Por Froilán Barrios
La comunicación entre
adversarios políticos forma parte del “savoir faire” de quienes acceden o
aspiran a los poderes públicos, por tanto, el diálogo-negociación no es un
escenario que deba ser criminalizado a priori, al ser preferible a desenlaces
de guerras civiles que paradójicamente culminan en mesas de negociación. Quien
lo dude simplemente vea la historia reciente del siglo XX plena de casos a
nivel planetario.
En el caso de Venezuela
ningún factor político gubernamental u opositor puede pretender tener
exclusividad sobre el tema, aun cuando es la población que está en el país y la
diáspora quienes han sufrido las penurias, su opinión no fue consultada sobre
el contexto de la negociación, otorgándole el deber y el derecho a cada
ciudadano de opinar libremente sin temor a descalificaciones de cualquier
sector.
No se debe olvidar que
ya hemos sufrido durante estos 22 años las decepciones y el desencanto de más
de 10 convocatorias a diálogos, mesas, encuentros, donde todas han terminado
con la burla gubernamental, la acentuación de la represión y la barbarie de una
economía del hambre y la subsistencia que ha motivado a la estampida poblacional
de mayor magnitud mundial.
Uno de los presupuestos
para que haya éxito entre contrarios son los niveles de representatividad o
reconocimiento de la población, a quienes se sientan en las conversaciones de
México, tanto del gobierno como de la oposición. En este escenario ambos están
en deuda, del lado de la dictadura las primarias del pasado 8 de agosto
demostraron que su pueblo se fue a otra parte, tan solo participó 25% de la
militancia de 8 millones del PSUV; y del lado opositor, el gobierno interino, quien
llegó a recibir el respaldo en 2019 de 75% de la población, hoy a duras penas
rasguña un 15%.
Esa condición obligaba
el gobierno interino a conformar una delegación mixta más representativa de un
país desmembrado y fracturado; por el contrario, no lo hizo, a trastiendas se
sientan personajes que poco le significan a un pueblo diezmado y empobrecido.
En lugar de integrar una representación conjunta con empresarios, trabajadores,
iglesia, académicos, como siempre, solo designaron a los desacreditados representantes
del G4.
A simple vista se identifica un desequilibrio entre los adversarios, uno es avezado y torcido, todos formados en la escuela del terror, cuyos integrantes actuales connotados son Lukashenko de Bielorrusia, Ortega de Nicaragua, Díaz-Canel de Cuba, Putin de Rusia, Xi Jinping de China. La delegación de la dictadura madurista conoce la debilidad del adversario, quien se empeña en ver con los ojos ilusionados del puntofijismo a su contrincante. En realidad, no saben hacerlo de otra manera.
Estos en realidad le
han facilitado el desenlace de la reunión en México, al irse desmelenados en
tropel a las elecciones del 21 de noviembre con el CNE oficialista sirviéndole
a la estrategia de la tiranía, quien ya ofreció elecciones, siendo estas un
adelanto, para luego reafirmar las presidenciales de 2024.
De esta manera,
pretenderán desmontar los argumentos de la comunidad internacional democrática
con el tema de las elecciones libres, quien se ha mantenido firme en respaldo a
las aspiraciones del pueblo venezolano ante las tropelías de la dictadura,
ahora con más fuerza ante las acusaciones a la dictadura madurista como
genocida por parte de la Corte Penal Internacional.
El desaguisado de la
reunión de México lo ejemplifica la agenda de 7 puntos publicada por el
diario El Universal de México. De la lista, 6 puntos son derechos
políticos tratados en forma genérica, cuando su contenido debió partir, en
primer lugar, de acordar como urgente la vacunación para toda la población. En
Venezuela solo se ha vacunado a 8% de la población, el último registro del
continente; en segundo lugar, la libertad plena de todos los presos políticos;
en tercer lugar, la entrada masiva de ayuda humanitaria, ante la hambruna que
se expande por el territorio nacional; en cuarto lugar, libertad de expresión
plena y cese de la persecución a los medios de comunicación; en quinto lugar,
la reconstrucción de la economía nacional y posteriormente, la convocatoria a
elecciones y renovación de todos los poderes públicos
Ambos sectores han montado
un tinglado de hechos cumplidos que poco le significan a la población diezmada
y empobrecida, que poco espera según las encuestas de una mesa de negociación
distanciada de las aspiraciones democráticas y de vida digna del pueblo
venezolano, siendo lamentable que ambos factores no tomen en cuenta el terrible
daño que se le ha hecho al país a lo largo del siglo XXI.
25-08-21
https://www.elnacional.com/opinion/la-reunion-de-mexico-una-negociacion-de-espaldas-al-pais/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico