Tal Cual 16 de diciembre de 2020
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Analistas
consideran que la consulta opositora fue sólo una medición de fuerza popular,
pero sin efecto en el plano político
El 12 de diciembre se llevó a cabo de forma presencial
la consulta popular convocada por la Asamblea Nacional y la oposición
venezolana. En el primer boletín, con el 87% de los votos escrutados, el Comité
organizador del evento electoral aseguró que seis millones de venezolanos
habían participado en el proceso. Sin embargo, tres días después parte de esas
cifras cambiaron.
En el segundo informe sobre los resultados, presentado
este lunes 13 de diciembre, aseguraban que sólo 72% de la población que votó de
forma digital había completado su participación, por lo cual se infiere que la
cantidad total de votantes disminuyó.
Ante ese escenario, y tomando en cuenta muchos otros
aspectos de la consulta, se ha afirmado que este evento fue un ejercicio que
midió la fuerza popular de la oposición, pero que no tuvo ningún efecto en el
plano político. Expertos en el tema discutieron al respecto en el foro de TalCual «Consulta popular, ¿funcionó esa baraja?
El politólogo Ricardo Sucre Heredia aseguró que si
bien la consulta funcionó en cuanto a la expresividad política del sentido de
la manifestación, porque tuvo una respuesta organizativa de parte de parte de
la sociedad civil que terminó legitimando la oposición de Juan Guaidó, no
surtió efecto en lo que concierne al apoyo internacional. Hasta el momento sólo
se ha pronunciado sobre ella el ahora embajador de Estados Unidos ante
Venezuela James Story.
«La consulta fue una bala de plata que revivió los
momentos de enero 2019 y 2017, pero funcionó parcialmente. funcionó porque que
se observó la manifestación de un piso de la población, si tomamos las cifras
internas que fueron revisadas en un segundo boletín, de por lo menos tres
millones de personas, 16% de todo el registro electoral. Y si sumas el resto,
tienes un segundo piso 25-30», explicó el profesor Sucre.
En tal sentido, dijo también que el proceso consultivo
se planteó solamente como una forma de protesta, pero sin estrategias que
encararan lo que pudiese pasar el día después. Consideró a demás que nunca se
tuvieron objetivos claros perdurables en el tiempo: al principio el fin de la
consulta era legitimar la continuidad administrativa de la Asamblea Nacional;
luego se convirtió en una protesta en rechazo a las parlamentarias del 6 de
diciembre; y finalmente terminó con el lema «la consulta mató al fraude».
Un discurso desfasado
El politólogo señaló también que el discurso de la
oposición en torno a la consulta estuvo desfasado, pues las preguntas que
hacían, a su juicio, se hicieron más pensando en que se estaba en un contexto
similar al de 2019 o al de principios de 2020, y no en la urgencia política por
la que está atravesando el país actualmente.
«Si se pude comparar el 6 de diciembre con el 12 de
diciembre, tratando de ver los números brutos, se ve que la política en
Venezuela la hacen minorías activas, pero el gran país se siente ausente en el
plano político, porque no hay un discurso que conecte con ellos», sentenció.
En ese punto también coincidió el director de la
encuestadora Delphos, Félix Seijas, quien indicó que la oposición tuvo un gran
obstáculo para informar a los venezolanos sobre ese evento: el poco acceso a
los medios, que sí, muy por el contrario, tienen el gobierno de Nicolás Maduro.
Por eso, consideró que la promoción de la consulta popular fue lenta y
insuficiente, porque no se hizo con la antelación pertinente.
«La oposición está vetada de los medios de
comunicación. Tiene que ir en subida, en camino con piedras. Entonces, la
manera de llegarle a la gente es mucho más lento. Menos de la mitad de la
población estaba enterada de la consulta a menos de una semana de que se
celebrara el evento electoral, lo que suponía de entrada un obstáculo», reseñó.
Mencionó entonces que la ciudadanía sentía que se
estaba reeditando un evento que no tuvo en éxito en el pasado, en referencia a
la consulta realizada en 2017 en rechazo a la instalación de la asamblea
constituyente.
«La energía estaba allí, pero en un estado latente,
esperando de nuevo algún tipo de conducción. Las expectativas no se cumplieron,
y los venezolanos sintieron que quizá era otra batalla perdida. La oposición
dura sigue siendo movilizable, porque se considera que dentro de la oposición
es un liderazgo legítimo, pero ese es un número que tiene un tamaño, que es
menos de 30% de la población. Plantearlo como algo que moviese a 60% del
electorado no era realista», agregó.
Precisamente para recuperar espacios, perdidos por
abandono de la oposición y también por el aumento del autoritarismo de parte
del régimen de Nicolás Maduro, el profesor Sucre señala que es necesario que se
platee un mensaje que trate de alinear a todos los públicos hacia las garantías
electorales. «Alinear el discurso y si el tema es orientar hacia una elección
parlamentaria y presidencial como la solicita la oposición de la AN, hay que
hacerlo», explicó.
Dijo además que debe mantenerse un mismo hilo político
dentro del discurso, que no puede cambiar «si Biden te pica el ojo».
¿Qué sobre el plano internacional?
Para Sucre existe un problema dentro de la oposición
venezolana, ya no de liderazgos, sino de hegemonía, pues consideró difícil que
las visiones estratégicas de todos los actores opositores se logren conciliar
porque parten de premisas diferentes.
Por otro lado, la politóloga y también columnista
de TalCual, Ana Milagros Parra, dijo que el presidente
interino, Juan Guaidó, debe construir una estrategia coherente pueda presionar
tanto afuera como en la política interna. Dijo además que si bien hay capital
político latente en el país, el descuido de la vocería opositora hizo que no se
plantearan estrategias en torno a la consulta popular.
Finalmente, sobre el respaldo de la comunidad
internacional hacia Guaidó, Sucre advirtió que es claro que van a ratificar su
respaldo, pero «hay que ver en qué términos». Cree que existirá la continuidad
de su reconocimiento, pero sin saber en qué términos.
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