Carolina Alcalde y Álvaro Algarra 27 de agosto
de 2020
@caroalca y @alvaroalgarra
La
Voz de América conversó con personas que se encuentran en un refugio del
gobierno en disputa, quienes dijeron que a pesar de haber dado negativo a las
pruebas de COVID y haber cumplido con la cuarentena, continúan aisladas en
condiciones insalubres.
Desde
que fue declarada la pandemia de la COVID-19, miles de venezolanos que habían
migrado buscando mejores condiciones de vida regresaron al país luego de perder
fuentes de ingreso y, en muchos casos, ser desalojados de las viviendas que
alquilaban.
Pero
el regreso a Venezuela fue tan o más dramático que la partida. Muchos de ellos
fueron sometidos a cuarentena en albergues dispuestos por el Gobierno en
disputa que prometió velar por la integridad y salud de los retornados, pero
las denuncias dan cuenta de una realidad diferente.
La
retornada Elizabeth Lugo, que lleva 57 días en un refugio del gobierno, dijo
que, si bien dio negativo en la prueba a la cual fue sometida, continúa aislada
en un lugar que, a pesar de la disposición del gobierno, no es el adecuado.
“Toda
mi familia tiene la PCR negativa, estamos en condiciones inhumanas, aquí no
tenemos un médico de guardia, ni vigilancia la cual se necesita, para todos los
refugios” dijo Lugo.
Otro
caso es el de Hortensia*, regresó en autobús desde Arauca y desde hace dos
meses se encuentra varada en un refugio en el estado Apure, fronterizo con
Colombia a unos 450 kilómetros de Caracas.
“Al
ingresar nos hicieron una prueba rápida que resultó negativa, al llegar aquí
nos hicieron otra que fue negativa. Luego nos han hecho 3 PCR y los resultados
se han perdido. Cuando llega una prueba no llega la de otro miembro de mi
familia entonces no me puedo ir” explica a la Voz de América.
Hortensia
relata que el lugar en el que se encuentra no está acondicionado para atender a
las aproximadamente 100 personas que ahí se encuentran y que atraviesan condiciones
muy precarias.
“Dormimos
en colchonetas en el piso, el agua del pozo es sucia, la comida a veces ha
llegado piche (dañada), hay muchos zancudos, los niños se han enfermado con
cosas feas en la piel. La funcionaria a cargo se lava las manos, te lo digo con
un nudo en la garganta” sostiene.
Consultada
sobre si han recibido atención médica, si los han dotado de artículos de
higiene personal y cómo son los alimentos que reciben, Hortensia asegura que no
llega "absolutamente nadie”.
“Aquí
ni pañal dan para los bebés, ni toallas, ni jabón, ni cloro para el baño. Nadie
tiene tapabocas porque no dan y los que trajimos ya se dañaron. Los baños están
horribles, además hay personas cochinas, pero tampoco tenemos como lavarlos” afirma, y agrega que la comida llega en malas
condiciones muchas veces.
“La
comida es pésima, hasta con gusanos ha llegado la comida. Nos dan arepa con
huevo de desayuno y cena, algunas veces arroz y arvejas con un pedacito de
pollo. De broma viene el aseo a buscar la basura, ni el monte cortan. Nosotros
limpiamos un día sí y uno no y amontonamos la basura en contenedores” explica.
Hortensia,
quien no se identifica por temor a represalias, advierte que si se enteran de
que ofrecen testimonios a la prensa los “castigan” y reciben amenazas de durar
más tiempo en el centro de aislamiento.
La
mujer pide a las autoridades que los “ayuden” e insiste en que los niños
necesitan alimentarse bien pues “han bajado de peso, esto no es un amiente para
ellos y nosotros no merecemos seguir aquí”.
“Regresé
de Colombia porque quería estar con mi familia, a raíz de la pandemia me dio
sentimiento estar lejos y me quise venir, me decía a mi misma que si iba a
morir lo haría en mi tierra” expresa. Hortensia cree que ha bajado más de 10
kilos y asegura sentirse mal física y psicológicamente “uno se deprime con todo
esto, como juegan con uno”.
Riesgo de contagio
El médico Carlos Prosperi alertó que no todas
las personas que están en esos lugares han dado positivo, por lo que corren
riesgo de contagio:
“Este tipo de aislamiento debe ser completamente
consciente no solamente desde el punto de vista del paciente, si no de los
responsables de tener a estas personas en aislamiento, dado que no le están
garantizando la comida, que es importante, dado que no le garantizan los
fármacos, que es importante, dado que no le están dando el ambiente adecuado
para el descanso y el seguimiento que hay que darle que es de suma importancia”
sentencia Prosperi.
Según el más reciente informe de la Oficina de Asuntos
Humanitarios de las Naciones Unidas, desde el 6 de abril, cuando se
estableció la cuarentena obligatoria para los retornados y hasta el presente,
más de 72 517 personas han regresado a Venezuela por fronteras terrestres.
Parlamentarios opositores como Carlos Valero han
denunciado un trato “vejatorio, discriminatorio, cruel e inhumano” hacia los
retornados.
La vicepresidenta del gobierno en disputa, Delcy
Rodríguez ha dicho que “nunca” se han “negado” a recibir a los migrantes,
mientras que el presidente Nicolás Maduro ha pedido a los venezolanos no
aceptar a personas que haya entrado por pasos ilegales y que hayan “burlado los
controles sanitarios”.
*Hortensia es un nombre ficticio para proteger a la
entrevistada que no se identifica por temor a represalias.
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