Por Marino J. González R.
La pandemia entra en el
segundo año. A finales de 2019, solo en China se habían registrado los casos de
neumonías atípicas que terminarían siendo conocidas como casos de covid-19. Fue
apenas a principios de 2020 que la OMS recibió la notificación de las autoridades
chinas. A partir de ese momento, el mundo ha experimentado la severidad de la
pandemia, con afectaciones en todas las facetas de la vida social.
Cierra 2020 con el gran
avance representado por las distintas vacunas que ya están disponibles contra
covid-19. En algunos países, como Reino Unido, Estados Unidos, Rusia o
China, se ha comenzado la administración de las vacunas, aunque no todas ellas
han estado sometidas a los mismos procedimientos de evaluación por las agencias
reguladoras. Pero lo cierto es que la perspectiva de que se pueda vacunar a la
población en los próximos meses, constituye una excelente noticia.
Dado que la vacunación
de una proporción alta de la población no se puede conseguir tan rápido, es
conveniente visualizar los posibles cursos de la pandemia en los próximos
meses. Queda muy claro que, incluso en los países más avanzados, la pandemia
requerirá atención significativa en el 2021.
Los próximos meses son
de especial preocupación porque, aunque esté disponible la vacuna, la tendencia
de la infección en las semanas por venir está vinculada con las medidas de
prevención que deben seguir las personas en esta fase final del año. Ya existen
evidencias del aumento de casos en muchos países europeos, por ejemplo.
Luego de superados
estos dos o tres meses próximos, queda ya de parte de los sistemas de salud de
los países más avanzados garantizar que la vacuna sea administrada a la mayor
cantidad de personas en el menor tiempo posible. Por lo tanto, se podría
estimar que, para finales de 2021, en la mayoría de estos países la situación
de la pandemia ha debido mejorar significativamente.
Lamentablemente, esta
no es la situación esperable en áreas como América Latina. Sabemos que el
número de casos en la región ha representado el 19% de los casos totales, y
casi el 30% de los fallecimientos en el mundo.
Estas proporciones
superan ampliamente el 8% de la población mundial, que es la correspondiente a
América Latina. Por otra parte, en la gran mayoría de los países, a la fecha,
no se ha controlado la pandemia, situación muy diferente a la de Europa.
Si bien es cierto que algunos
de los países de la región ya han aprobado la utilización de la vacuna, la
puesta en marcha de la logística necesaria estará condicionada por las
restricciones estructurales de los sistemas de salud. Se puede estimar,
entonces, que la pandemia avanzará mucho más hasta que se puedan tener los
efectos de la vacunación. Esto significa que muy probablemente en muchos países
de la región se sigan registrando más de 100 casos diarios nuevos de covid-19
por millón de habitantes, esto es, 10-15 veces más que en las fases de control
de la mayoría de los países europeos.
La consecuencia de esta
prolongación en la magnitud de los casos nuevos tendrá efectos más intensos en
la provisión de los servicios de salud. Ya sería el segundo año consecutivo en
el que la prioridad en la asistencia de los casos de covid-19 impedirá la
realización cabal de las actividades de prevención y tratamiento de los otros
problemas de salud. Es más, podría decirse que el conocimiento de la magnitud
de estas brechas de atención requerirá mucho más tiempo que la duración de la
fase crítica de la pandemia.
El hecho de que los
casos de covid-19 puedan reducirse con la administración de las vacunas no
significa que vayan a desaparecer. Todas las evidencias indican que covid-19
tendrá una presencia significativa por un tiempo considerable. Esto implicará
cambios financieros, organizativos y de servicios que, por supuesto,
encontrarán a los sistemas de salud con restricciones significativas.
En este contexto,
alcanzar la cobertura universal de salud, establecida en los Objetivos de
Desarrollo Sostenible para el año 2030, sufrirá retrasos considerables,
especialmente si agregamos a los efectos en los sistemas de salud, los que se
están produciendo en las economías y en los sistemas de protección social de
América Latina.
Es por ello que 2021
será un año de avances con respecto a las fases más agudas de la pandemia, muy
vinculados a las capacidades institucionales de los sistemas de salud, pero
en modo alguno significará una solución de fondo. Lo que sí debe traer el nuevo
año es una reflexión profunda, en los liderazgos generales de la sociedad,
sobre las implicaciones de la pandemia para los ya deteriorados niveles de vida
de los latinoamericanos. La pandemia ha puesto al descubierto grandes restricciones.
Ojalá en 2021 también se puedan empezar a construir las nuevas alternativas.
Marino J. González es
PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional
de la Academia Nacional de Medicina.
23-12-20
https://talcualdigital.com/como-puede-evolucionar-la-pandemia-en-2021-por-marino-j-gonzalez-r/
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