Miguel Méndez Rodulfo 08 de enero de 2019
El 19
de diciembre la Plataforma del Frente Amplio en la que hacen vida la mayoría de
los partidos políticos y diversas organizaciones de la sociedad civil, presentó
a la Nación su propuesta del llamado Plan País. Hubo una gran concurrencia,
sobre todo por la fecha, y las exposiciones fueron muy bien recibidas por los
asistentes. Tal como lo dijo Blyde al principio del acto, se trataba de
demostrar que la oposición si tiene propuestas que presentar al país.
Particularmente me sentí imbuido del espíritu del “Sí se puede” que tantas
veces se coreó en el acto. Y me pareció formidable que los partidos hubiesen
dedicado tiempo y recursos a pensar en el país y en las soluciones para salir
de la enorme crisis que hoy agobia a Venezuela. Creo sinceramente que esto es
lo que esperaba el ciudadano. Que le dijeran que el estamento político se está
ocupando en buscarle soluciones a los problemas que hoy los agobian y que si
hay un camino de esperanzas. Primero fue expuesta la agenda social, luego la
económica, posteriormente la agenda de hidrocarburos y por último la agenda
legislativa. El contenido de la agenda social se circunscribió a exponer la
necesidad de realizar transferencias hacia la sociedad en general y hacia los
sectores más pobres y vulnerables en particular: subsidios, becas, distribución
de alimentos y medicinas, etc., como una manera humanitaria de recuperar el
golpeado nivel de consumo del ciudadano. La agenda económica fue muy bien
expuesta por un panel, donde José Guerra, haciendo gala de su gran capacidad
didáctica, expuso sus razonamientos con mucha claridad: necesidad de expandir
el gasto público, como una manera de recuperar una economía que se halla en el
subsuelo, y urgencia de rescatar el “chatarrero” de las empresas públicas
mediante la asociación con el capital privado. Los objetivos de la agenda de
hidrocarburos fueron expuestos sintéticamente como: recuperar Pdvsa y levantar
la producción. La agenda legislativa fue expuesta como un trabajo muy arduo que
tendría que acometer el parlamento.
Juan
Andrés Mejías, durante la exposición económica, señaló que había fases o etapas
que debían cumplirse: urgencia humanitaria, estabilización y reformas
estructurales. Señaló que no había una prelación, sino que podían correr en
forma concomitante. Alejandro Grisanti y Guerra, aclararon que los fondos
provendrían de préstamos de las multilaterales; donaciones de estos organismos,
de ONG, así como de gobiernos; renegociación de la deuda, y sobre todo, de la
recuperación de la industria petrolera. Habiendo dejado claro todo esto,
expreso algunas críticas (que el diputado Mejías aseguró serían bienvenidas)
sobre aspectos que me preocupan, pasando por aspectos conceptuales, hasta
elementos de fondo: realmente no se trata de un Plan País, ni se va a aplicar
el día después. Lo expuesto configura un Acuerdo Nacional (antes de abordar el
tema hidrocarburos el diputado Alvarado leyó “los acuerdos” en la materia)
sobre los temas presentados ayer, y tal acuerdo sienta las bases para actuar
durante un período de corto plazo, alrededor de dos años, que es una fase de
“Transición” que se inicia una vez accedamos al poder. Por otra parte me
preocupa el financiamiento de las transferencias sociales. Creo que es excesivo
el peso puesto en la recuperación del petróleo. Incluso Grisanti habló de un
período de 12 años para recuperar la producción petrolera; El Dr. Toro Hardy
mencionó 7 años, con inversión en ese período de entre 20 y 30.000 MM de
dólares, cada año, para recuperar los 3 MM de barriles. Hay que recordar que
recientemente la AIE en un informe sobre Venezuela, expresó que tal
recuperación ocurriría en 2040. Rescatar a una Pdvsa en el estado de
destrucción en que está y con la enorme burocracia que la carcome, no parece
una buena idea. Más estratégico es diseñar la creación de una Agencia Nacional
de Hidrocarburos y de un Órgano Regulador del sector, ambos organismos con
independencia financiera y administrativa, no dependientes jerárquicamente del
ministerio, y cuyas decisiones y estudios sean vinculantes para el ejecutivo.
Estos órganos pueden darle viabilidad a la participación del sector privado,
pero el regulador, parcelaría en bloques los campos de producción para
licitarlos en forma pública y abierta al capital privado. ¡Eso si asegura un
levantamiento de producción más rápido, aunque tampoco en el corto plazo! A
Pdvsa, hay que dejarla que se decante sola y que compita como una más con las
empresas internacionales.
La
semana que viene, continúo escribiendo sobre el tema, para luego retomar la
saga sobre los Planes Especiales en materia urbanística que venía
desarrollando.
¡Feliz
navidad!
Miguel
Méndez Rodulfo
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