JOSÉ MELÉNDEZ 22 de agosto de 2021
@JosMelndez3
El
presidente interino de Venezuela, , anticipó ayer que si en el diálogo que
empezó el 13 de este mes en México entre oficialistas y opositores de su país
se logra un acuerdo para rescatar la democracia venezolana y avanzar a comicios
libres, justos y verificables, el proceso repercutirá en la “democratización”
de Cuba y Nicaragua.
En
entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL, Guaidó dijo que de México “podría
surgir la solución a lo que la catástrofe venezolana representa para América”.
La
negociación de ambos bandos venezolanos en la capital mexicana, cuya primera
etapa se realizó del 13 al 15 de este mes y la segunda será del 3 al 6 de
septiembre próximos, será crucial para el hemisferio, recalcó en la entrevista,
que se realizó entre Caracas y San José en un enlace de audio y video por
internet.
De 38
años, casado con la venezolana Fabiana Rosales en una unión de la que nació
Mariana, e ingeniero industrial, el opositor Juan Gerardo Antonio Guaidó
Márquez emergió a la escena política mundial en enero de 2019.
Como
presidente de la Asamblea Nacional, Guaidó desconoció la reelección
presidencial en 2018 de Nicolás Maduro para el periodo 2019-2025 y, apegado a
la Constitución de Venezuela, alegó que fue ilegal y el 23 de enero de 2019 se
proclamó como presidente interino de la nación.
Ese
día lanzó tres metas: terminar la usurpación presidencial de Maduro, dirigir un
gobierno transitorio y llamar a comicios libres para el regreso de la
democracia.
El
mandato de Maduro fue desconocido por más de medio centenar de gobiernos que
reconocieron a Guaidó.
Con
dos mandatarios, la pugna ahondó la peor crisis socioeconómica en Venezuela del
siglo XXI por falta o encarecimiento de medicinas, alimentos y artículos
básicos, hiperinflación, devaluación y deterioro salarial, en un éxodo de más
de 6 millones de venezolanos al exterior.
Comitivas
de Maduro, en defensa del socialismo y con Rusia como país amigo, y de Guaidó,
a favor del capitalismo y con Holanda, abrieron el 13 de este mes en la Ciudad
de México una fase de diálogo tras el fracaso
de
vías similares en República Dominicana en 2016, 2107 y 2018, y en Noruega y
Barbados en 2019.
Con
mediación de Noruega, un punto vital será que, a cambio de que Maduro se
despoje del control electoral por el que se tildó de fraudulento, e inserte
profundas reformas para que haya elecciones libres, justas y verificables.
Estados Unidos flexibilizaría las sanciones económicas contra Caracas que
golpearon las finanzas oficialistas.
EU
alegó que Maduro violó los derechos humanos y la libertad, reprimió a sus
rivales y rompió el orden constitucional. Maduro rechazó los cargos y
responsabilizó a la “guerra económica” de los líos internos, por lo que la
exigencia de que EU levante las medidas punitivas será su prioridad en México.
¿Se
juega usted su última carta en México?
—La
democracia siempre tiene espacio de lucha, conquista y desarrollo. En Venezuela
no estamos en una contienda de tú a tú. Esa es una distorsión que ha querido
vender la dictadura. Nos agrupamos para construir unidad y, en este momento,
con la Plataforma Unitaria como oposición legítima.
Lidero
este proceso para recuperar la democracia y equiparar la vulnerabilidad con la
que nos enfrentamos a la dictadura. Mientras estamos conversando, mi equipo [de
aliados políticos] sigue en la clandestinidad.
En los
medios de comunicación venezolanos no se me puede llamar ni siquiera por mi
nombre o hacer referencia, porque censuran al medio.
Una
mesa de negociación no es un acuerdo: es una propuesta para solucionar la
terrible catástrofe humanitaria de Venezuela, recuperar la democracia y
convertir la ruta electoral en una solución si hay condiciones y garantías.
Reducir
esto simplemente a Juan Guaidó y a la alternativa democrática sería minimizar
un proceso muy complejo que nos ha tomado años consolidar, para llevar la dictadura
a una mesa, en la que es una de las partes.
Queremos
discutir garantías políticas y electorales, cronograma electoral, levantamiento
progresivo de sanciones [de EU], respeto a la Constitución, resarcir a las
víctimas, cese de la violencia de la dictadura y seguimiento al proceso.
Si se
fracasa en México y Maduro siga inamovible, ¿hay plan B?
—No
partimos de la buena fe de la dictadura, que no está inamovible y depende de
financiarse con narcotráfico y ‘oro de sangre’ [minería ilegal], de ápices de
reconocimiento y legitimidad. Por eso, celebró iniciar el proceso en México:
tiene necesidades.
Para
los venezolanos, lamentablemente, que no haya acuerdo significa profundizar el
conflicto. Maduro no puede gobernar, no tiene cómo. El régimen se robó los recursos
de Venezuela.
Que el
régimen evite o diluya el acuerdo sería negativo para los venezolanos y mayor
presión a Maduro. El conflicto es muy doloroso, sólo comparado con indicadores
de países en guerra.
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