Sammy Paola Martínez 23 de noviembre de 2017
Desde
que el chavismo asumió el poder en Venezuela, por primera vez necesita del
apoyo de su disidencia para continuar estableciendo contratos de interés
nacional, dado a que el único órgano facultado para aprobarlos es la Asamblea
Nacional, de mayoría opositora.
Así lo
afirmó este miércoles el politólogo Luis Salamanca, quien sostuvo que, durante
la “negociación internacional” que se producirá en República Dominicana, el eje
principal de la delegación oficialista girará en torno al tema económico.
Explicó a EL IMPULSO que nadie prestará dinero ni renegociará deudas con un
país que no utiliza los canales legales para solicitarlo porque corre el riesgo
de que el Gobierno futuro desconozca las operaciones.
“A
diferencias pasadas, en esta ocasión el Gobierno sí está obligado a negociar, y
no se burlará de la oposición porque va urgido de encontrar un acuerdo para
lograr su propósito. La oposición, por su parte, debe actuar con inteligencia y
no ceder sin antes contar con beneficios concretos, como la fecha de las
elecciones presidenciales”, dijo.
Hasta
el momento, las figuras del diálogo y la negociación han sido cuestionadas por
el grado de manipulación que ha impreso el Gobierno y el incumplimiento de los
acuerdos. Y a juicio del experto, el diálogo –sobre todo- se encuentra ausente
estructuralmente del sistema político venezolano, lo cual indica el talante de
quienes están en el poder.
¿Diálogo
o negociación? Hasta la fase exploratoria que no tuvo resultados favorables se
hablaba del diálogo como el mecanismo para lograr ciertas concesiones, aunque
se tratara de derechos consagrados en la Constitución. Pero a partir del mes de
octubre, la oposición ha pedido que en lugar de diálogo se le denomine como un
proceso de negociación, en donde participen países “amigos” como ya se confirmó
para este 1° y 2 de diciembre.
Ahora
bien, Salamanca detalla que “evidentemente” para negociar hay que establecer
conversaciones. “No se trata de dialogar solamente, ya tienen que negociar. El
diálogo supone una conversación entre las partes para intercambiar puntos de
vista y plantear posibilidades de acuerdos que conlleven a una negociación.
Mientras que negociar implica lograr un acuerdo a cambio de beneficios que
recibirá cada parte”.
Entre
los tópicos que debería manejar la oposición, y sobre los cuales se encuentra
consultando esta semana, destacan condiciones justas y fecha para las
presidenciales, apertura del canal humanitario y la liberación de presos
políticos, punto que se ha convertido, según lo señalado por el Foro Penal
Venezolano, en un efecto de puerta giratoria: sueltan unos y entran otros.
Para
el politólogo, la oposición debe “amarrar” en República Dominicana la fecha de
las presidenciales que corresponden para 2018, y que el Gobierno tratará de
adelantar porque le conviene participar con una oposición dividida, o en el
peor de los casos, sin ella. Es de los que opina que el Gobierno no permitirá
sobre la mesa el tema de la salud y la posibilidad de recibir ayuda
internacional porque sería reconocer que hay una crisis humanitaria.
En
todo caso, dice Salamanca, la oposición debería preparar una estrategia
comunicacional en la que se aclare que puede o no haber resultados favorables
durante estas conversaciones que se sostendrán con el acompañamiento de cinco
cancilleres. No obstante, de haber resultados concretos, se generará un
reconocimiento “indirecto” a la Asamblea Nacional y el desmontaje de la
Constituyente como poder sustituto.
Radicalismo
Dentro
de la oposición también hay actores catalogados como radicales. Es el caso de
María Corina Machado, de Vente Venezuela, quien también promovió el movimiento
“Soy Venezuela” para darle valor a la consulta popular realizada el 16 de
julio. Al respecto, el también abogado considera que “su posición no solo
afecta a la negociación sino a todo lo que la Mesa de la Unidad haga. Ella no
solo lucha contra el Gobierno, sino que con la conformación de su proyecto
político, lucha contra la oposición y promueve al abstencionismo, que no es
positivo y mucho menos de cara a las presidenciales (…) discutir por qué en
República Dominicana y no en Venezuela no tiene sentido porque indiferentemente
del lugar, el tema es cuáles son las posibilidades de que el Gobierno cumpla”.
Rescata
la figura del alcalde metropolitano Antonio Ledezma, quien a su parecer ha
actuado con sensatez e inteligencia. “Quiere organizar el exilio, cosa que
nadie había planteado, y pide una recomposición de la oposición rápida”, la
cual requiere de un crecimiento organizativo y el regreso de un secretario
ejecutivo.
Por
último, puntualizó que sí se debió participar en la elección de alcaldes porque
es otro escenario de lucha. Considera que se ha enviado un mensaje incoherente
y ambivalente.
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