Editorial
El Nacional
En nuestra edición de ayer le
dedicamos un amplio espacio a las noticias sobre la crisis humanitaria que
sufre Venezuela desde la llegada del socialismo del siglo XXI, que de
socialismo no tiene nada y mucho menos de siglo XXI pues es atraso en estado
puro y duro. También la columna de nuestro presidente editor, Miguel Henrique
Otero, escrita desde el exilio, no solo hace referencia pormenorizada sobre
esta crisis sino también sobre el problema moral y operativo que ella
significa.
Desde luego que la parte moral
es por sí misma no solo relevante sino fundamental porque un gobierno, como es
el actual, que se niega a proporcionar atención médica a la población está
incurriendo en un monstruoso delito más propio de otros siglos incivilizados y
bárbaros. Impulsar una política basada en el exterminio del opositor al negarle
sus derechos a la salud, el acceso a los alimentos y a las medicinas adecuadas
solo era pregonado por el fascismo y el comunismo soviético. Hoy renace entre
nosotros como una política de Estado de la cual la camarilla civil y militar se
enorgullece.
Nuestro presidente editor en
su escrito recuerda que “desde hace no menos de un año, voces de las más
diversas instituciones y de la sociedad civil organizada vienen clamando porque
se permita el ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela. La iglesia y sus
núcleos de base, organizaciones no gubernamentales, voceros de los partidos
políticos democráticos, líderes sociales y de gremios de trabajadores,
profesionales y empresas, han coincidido en la petición. A ello se han sumado,
en cantidad y representatividad impresionante, voceros e instituciones de más
de 60 países”.
Resulta por demás monstruoso
que los bolivarianos que dicen proteger a los pobres se lancen como enfurecidos
perros guardianes contra todas las peticiones de abrir un canal que permita la
entrada de ayuda humanitaria que tanto se necesita para ancianos y niños. ¿Qué tanto
peligro puede significar para un gobierno que “goza del apoyo mayoritario del
pueblo”, como bien repite a cada rato como un mantra el señor Maduro, que los
más desvalidos reciban una ayuda indispensable para sobrevivir y darle una
cierta decencia a su existencia a la que todo ser humano aspira?
En el artículo de Miguel
Henrique Otero se colocan al descubierto acciones que el oficialismo se empeña
en ocultar como si el resto del mundo estuviera inscrito en el PSUV o vistiera
de uniforme verde oliva. Pero no es posible ocultar la dimensión de esta
tragedia que es imperdonable y que debe generar una protesta mundial legítima,
porque no se trata de una maniobra política o de una estratagema del
imperialismo norteamericano. Se trata de millares de venezolanos que le exigen
al Estado la protección que la Constitución les asigna por encima de cualquier
discrepancia política.
Esta monstruosa política de
Estado es una aberración rusa heredada del pasado estalinista y del más
frenético maoísmo que condujo a China a una larga marcha hacia la muerte de
millones de seres humanos. ¿Cómo fue posible que este escenario de terror y
muerte desembarcara en nuestras tierras? Ya no se fusila a los
opositores, ahora se les conduce al paredón de la falta de medicinas.
21-11-17
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