Por Roberto Patiño
Se están viviendo las
terribles consecuencias de la implantación de la dictadura y del
establecimiento de su modelo al país. La Asamblea Constituyente ilegítima
aprueba una supuesta ley contra el odio, que criminaliza la protesta y potencia
la censura en medios masivos y redes digitales. La persecución a la disidencia
ha tenido otra expresión en el proceso absurdo contra el vicepresidente de la
Asamblea Nacional, Freddy Guevara, por instigación a la violencia en las
manifestaciones ocurridas entre abril y agosto, mientras continúan impunes
cuerpos y funcionarios de seguridad, así como grupos paramilitares,
responsables del asesinato de más de un centenar de personas en estos mismos
hechos.
El afianzamiento del modelo
dictatorial también se implementa a través de políticas destructivas y
empobrecedoras. Políticas que repercuten de forma desastrosa sobre las
condiciones de vida de la gente, incidiendo en áreas prioritarias de su
cotidianidad. Una de las áreas que ha empeorado de manera acelerada en los
últimos meses ha sido, sin duda, la del transporte público. En nuestro trabajo
en comunidades, tanto en el Municipio Libertador como en otros sectores de
Caracas, hemos podido conocer las enormes dificultades que está significando
esta situación para la colectividad.
En este problema convergen
distintos aspectos producto de una crisis fomentada y manipulada por el
gobierno: al aumento de tarifas de transporte en un contexto hiperinflacionario
y de escasez de efectivo, se le suma la imposibilidad de conseguir repuestos y
efectuar el mantenimiento de las unidades, con la consiguiente disminución de
vehículos en funcionamiento (en algunas zonas hasta en un 85%) y el cierre de
rutas de menor flujo. Se disminuye de forma sustancial la movilización de las
personas y es afectado el desplazamiento a lugares de trabajo o a la escuela,
por ejemplo. En general, se impacta negativamente el desenvolvimiento de las
actividades diarias más básicas y se aíslan sectores y comunidades
enteras.
La actual crisis de transporte
muestra cómo, en el modelo de dictadura, el gobierno actúa como factor de
fragmentación y deterioro social. Genera condiciones que obstaculizan o impiden
el normal quehacer diario de la población, culpabilizando a otros e impidiendo
la búsqueda de consensos y acuerdos. Criminaliza o desacredita la participación
de factores distintos al del grupo de poder, forzando a las personas a depender
y supeditarse al Estado.
Es necesaria la construcción
de un proyecto político que enfrente a esta exclusión y fragmentación que
produce el régimen. Un proyecto que sume y vincule efectivamente a los
distintos sectores de la sociedad sobre el reconocimiento de necesidades y
problemas comunes. En ese sentido, las expresiones de organización,
participación, y empoderamiento local constituyen un modelo de referencia para
la construcción de esta respuesta política desde lo social.
Por ejemplo, según lo
testimonia el profesor Alexander Campos del Centro de Investigaciones
Populares, los vecinos de las comunidades en el sector Petare, generan
distintas soluciones al problema de la crisis de transporte a partir de sus
propios medios y posibilidades, desde las bases de la convivencia y la
solidaridad. Las personas con vehículo propio llevan a otros vecinos
organizándose en grupos para salir en los horarios de la mañana. Por otra
parte, la comunidad contribuye en el acondicionamiento de transportes para ampliar
su capacidad y poder utilizarlos como alternativas para movilizarse. Aunque
limitadas, estas iniciativas generan redes de apoyo y participación de gran
fortaleza y efectividad, que a partir de necesidades puntuales pueden
mantenerse en el tiempo, evolucionando, ampliándose, planteando nuevos
objetivos y generando movilización política. Como hemos visto en el caso de
Alimenta la Solidaridad, también tienen la capacidad de articularse con otras
organizaciones, grupos y sectores sociales, desarrollando procesos de
involucramiento e inclusión.
Estas formas de participación
nos permitirán enfrentar con efectividad a un régimen que continuará
fragmentando y empobreciendo al país, generando condiciones de dependencia y
sometimiento de su población. Una realidad sobre la que debemos reflexionar y
actuar, construyendo una respuesta política desde lo social, desde la
convivencia y la solidaridad.
17-11-17
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