Por Gioconda San-Blas
La decisión tomada por el
Consejo Directivo de la Universidad Simón Bolívar (USB) el pasado 3 de
noviembre no puede ser más reveladora sobre la realidad nacional en materia de
educación básica. Nada menos que “un plan de nivelación que permitirá a
los 2.600 bachilleres que iniciaron carreras en el trimestre
septiembre-diciembre 2017, obtener una mejor formación para comenzar de nuevo
el ciclo básico, previa separación voluntaria del que cursan en la actualidad.
Un curso intensivo de seis meses, a partir de enero de 2018, el cual les
facilitará la oportunidad de tener éxito en sus estudios técnico-científicos”.
Esta disposición se fundamentó
en los pobres resultados de los recién graduados bachilleres al ingresar en las
aulas universitarias. De 1.834 inscritos en el curso de Matemática I de
Ingeniería, 1.089 (60%) fueron reprobados con calificaciones entre 0 y 5 puntos
en una escala que llega a 30. En las carreras industriales, presentaron el
primer parcial 62% de los inscritos, resultando reprobado el 90%. O sea, la
gran mayoría de los nuevos bachilleres no está preparada para emprender
estudios universitarios.
Ese demoledor desenlace no es
más que fiel reflejo de un sistema educativo deteriorado al extremo. Baste
decir que en la educación secundaria hay un déficit de 35% de profesores en las
materias científicas, lo que ha conducido a la aberrante directriz de forjar
calificaciones en materias de las que nunca se recibió ni una hora de clase,
para no dejar evidencia de fallas docentes. Son esos los bachilleres que al
entrar a la universidad presentan los bajos rendimientos reportados por el
Consejo Directivo de la USB.
En contraste, la gobernación
del estado Miranda, a través de su Dirección de Ciencia y Tecnología
(Secretaría de Educación), mantuvo por nueve años el programa de ferias y
encuentros mirandinos de Ciencia y Tecnología (varios de ellos reseñados en esta columna),
junto con programas de talleres, conferencias, visitas guiadas, sala de
ciencia, dirigidas a estimular a docentes y liceístas en temas científicos y
tecnológicos propios del siglo XXI, bajo el precepto de aprender haciendo. El
programa por los momentos está suspendido; el nuevo gobierno de Miranda no ha
considerado necesario hasta la fecha nombrar un director de C y T que lo
retome, para desmayo de los docentes que lo impulsaron año a año y desencanto
de los estudiantes que a lo largo de su tránsito por la secundaria en los
liceos estadales se involucraron activamente, con miras a aprender más a través
de sus proyectos de investigación.
Las razones que sirvieron al
Consejo Directivo de la USB para su decisión esconden otros datos que agravan
aún más el panorama educativo venezolano. Cito apenas uno: la cohorte de bachilleres
graduados representa solo el 28,7% de los alumnos que cinco años antes
ingresaron en el primer año de educación secundaria en el país (índice de
deserción 71,3%), según datos del Centro de Información para la Mejora de los Aprendizajes
(CIMA) del Banco Interamericano de Desarrollo, una cifra que nos
pone en abierta desventaja con los países de la región, de los cuales Chile
logra graduar de bachilleres al 80,2% de los jóvenes que ingresan al sistema,
siguiéndole Bolivia con 61,6% y Ecuador con 58,3%, siendo 43,1% el promedio de
la región.
Cuando ese magro 28,7% de
egresados toca a las puertas de las universidades se enfrenta entonces con el
sistema de selección. Por años, éste se basó en méritos académicos: el promedio
de calificaciones obtenidas en la educación secundaria y una prueba de
admisión. Pero ahora los requisitos impuestos por el ministerio de educación
universitaria para el ingreso son otros, en decisión arbitraria y violatoria de
la autonomía universitaria: 50% sobre la calificación promedio, 20% sobre nivel
socioeconómico bajo, 15 a 20% sobre la territorialidad o cercanía del hogar a
la universidad, y el resto suma puntos por actividades comunitarias, con lo
cual mucho joven talentoso ha quedado fuera del sistema porque su lugar fue
cedido a otro menos preparado que ingresó por alguna de las otras categorías.
“El modelo educativo que
estamos desarrollando es reflejo de la sociedad que queremos”, expresó el
presidente, en ocasión del inicio del año escolar 2016-2017. Nunca mejor dicho:
una sociedad de vasallos ignorantes y no de ciudadanos bien formados.
TUITEANDO
La exposición “Ciencia, la búsqueda permanente”, en
homenaje a los 100 años de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales, está abierta hasta abril de 2018 en la Biblioteca de la UCAB, lunes
a viernes, 9:00 am a 8:00 pm. No deje de visitarla.
23-11-17
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