Por Mayela Armas
“No hay ninguna oferta, los
productos los venden al precio que está marcado” comenta Iris Rojas una
trabajadora que vive en El Cementerio y que acudió a la tienda Clap ubicada en
Los Símbolos, donde hasta hace algunas semanas estaba un Abasto Bicentenario.
Desde tempranas horas de la
mañana, Rojas llegó a la tienda y al mediodía había comprado arroz, mayonesa,
café y papel higiénico, en lo que gastó más de 100.000 bolívares. “Vine hasta
acá porque hay arroz que ya no se consigue con facilidad, pero los demás
productos cuestan como en cualquier otro sitio”.
Los Abastos Bicentenario se
están convirtiendo en la red de tiendas de los Comité Locales de
Abastecimiento y Producción (Clap), lo que aumenta el dominio de
esas instancias.
El pasado año el presidente
Nicolás Maduro creó los Clap para la venta de bolsas de comida casa por casa,
luego mediante los decretos de emergencia les dio poder para controlar la
producción y distribución de las empresas.
Con un sector privado, cuya
capacidad está disminuida por el control de precios y la menor asignación de
dólares, el Gobierno le impuso más medidas para mantener a los Clap. Y ordenó
que 50 % de la producción de alimentos y artículos de higiene de las industrias
fuera a los Comités, aunque muchas plantas terminan entregan casi 60 % de lo
que elaboran y el resto es lo que colocan en supermercados y mercados
municipales.
El poder de los Clap va
creciendo y a principios de 2017 el mandatario anunció que los Comités deberían
tener tiendas. Según el jefe de Estado, por esa vía se contempla “ampliar las
posibilidades de oferta y repotenciar el combate contra la especulación
que siguen implementando los capitalistas. Así los pedevales, mercales y
abastos Bicentenario se integrarán aún más con los Clap”.
Poco a poco los Bicentenarios
pasan a ser parte de los Clap, y los artículos que venden en gran medida son de
empresas privadas, de hecho tienen marcas que los ciudadanos no encuentran con
facilidad por las cadenas tradicionales.
¿El fracaso?
En 2010 el Gobierno de Hugo
Chávez tomó el control de hipermercados Éxito y los supermercados Cada
bajo el argumento de que incurrían en la especulación de precios y los
transformó en la red de Abastos Bicentenarios, con artículos importados y
nacionales. De hecho, a las empresas se les impuso que en sus despachos tenían
que dar prioridad a esos establecimientos.
Para 2015 la Memoria del
Ministerio de Alimentación mostraba que la distribución de alimentos por medio
de esa red había bajado a 193.000 toneladas. Con la profundización de la
crisis, la oferta fue disminuyendo, a lo que se sumaron los problemas
gerenciales.
A principios de 2016 Maduro
dijo que la red de “Abastos Bicentenarios se pudrió y se ordena la
reestructuración”. En aquel momento, señaló que esos comercios serían centros
de distribución de los Mercal y los mercados comunales. “Esto no es un centro
de distribución para bachaqueros”.
Durante 2016 y 2017 muchos
comercios de la red cerraron y desde hace semanas varios locales son parte de
los Clap, menos los grandes Abastos Bicentenarios, que son los ubicados
en Plaza Venezuela y Terrazas del Ávila.
En esos grandes abastos la
oferta no es amplia y los precios de los productos que se venden –muchos
importados- son altos, por ejemplo, los granos cuestan más de 10.000 bolívares
el kilo y el aceite supera los 40.000 bolívares.
Foto: Mayela Armas
19-11-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico