Laureano
Márquez 11 de enero de 2019
Es el título de la nueva miniserie de
Nextflights y cuenta la historia de un magistrado que luego de 20 años
pisoteando la ley, el estado de derecho y la democracia se arrepiente y pide
perdón por todos los males y destrucción ocasionados por la tiranía a la que
sustentaba.
Ya está disponible la primera temporada:
Episodio 1: El despertar de la conciencia.
“El peso de mi conciencia era abrumador, porque
yo no podía seguir avalando con mi presencia y decisiones contrarias a mi
formación como demócrata”. Luego de 20 años dormida, la conciencia de un
magistrado que avaló y propició la destrucción de la democracia venezolana,
despierta una mañana, repentinamente, cuando su dueño no encuentra su habitual
“splenda” para endulzar el café y descubre de inmediato que es un demócrata
convencido y que había permanecido drogado durante 20 años con un polvo que
alguien del partido suministraba en sustitución de su edulcorante. Este es el
inicio de una fascinante historia.
Episodio 2: Acoso sexual.
Para desviar la atención y aunque suene
cacofónico como “parece que aparece”, “firme la forma” e “hizo caso omiso”, se
le acusa de acoso. Acusación que inicialmente es formulada como parapeto
jurídico para descalificarle, pero que termina siendo cierta finalmente, pues
la definición de acoso es “trato vejatorio y descalificador hacia una persona,
con el fin de desestabilizarla psíquicamente”, lo cual realmente hizo en contra
casi 30 millones de seres humanos. Esto hace que la Real Academia acuñe un
nuevo término: “acosocidio”, que viene a ser a acoso lo que genocidio es a
gente.
Episodio 3: Delincuente es Moreno.
En una misteriosa declaración el magistrado
hace saber que el delincuente es moreno, esto al comienzo confunde la la CIA,
porque tratan de buscar un delincuente afrodescendiente en la banda criminal de
la que participaba el magistrado y hacen del más negrito el blanco de sus
investigaciones.
Episodio 4: El presidente teledirige el TSJ.
En una insólita confesión, el magistrado revela
algo que nadie alcanzaba a imaginar: el TSJ es teledirigido por el presidente.
Se trata de un control remoto que se enciende desde palacio en las reuniones de
sala plena y que activa un chip colocado bajo la cien (o doscientos dependiendo
de la ambición de cada magistrado) y tuerce el espíritu propósito y razón de
sus sentencias. En su caso, por ejemplo, el estaba claro que los diputados
opositores de Amazonas eran legales, pero un corrientazo cambio la sentencia
inicial y el destino del país.
Episodio 5: “Yo secundé muchas cosas que no
debí secundar”.
La CIA, en su investigación decide colocarle un
nombre clave al magistrado: “Secundino”, por tu extraordinaria capacidad de
secundar lo insecundable. En este episodio se narra la fuga de “Secundino”:
para no llamar la atención de un régimen antiimperialista y antiyanki, decide
justificar su viaje con unas vacaciones programadas en Disney para conocer de
cerca a Mickey Mouse. Nadie en la nomenclatura nota nada raro y a todos les
parece de lo más normal el viaje. Muchos, incluso, le encargan una bolsa de “milky
way”, que quiere decir “vía láctea”. Los chocolates nunca llegaron: mala milky.
Episodio 6: El embajador de Cuba daba
instrucciones.
En este capítulo se muestra otra revelación que
nadie alcanzaba a imaginar: que las grandes decisiones del país se toman desde
La Habana y que el embajador de la nación caribeña funge como primer ministro.
Luego de esta confesión, “Secundino” afirma que si regresa al país sería hombre
muerto, tan muerto como tantos que sus secundadas decisiones ocasionaron.
Fin de la primera temporada.
Magistrados: mírense en ese Black Mirror.
Laureano Márquez
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