamos lo recaudado por impuestos no
petroleros en términos reales entre enero y septiembre de este año con el mismo
lapso de 2016 observamos una caída de 53%. Entonces, como decíamos hace poco, el
Gobierno recurre al Banco Central para cubrir la brecha.
¿Considera que están presentes
las condiciones para que Venezuela caiga en una hiperinflación?
Venezuela está ya en un
escenario hiperinflacionario, hay cosas sintomáticas claves: la caída de la
recaudación tributaria no petrolera en términos reales es significativa y
exacerba el problema fiscal, el cono monetario pierde validez con mucha rapidez
y hay problemas con el efectivo; aumento en la cantidad de bienes y servicios
que se transan en dólares, incremento en la cantidad de veces que se eleva el
salario mínimo y reducción en el tiempo establecido en los contratos.
¿Qué indican las cifras en
cuanto a la cercanía de una hiperinflación?
En los primeros 10 meses del
año tuvimos una inflación promedio de 26%, Azerbaiyán tuvo inflación promedio
de 32% cuando estalló el ciclo hiperinflacionario. De 26% a 32% no hay mucha
diferencia. La hiperinflación se profundizará si continúa el deterioro
económico del país. En octubre, por ejemplo, la inflación del rubro alimentos y
bebidas no alcohólicas fue de 58% y de restaurantes y hoteles en 70%, eso es un
signo latente de la gravedad del problema.
¿Qué recomienda para detener
esta deriva?
Lo primero es que el problema
inflacionario no lo puedes ver aislado, tiene que ser parte de un programa de
estabilización macroeconómica. El problema se circunscribe a un cambio del
modelo económico y a contar con un plan de estabilización de largo alcance. El
segundo elemento clave es que en ese plan el tema de la inflación tiene que ser
prioridad. Quien hace la política económica decide la prioridad, por ejemplo,
el empleo o el crecimiento también podrían ser la prioridad. En mi opinión el
plan debería tener como eje central la reducción rápida de la inflación porque
es el elemento que más distorsión está generando en la economía, más
empobrecimiento.
¿Qué debería contemplar un
plan que tenga como prioridad frenar la inflación?
Son necesarias medidas en
todos los frentes. En el flanco institucional lo más importante es rescatar la
majestad del Banco Central y su autonomía. Que un Banco Central sea autónomo no
es garantía de baja inflación pero que no lo sea es un elemento frecuente en
los países con alta inflación. Hay que rescatar el carácter técnico del Banco
Central para que pueda hacer política monetaria y cumplir con el rol de velar
por la estabilidad de los precios. Es necesario contar con un presidente del
Banco Central adecuado a ese cargo y un directorio de altísimo nivel.
¿Qué cosas podrían hacerse de
manera puntual?
En el tema fiscal considero
necesario un ajuste importante en subsidios que causan distorsiones como el
precio de la gasolina y el tema cambiario. En la medida en que corrijas el
déficit crónico que sufre la economía, eso va a significar una mejora
importante. El desmontaje de los controles de cambio y de precios ayudaría a
incrementar la oferta.
En Venezuela ha habido una
reducción relevante en la capacidad de generar oferta, hay menos empresas y un
largo período de baja inversión. ¿Esto significa que no basta con eliminar los
controles?
Así es. Una de las cosas más
negativas ha sido la destrucción de empresas y por ende hay muchos sectores que
tienen estructuras de monopolio y oligopolio. El estímulo a la
competencia se va a frenar o va a tardar y eso tendrá como consecuencia que la
caída de la inflación no sea tan rápida como se quisiera. También habrá que
hacer cambios en la estructura laboral. El mercado laboral es muy poco
competitivo y rígido. No puedes resolver el problema de la inflación a mediano
o largo plazo si no incrementas la productividad.
¿Cree que el gobierno de
Nicolás Maduro es capaz de implementar un programa que detenga la inflación o
su visión ideológica le impide hacerlo?
Lo que viene es una
profundización del modelo causante de la elevada inflación. La visión
ideológica y política del chavismo no es la adecuada para tener inflaciones
bajas. En el Gobierno persiste la idea de que la inflación es un problema
exógeno producto de empresarios con un afán de lucro desmedido, de una guerra
económica con elementos internacionales y especulación. Por eso considera
que es a través de tener más control de la economía que va a resolver el
problema. Esa es la lógica del chavismo que evidentemente no ha funcionado. Eso
me lleva al punto de que solo cambiando el modelo político se puede comenzar a
resolver el problema de inflación.
23-11-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico