Por Juan Páez Ávila
Tal vez previendo que Nicolás
Maduro y sus más altos colaboradores, resuelvan ordenarle a la mayoría del
Consejo Nacional Electoral (CNE) que convoque por adelantado las elecciones
presidenciales, algunos dirigentes de la oposición, e incluso algunos sub
grupos que han surgido entre los miembros de la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD) han expresado públicamente sus opiniones, favorables a escoger en lo
inmediato el candidato de la oposición en elecciones primarias, haciendo uso
del derecho inalienable de expresar libremente sus puntos de vista, sobre el
momento político que atraviesa el país, y en particular los adversarios del
gobierno.
El planteamiento podría
resultar, si no extemporáneo, por lo afirmado en el párrafo anterior, por lo
menos inconveniente a los intereses de la propia unidad democrática, si no se
han neutralizado, para no decir arreglado, las serias discrepancias que han
surgido en el seno de la MUD, en los últimos días, con descalificaciones
personales entre altos y prominentes dirigentes de varios Partidos Políticos.
En las condiciones políticas
de la actualidad, aprobar un candidato supuestamente unitario, después de una
campaña interna en la que la diatriba política se manifieste con más
virulencia, para descalificar a unos y privilegiar a otros, podría no sólo
dividir y perjudicar a la oposición que tiene apoyo de la mayoría de los
venezolanos, sino también favorecer la política y los intereses del gobierno.
Si al ventajismo del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por el apoyo que recibe del aparato del
Estado madurista, el populismo que en las elecciones regionales pusieron en
práctica, repartiendo neveras, que seguramente por el alto costo de la vida
pueden permanecer vacías, lavadores, que por el inalcanzable precio del jabón,
pueden estar inutilizadas; el abuso de algunos miembros de Plan República que
no dejaban a los testigos ingresar a los centros electorales; más la represión
violenta de los paramilitares llamados colectivos, del gobierno; la oposición
se presenta con un candidato que no goza del respaldo entusiasta de quienes hoy
insultan a algunos de sus compañeros, el gobierno puede encontrar la mesa
servida, para permanecer en el poder tanto por el fraude cometido por sus
secuaces, como por la pasividad e indiferencia de un sector de la oposición.
El momento parece indicar que
los integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática, deben sincerar la
naturaleza de sus discrepancias, admitir que puede existir un programa de
gobierno mínimo, de consenso, pero no un candidato que represente la ideología
de todos los que lo apoyan, porque no existe un Partido Único. También hay que
admitir, según la experiencia mundial, que el que gane la nominación
presidencial, es mayoría, y debe gobernar con apego al programa mínimo, y no
por lo que digan las minorías, frente a las cuales debe ser respetuoso, e
incluso tomarlas en cuenta para la formación de su gobierno, pero no obediente.
Recomponer la Mesa de la
Unidad Democrática debe ser, primero, una iniciativa de la mayoría, y luego una
conformación de la totalidad que esté de acuerdo con el programa mínimo para
gobernar. Todos pueden ser candidatos en las elecciones primarias, comprometidos
a respetar a sus contrincantes, y al final el ganador debe recibir el respaldo,
la solidaridad, de los demás participantes. Ello no excluye que alguien que no
se sienta representado por la acción del gobierno, pueda abandonar la
coalición.
20-11-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico