Noticias ONU 28 de septiembre de 2020
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Falta
de dinero, escasez de alimentos, falta de un lugar para dormir, inseguridad,
falta de transporte, problemas con los documentos de viaje, son algunos de los
obstáculos más comunes a los que se han enfrentado los migrantes y
refugiados venezolanos al salir de su país. El coronavirus ha agravado la
situación en once países de acogida en la región.
La pandemia de COVID-19, los desalojos, la pérdida del
empleo, el poco acceso a la salud y la educación, y la imposibilidad práctica
en la mayoría de los casos de cumplir con las normas de distanciamiento social
y aislamiento han generado importantes retrocesos en la posibilidad de los
venezolanos de integrarse a sus países de acogida, advirtió este jueves Eduardo
Stein, representante especial de las agencias de la ONU para refugiados y
migrantes venezolanos.
Sus palabras están incluidas en la presentación de una nueva encuesta de la Organización Internacional para las Migraciones y
el Instituto de Políticas de Migración en once países de América Latina y el
Caribe que revela importantes datos demográficos de la población que ha
salido de Venezuela.
Los datos demográficos
El estudio detalla la situación de los venezolanos en
2019, antes de la pandemia, y asegura que aquellos que se dirigieron a los
países vecinos inmediatos, como Brasil, Colombia, Guyana y Trinidad y Tobago,
tienden a tener un nivel educativo más bajo que los venezolanos que se mudan a
otros países más lejanos. También tienen más probabilidades de ser más jóvenes
y solteros y reportan un acceso más restringido a la salud, y servicios
psicosociales.
Quienes viajaron a países cercanos, pero no
adyacentes, como Ecuador y Perú, también tienden a ser jóvenes, pero más de un
tercio tienen un título técnico o superior.
El último grupo, que se trasladó a destinos más
alejados (Argentina, Chile, Costa Rica, Paraguay y Uruguay) es mayor en
promedio y reporta niveles educativos particularmente altos, con la mitad o más
con una licenciatura o maestría.
“Como parte de la respuesta a la situación de
emergencia de refugiados y migrantes venezolanos, desde 2017 la OIM ha
recolectado datos intersectoriales sobre esta población que han sido clave para
asegurar que las partes interesadas a nivel nacional y regional puedan tomar decisiones basadas
en evidencia y eso también ha sido útil como insumo para el Plan
Regional para Refugiados y Migrantes”, dijo Diego Beltrand de la OIM.
Diferentes estados migratorios
En los 11 países, los encuestados informaron tener una
variedad de estados migratorios, lo que refleja las diferencias en sus
perfiles, así como las políticas diversas y en gran medida acogedoras que los
países de la región han diseñado para abordar uno de los flujos migratorios más
grandes del mundo.
Porciones notables de venezolanos en Argentina,
Brasil, Paraguay y Uruguay describieron haber obtenido la condición de
residencia, solicitante de asilo o refugiado, mientras que Ecuador parece tener
la mayor proporción de migrantes irregulares de los países incluidos en la
muestra.
Dado que los países receptores ahora enfrentan el
desafío de atender las necesidades de los refugiados y migrantes venezolanos, así
como de las comunidades de acogida, y al mismo tiempo gestionar la crisis de
salud pública de COVID-19, existe una necesidad urgente de datos oportunos y
precisos sobre las características y vulnerabilidades de esta población.
“Necesitamos buenos datos para orientar las decisiones
de los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad internacional
para que podamos convertir una crisis de flujo mixto, especialmente en medio de
la pandemia de COVID-19, en una oportunidad a largo plazo para la región.
aprovechando el talento y las habilidades de los refugiados y migrantes
venezolanos que se han trasladado a otros países del hemisferio”, dijo el
presidente del Instituto de Políticas de Migración, Andrew Selee.
Otros hallazgos clave del análisis de datos:
- Los desafíos
experimentados durante el viaje de los venezque se informaron con mayor
frecuencia en los 11 países, en orden de frecuencia, fueron falta de
recursos financieros, escasez de alimentos, falta de un lugar para dormir,
inseguridad, falta de transporte, problemas con los documentos de viaje,
falta de información y preocupaciones de salud. En Guyana, el 80 por
ciento de los encuestados expresó su preocupación por la inseguridad
alimentaria, mientras que el 91 por ciento en Colombia experimentó
problemas financieros durante el viaje.
- Una proporción
significativa de encuestados en varios países encuestados reportó acceso a
la atención médica: Brasil (87 por ciento), Chile (80 por ciento),
Paraguay (61 por ciento), Costa Rica (59 por ciento) y Trinidad y Tobago
(57 por ciento). En contraste, el 62 por ciento en Guyana informó no tener
acceso.
- Pocos encuestados
dijeron que tienen la intención de regresar a Venezuela; en todos los
países excepto Colombia, el 5 por ciento o menos indicó una intención de
regresar. Mientras que el 17 por ciento en Colombia declaró que tenía la
intención de regresar, el 58 por ciento dijo que planeaba
permanecer en Colombia y el 24 por ciento expresó su deseo de
seguir adelante. Para los otros 10 países, más de las cuatro quintas
partes dijeron que planeaban permanecer donde estaban.
- Un número
significativo informa que envía remesas u otros recursos a los
dependientes en Venezuela. Casi tres cuartas partes de los encuestados en
Trinidad y Tobago, el 56 por ciento en Ecuador y el 53 por ciento en
Paraguay lo hicieron. Las proporciones fueron menores en Argentina (26 por
ciento) y Costa Rica (21 por ciento).
Tomado de: https://news.un.org/es/story/2020/08/1479612
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