Por Piero Trepiccione
No está para nada fácil la
situación política, económica y social en Venezuela. Hemos tenido una
semana cargada de acontecimientos importantes y de grandes impactos
internos y externos que sigue en pleno desarrollo. Un enero altamente esperado
por analistas políticos, gobiernos de la región y del mundo, amén de la
población venezolana en general desesperada por su dramática cotidianidad.
Hagamos un balance de
fuerzas. Nicolás Maduro ha tomado juramento para un segundo mandato
presidencial. Esta vez lo
ha hecho frente al TSJ y no ante la Asamblea Nacional.Soslayando
el tema jurídico, nos concentraremos en los aspectos políticos. Maduro cuenta
con el apoyo de la Fanb, al menos hasta ahora, el alto mando militar acoplado
en la vocería del general Padrino López, le ha manifestado su respaldo y
reconocimiento como su comandante en jefe.
El Psuv lo sigue
teniendo como su máximo líder en la actualidad y monolíticamente le mantiene el
respaldo. Aunque disminuido considerablemente en el apoyo popular, es un
partido medianamente organizado que garantiza movilización. Rusia, China,
Cuba, Nicaragua, Bolivia, entre otros países siguen respaldando al gobierno de
Maduro, aunque financieramente, solo los chinos pudieran brindar
ayuda adicional, pero últimamente han condicionado su respaldo financiero a
reformas y garantías de los préstamos.
El diputado Juan Guaidó
tiene el respaldo de la Asamblea Nacional, de un número importante de
países de la región y del hemisferio que lo están promoviendo como el legítimo
representante de la voluntad popular producto de la elección de diciembre de
2015. Los Estados Unidos, al más alto nivel diplomático (su secretario de
Estado Pompeo) han reiterado su no reconocimiento a la juramentación de
Maduro al igual que la Unión Europea.
Un número importante de
países del hemisferio y del orbe que desconocieron las elecciones
presidenciales del mes de mayo de 2018 y que se suman a las posturas
diplomáticas de los EEUU y la UE. La OEA como organismo multilateral y
hemisférico que ha venido votando en contra de las acciones del gobierno de
Venezuela desde hace unos tres años, amén de toda la plataforma opositora que
presenta un debilitamiento interno por las divisiones y posiciones
individuales frente al conflicto político actual y que le ha valido
el desapego a la gran mayoría social del país alineada con el descontento en
contra del gobierno nacional.
Este balance de fuerzas nos
da una muestra de un enfrentamiento entre el poder fáctico ejercido por
Nicolás Maduro y el poder ciudadano tratando de aglutinarse en
torno al logro del cambio político. En este escenario, ¿podrá entonces
seguir ejerciendo el poder Nicolás Maduro? Pueden ser múltiples las
respuestas, pero sin duda todas pasan por la fórmula: “mayoría social o
mayoría política”. Maduro no tiene la mayoría social, en este momento cuenta
más con el apoyo militar y organizativo del Estado venezolano que el respaldo
popular y la legitimidad.
Una vocería para el cambio
En este cuadro, difícilmente
podrá mantenerse en el poder a menos que logre negociar una salida digna con la
comunidad internacional y los interlocutores válidos de la plataforma opositora
en el país. Si la oposición logra concentrar su vocería en una referencia para
la mayoría social, logrará articular el respaldo internacional con el
nacional y hará irreversible cualquier proceso de cambio político en
Venezuela.
Como vemos, entramos en un
período realmente duro. Un período político-social de alta definición. Las
próximas horas y semanas muy probablemente nos lleven a una escalada
conflictiva de muy alto nivel. Maduro tendrá que moverse como peso pluma si no
quiere ser avasallado por este nuevo momento-cumbre…
13-01-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico