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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Las dificultades de la vida diaria por @ElNacionalWeb


Por Maritza Izaguirre


Este año hemos sido testigos del derrumbe de las condiciones y calidad de vida de la población. Las cifras recogen la pérdida del poder adquisitivo del signo monetario, resultado de un proceso inflacionario que se refleja en el alza semana a semana de los precios de los bienes y servicios, lo que golpea duramente el presupuesto familiar, comprometido con obligaciones tales como la compra de alimentos, el pago del transporte, los gastos asociados a la educación de los hijos y a la salud, entre otros, porque lamentablemente la debilidad de la gestión pública ha afectado seriamente la oferta de servicios responsabilidad del gobierno central, los entes descentralizados y las administraciones locales.

Se han hecho frecuente los cortes de luz, el racionamiento del agua potable, la recolección oportuna de los desechos sólidos, el mal estado de las vías públicas, la inseguridad ciudadana y las serias dificultades asociadas a la atención primaria en salud, que ha llevado a brotes de enfermedades infectocontagiosas, controladas en el pasado reciente, mediante la gestión de las autoridades responsables.

Problemas que se agravan por las deficiencias anotadas en el sistema público de atención, fuertemente deteriorado en su infraestructura, equipamiento y dotación de insumos, incluyendo recursos humanos capacitados y con experiencia. Es frecuente escuchar acerca de la necesidad de adquirir medicamentos e instrumentos necesarios para el tratamiento del paciente, ejerciendo por lo tanto presión adicional al ya reducido presupuesto familiar.


Los altos costos para operar también influyen en la oferta privada, la cual se ha visto afectada, disminuyendo las alternativas de atención, limitada en estos casos por las restricciones asociadas a los seguros privados cuyos elevados montos restringen la cobertura incrementando el  aporte del asegurado.

Igual sucede con los gastos asociados a la educación de los hijos, que implica la preocupación por la adecuada alimentación, los complementos necesarios para lograr el desarrollo físico e intelectual  de los menores, hoy fuera del alcance del presupuesto familiar, puesto que compite con otros gastos relacionados con las exigencias de los cursos, que en ocasiones obligan a la compra a precios de mercado de equipos y materiales exigidos para los proyectos relacionados con la aprobación de las materias.

Lo anterior refleja el impacto en la vida diaria de una madre, que día a día se ve obligada a decidir cómo y de qué manera satisface las diversas necesidades del grupo familiar en función de los recursos con que cuenta, salario devaluado, contribuciones puntuales de otros familiares y los accesos puntuales a los programas gubernamentales, si cumple con las exigencias.

Por lo tanto, cada vez se hace más urgente corregir la política económica asumida, la cual ha conducido a las dificultades que confronta hoy la familia venezolana.

21-11-17




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