Catherine Medina Marys 16 de febrero de 2021
@cdmmarys
La
autora presentó el año pasado Los distintos un cuento infantil contado a dos
voces por dos niños que deben abandonar España a causa de la Guerra Civil y
encuentran refugio en Venezuela. El título fue reconocido recientemente por la
New York Public Library como uno de los cuentos infantiles más destacados de
2020
Mónica Montañés habla de Los distintos con
la ternura propia de una mamá refiriéndose a su hijo recién nacido. Este, su
último libro, comenzó a gestarse en Valencia, Carabobo, durante la Feria del
Libro de la Universidad de Carabobo (Filuc), y vio la luz el año pasado en
Valencia, España, país donde reside actualmente.
El año pasado, la New York Public Library reconoció
a Los distintos dentro del conteo de libros más destacados de
2020. “¡Yo no sabía que me podía ganar eso!”, confiesa Mónica con una gran
sonrisa.
A través de Zoom, muestra su libro con orgullo. Lo
toca, explica lo suave que es y lo tierno de su forma cuadrada. “No es porque
sea mi libro, pero es que es bonito. Es hermoso. Y puedo decirlo porque yo no
intervine en que fuera tan bello. Eso es gracias a la edición y a sus dibujos”,
describe halagada, feliz.
Los distintos, su
último libro, está dirigido al público infantil, fue ilustrado por Eva Sánchez
y editado por Ediciones Ekaré. Consiste en la historia de Socorro y Paquito,
dos hermanitos españoles que deben huir de la Guerra Civil y empezar una vida
nueva en Venezuela.
El libro tiene 52 páginas y puede examinarse en la
página de Ekaré. Aún no ha llegado a Venezuela y su recepción en el público
extranjero ha sido tan inesperada como positiva. Su autora cuenta que colegas
periodistas lo han leído para hablar con sus padres o abuelos de ese tema. “La
guerra fue un tema del que no se habló nunca en familia”, explica.
Otro hallazgo: editores le han contado a Mónica que el
libro lo compran abuelas y abuelos como regalo para sus nietos. “Los
distintos está sirviendo como una excusa para que estos adultos, que
al momento de la guerra eran niños, puedan contar su historia a través de la
mía”, relata.
La historia de Paco y Socorro
En la Filuc del año 2016, se rindió un homenaje a los
bibliotecólogos. Mónica Montañés fue invitada para hablar sobre su tía Amparo
Montañés, destacada y reconocida en el área. “Hablar de ella fue fácil, porque
ya yo venía de hablar con mi abuelo sobre su vida en la guerra”, cuenta.
“Siempre es el hombre el que carga con un peso heroico
en las guerras, pero nunca se habla del papel de la mujer, que se quedaba sola,
encargada del hogar y de los niños”, relata Mónica, cuya obra dramática ha
estado influida por el agobio, las preocupaciones y dificultades que enfrenta
la mujer contemporánea.
Y es que, a medida que Mónica tejía la historia de su
abuelo, comenzaron a relucir (con frecuencia) las voces de su abuela, su padre
José y su tía Amparo como personajes. Entonces un buen día, Ekaré le pidió a la
autora que escribiera un cuento donde se observara la migración, la guerra y la
posguerra desde los ojos de un niño. Así nacieron Los distintos.
Con frecuencia, los recuerdos de la tía Amparo y el
padre de Mónica no solo eran distintos, sino que se contradecían. Para ella, el
hecho de que discutieran sobre la veracidad de sus recuerdos “era muy rico, ya
que pude tener versiones distintas. Era como ver a dos niños, cada uno contando
cosas distintas”.
Por eso, Los distintos se cuenta a
dos voces, siendo estas las de Paquito y Socorro, cada uno representando a los
familiares de su autora. Ahora, el reto era escribir como un niño. “Mi reto más
importante fue escribir como escribiría un niño, con las cosas que le
preocuparían a un niño. No quería parecer un adulto haciéndose pasar por dos
niños”, rememora Montañés.
En el imaginario de su padre, todas las anécdotas de
su niñez tenían que ver con la comida o con la ausencia de comida. La tía de
Mónica, en cambio, era de esas niñas a las que no les gustaba comer. En Los
distintos, la autora recrea estas situaciones, aderezadas con las preocupaciones
propias de un niño: la hora de la merienda, los compañeritos, sus horas en el
colegio.
“Cuando al fin mi abuelo pudo pedirle a su esposa que
se reunieran, envió una carta desde Venezuela. Ni mi abuela, y mucho menos los
niños, sabían qué país era ese. Tuvieron que buscar un mapamundi”, cuenta
Montañés con una sonrisa gigante.
De hecho, hay un cambio palpable en Los
distintos cuando Paquito y Socorrito dejan España con su mamá y viajan
en barco a Venezuela. “Eva Sánchez dibujó las páginas del cuento donde se habla
de la Guerra Civil y la situación en colores pasteles, opacos. Y en el momento
en el que se embarcan a Venezuela, el libro se llena de colores vibrantes”,
cuenta.
Montañés explica que la pequeña familia de su padre
nunca se lamentó, ni sentía esa añoranza opresiva que suelen tener algunos
migrantes cuando piensan en su tierra natal. Más bien, acogieron todo lo
venezolano. Su padre, el niño comilón, le contó que, al recibirlos en el
puerto, su abuelo los llevó a comer a un restaurante.
“Mi papá decía que las cestas de pan iban y venían,
como si el pan creciera en los árboles. Era la primera vez que podía comer pan
sin tener que obedecer al racionamiento”, recuerda Mónica. Su tía, en cambio,
se maravilló ante la existencia de los refrescos, que otro inquilino de la
pensión donde vivían llevaba cada viernes sin falta, para los niños.
La Mónica migrante
Mónica Montañés se fue a vivir a España en diciembre
de 2017, con una maleta y nada más. “Migrar es un ejercicio de humildad muy
duro”, afirma con un tono serio. Es la primera vez, en toda la entrevista, que
no deja escapar alguna sonrisa, algún comentario gracioso. “Todos estos años de
espera para que Los distintos viera la luz han sido como una ramita que me
ayudó a aferrarme de algo”.
De tener una sólida reputación en Venezuela como
escritora del célebre monólogo El aplauso va por dentro, o de telenovelas como
Guerra de mujeres, Para verte mejor o Voltea pa’ que te enamores, pasó a ser
una desconocida que rentaba cuartos de la empresa Airbnb, una plataforma que se
dedica a la oferta de alojamientos a turistas y particulares.
Cuando le preguntan en qué ha trabajado, se sorprende.
“Ay, ¡he hecho de todo!” y ríe, como lo ha hecho en toda la entrevista. “Me ha
tocado estudiar, hacer otro tipo de cosas distintas a las que había hecho en
Venezuela”, el país donde se cimentó su fama, donde están sus amigos, donde
siguen cayendo mangos en el piso y su dueño es quien los recoge.
Con frecuencia y mientras trabajaba con su hija para
Airbnb, se preguntaba si alguno de sus huéspedes sabría quién era ella. “Y era
entonces cuando me respondía que seguía siendo una escritora, porque hay un
libro mío en camino”.
Es escritora. Nunca dejó de serlo. Lo es en España,
lejos de su hogar, pero en el país de su familia que, como ella, tuvo que
empezar desde cero en otro lugar.
Tomado de: https://elpitazo.net/entrevistas/monica-montanes-migrar-es-un-ejercicio-de-humildad-muy-duro/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico