Carlos Romero Mendoza 24 de noviembre de 2017
@carome31
Dos
actores políticos han lanzado estrategias paralelas de contacto con sus
electores o seguidores. Uno de esos actores es la Asamblea Nacional, que
promueve una consulta sobre el diálogo con el Gobierno, y el otro actor es la
Asamblea Nacional Constituyente, que procura una movilización política a nivel
nacional y busca reforzar el compromiso de sus seguidores con la revolución en
el marco de elecciones municipales.
En el
caso de la Asamblea Nacional, se creó una Comisión especial de consulta para el
rescate de los derechos mediante un proceso de diálogo, presidida por el
diputado Stalin González, cuya misión está orientada a consultar a la sociedad
civil, precisamente, sobre el diálogo con el Gobierno nacional[1].
Esa
consulta, según información pública, se realizará desde el 20 hasta el 27 de
noviembre 2017 y sus conclusiones serán presentadas en la sesión plenaria de la
Asamblea Nacional el próximo 28 de noviembre de 2017.
En el
caso de la Asamblea Nacional Constituyente, la Comisión Permanente de
Participación Ciudadana, presidida por Dario Vivas, asume la tarea de promover
un proceso de movilización política y electoral con sus seguidores.
Ese
contacto supuestamente será realizado a través de los consejos legislativos
estadales y los concejos municipales, que abrirán sus espacios para divulgar,
debatir y promover las leyes presentadas por el Presidente; pero además, serán
los responsables de impulsar las llamadas asambleas de base constituyente[2].
Para
Darío Vivas esa estrategia de la Asamblea Nacional Contituyente debe impulsar
la creación de lo que llamó “ciudades constituyentes”[3].
Además,
la Comisión de Participación de la ANC anunció la activación de una aplicación
disponible para Andorid denominada Veideas, a través de la cual será fácil
aportar sugerencias a las distintas comisiones de la ANC[4].
El
régimen intenta cohesionar a sus seguidores con una estrategia de movilización
política estadal y municipal, a través de una agenda política concreta.
Claramente, de esta forma va construyendo una maquinaria electoral y política
para esta elección municipal, así como en el 2013 hicieron con el programa
Comuna o Nada, que se lanzó justo fechas previas a las elecciones municipales
de aquel año. Esta articulación de la Asamblea Nacional Constituyente con los
poderes legislativos estadales y municipales, a los fines de divulgación de las
actividades de la ANC y la conformación de comités estadales constituyentes y
asambleas de base constituyente, advierten de una clara estrategia electoral
para las elecciones presidenciales que muchos anuncian se producirán en el
primer trimestre del año 2018.
Mientras
el régimen cohesiona a sus electores, la Asamblea Nacional abre sus puertas en
su sede para valorar la visión de las organizaciones a la sociedad civil
organizada sobre el diálogo. Esperamos que ese importante esfuerzo contribuya a
construir consensos entre la dirigencia política nacional en este tema que
claramente los divide.
Es muy
evidente para cualquier observador que el tema del diálogo en República
Dominicana no logra cohesionar a la dirigencia política y, en consecuencia,
menos aún a la sociedad venezolana.
Sólo
en el ámbito de la Asamblea Nacional, la creación y las declaraciones de la
nueva fracción parlamentaria denominada 16J, pone de relieve que hay
discrepancias, que hay diferencias y que el tema del diálogo genera
desconfianza entre los actores políticos de oposición[5].
Pero
además, fuera de la Asamblea Nacional, la existencia del movimiento Soy
Venezuela alimenta esa percepción de división, en particular cuando leemos en
su plataforma web que se presenta como una nueva alternativa de coalición que
se autodefine alejada de la crisis de representatividad e ineficacia de las
coaliciones anteriores[6].
Por
último, otro elemento claro del quiebre de ese compromiso unitario está en las
declaraciones de Antonio Ledezma desde Madrid, donde exhortó a una purga dentro
de la oposición para evitar contradicciones[7].
Todos estos
elementos y la poca disciplina partidista evidenciada en las elecciones
municipales, ponen un preocupante acento en el hecho de reconocer que el
régimen logró sembrar la desconfianza entre los actores políticos, entre estos
y la sociedad.
La
falta de cohesión como consecuencia de la ausencia de una hoja de ruta
estratégica que no se limite a lo estrictamente electoral, claramente es un
enorme desafío, que se agrava por la incapacidad manifiesta de nuestra
dirigencia nacional de dialogar, debatir y negociar para lograr consensos para
esa necesaria hoja de ruta, dando ejemplo y modelaje de unidad a la sociedad en
general.
La MUD
debe repensarse. Desde hace mucho tiempo debió haber salido de la Asamblea
Nacional, hoy no parece que el tiempo favorece para esa labor, más si se
plantean elecciones presidenciales en el primer trimestre del año.
Los
ciudadanos percibimos con gran frustración la ausencia de esa hoja de ruta y
ello alimenta la desconfianza y genera
niveles de ansiedad importantes. Más aún cuando no hay canales expeditos de
comunicación para el debate y los acuerdos entre ciudadanos y partidos
políticos a nivel municipal que es donde más efectivamente puede lograrse un
proceso de discusión para lograr explicar, divulgar y construir consensos sobre
los desafíos que hoy se nos presentan como sociedad democrática.
Vivimos
en una orfandad ciudadana, que se agrava aún más porque en silencio vamos
sintiendo los efectos de la hiperinflación, sin que esta se acompañe de un
proceso de pedagogía social que nos permita comprender y prepararnos para esa
tragedia económica. No pareciera haber
un debate político sobre el tema.
Son
tiempos confusos, sin una hoja de ruta estratégica, y se hacen más inciertos y
complicados.
Es
urgente un pacto político, un gran acuerdo político nacional, refrendado por la
sociedad civil, que reconozca ante la opinión pública que hay diferencias, que
diseñe los mecanismos para resolverlas de manera transparente ante los ojos del
ciudadano y en cuyo espíritu los dirigentes políticos asuman su responsabilidad
histórica de convertirse en orientadores de la opinión pública. Estas premisas
fueron parte del contenido del Pacto de Puntofijo, documento tan satanizado por
la revolución y tan desconocido por los venezolanos, pero cuyo espíritu hoy
cobra mayor vigencia como referencia para el aprendizaje social y político.
Sin
Unidad perdemos todos.
Carlos
Romero Mendoza
@carome31
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico